Nos propusimos en esta nueva edición, acompañar el tiempo de Navidad en clave de Bienaventuranzas, una manera de acercarnos al dolor que producen la soledad, la distancia, los despojos y al mismo tiempo descubrir la presencia amorosa de nuestro Dios que se nos ofrece esperanza viva, transformando la vida que duele, en vida que se goza en la buena noticia: Ha nacido el Salvador!
Las bienaventuranzas hablan de personas con muchos conflictos (los pobres, los que lloran, los perseguidos), pero también es cierto que el Señor les agrega lo que vendrá, lo que les tiene reservado (el Reino, consolación, el reconocimiento como hijos de Dios). Y esta es la invitación a la esperanza, entre lo que está pasando (o nos está pasando) y el nuevo tiempo que el Padre nos tiene preparado.
Bienaventuradas las personas que, sin conocerlo, fueron al encuentro del niño Jesús, porque Dios estará presente en cada uno de sus gestos de cuidado y contención.
Bienaventuradas las personas que vieron la estrella y llegaron donde estaba el niño Jesús para adorarle con regalos, porque Dios bendecirá su actitud amorosa para el crecimiento de Su reino.
Bienaventuradas las personas que debieron salir de su país, porque Dios las recibirá en nuevas tierras donde se sentirán a salvo.
Bienaventuradas las personas que debieron salir de su país, porque Dios las recibirá en nuevas tierras donde se sentirán a salvo.