Un tiempo de quietud con Jesús
Yo tengo un Dios único, nada ni nadie se le compara. Tengo un Dios que se me revela, tengo un Dios que se hace carne, tengo un Dios que se hace pobre. Tengo un Dios que me perdona, y me perdona siempre.
La ESPIRITUALIDAD es una dimensión del ser humano tan necesaria para su supervivencia como los latidos del corazón, sin ella, el ser humano estaría incompleto.
Desde la perspectiva cristiana y evangélica metodista, la espiritualidad es la conciencia de la comunión con Cristo Jesús a través del Espíritu Santo. La espiritualidad se profundiza en tanto vamos recorriendo el camino de la Santificación, buscando llegar a una profunda relación con Jesucristo. Ése es el camino, dejarse inspirar a través de las guías para ser transformados personal y comunitariamente por el Espíritu de Jesús.
Yo tengo un Dios único, nada ni nadie se le compara. Tengo un Dios que se me revela, tengo un Dios que se hace carne, tengo un Dios que se hace pobre. Tengo un Dios que me perdona, y me perdona siempre.
Somos invitados e invitadas a nacer de nuevo, desnudos/as de todo aquello que nos separa de su amor. Somos seducidos/as a abrirnos al Misterio del Dios con nosotros: Emanuel.
¿Qué niño es este que al dormir en brazos de María pastores velan, ángeles le cantan melodías?
Ese Dios que estuvo atento a buscar a una jovencita para que sea la madre de su hijo, está atento a buscar a todos aquellos que queremos ser hijos suyos, hermanos del mismo Jesús.
Adviento es tiempo de provocación y la profecía de Isaías nos provoca a buscar un Salvador Isaías 61.1-3, 8-11 La humanidad necesita urgentemente un Salvador, pero un salvador que no sea...
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¡¡¡Qué lindo!!! ¡Qué lindo! si lo anunciado comenzara a ser historia Fueran felices los pobres y rieran los que lloran ¡Qué lindo! si al despertarnos nos halláramos hermanos Sin codicia en...
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Haz, Señor, que este Adviento nos empuje hacia ti; nos ayude a vivir centrados en tu Hijo Jesucristo. Que sea un tiempo de salvación. Un tiempo de encuentro y de conversión.
Paz y bien amada hermandad. Mi deseo de que el Señor ilumine sus prácticas pastorales amorosas. “Porque nuestro Dios, en su gran misericordia, nos trae de lo alto el sol de...
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Paz y bien amada hermandad. Mi deseo de que el Dios de vida buena acompañe, animando y fructificando sus ministerios amorosos y fieles. «Yo no soy profeta, ni hijo de profeta....
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Demos gracias al Señor que las dejó en su Palabra, busquemos profundidad entre sus letras y saquemos del corazón una nueva canción.