Paz y bien amada hermandad
Que esta Semana Santa sea en cada uno y cada una de ustedes y en las comunidades de fe, el encuentro con lo inmenso de un amor que sobrepasa todo conocimiento, que nos brinda razón para maravillarnos y la audacia para recomenzar una y otra vez.
“…mientras estaban cenando, se levantó de la mesa, se quitó la capa y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura”.
Juan 13:4-5
Jesús en medio de todos, actúa sirviendo y da el ejemplo:
- Se levanta de la cena
- Se quita el manto
- Se ciñe la toalla
- Echa agua en la palangana
- Se pone a lavarles los pies
- Los seca con la toalla que se había ceñido
Jesús rompe nuestros esquemas. Sabe y conoce, siente y actúa con coherencia.
Por su acción ejemplificadora estamos llamados/as al servicio con amor reparador, que sana y devuelve la dignidad y la libertad a hombres y mujeres.
A Dios nadie lo ha visto nunca, fuera del hijo. Pues Dios es insignificancia a los ojos del mundo, es poder en la debilidad, es luz en el anonimato, es amor arrodillado. Dios es el otro y la otra.
Si la vocación es el sacerdocio universal de las y los creyentes, los pies son la base del cuerpo, lo sostienen. Nuestros pies han caminado mucho…
Te invito a que pienses en tu recorrido por el camino de la vida y en tus propios pies, aunque no siempre bellos, son frágiles y sensibles, cómo así también los de nuestros prójimos. Jesús se ocupa de los pies y nos envía a hacer de la misma manera y con su mismo espíritu.
Abrazo fraterno/sororal!
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo
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