Ir al encuentro del niño Jesús
Bienaventuradas las personas que, sin conocerlo, fueron al encuentro del niño Jesús, porque Dios estará presente en cada uno de sus gestos de cuidado y contención.
Después de que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: -¡Vayamos corriendo a Belén para ver esto que Dios nos ha anunciado! Los pastores fueron de prisa a Belén, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Lucas 2:15-16 (TLA)
Brindar gestos amorosos de cuidado y contención… A niños, niñas y adolescentes vulnerados… Velar por la reparación y restauración de sus heridas… las 24 horas, los 365 días del año…
Esa es la tarea, a la que como Iglesia fuimos llamados hace ya 120 años y que procuramos sostener y continuar hoy, en la figura de la Fundación. Las páginas de El Estandarte Evangélico reseñaban así aquel llamado:
“En las actas de la Conferencia Anual de 1902, leemos este informe de una comisión: -En vista de las apremiantes necesidades de nuestra Misión de un Orfanatorio Evangélico, recomendamos el establecimiento, cuanto antes, de una institución que llene este objeto. El Sr Nicolás Lowe, generoso amigo de la Misión, ha donado un extenso terreno en Mercedes para ese fin, y a nosotros nos ha impuesto la obligación de llevar adelante su benéfico proyecto-…”
J.P Howard, EEE, Número del Jubileo, 1911
Y en ese mismo 1902 nació el “orfanatorio”, acomodado provisoriamente en un espacio anexo al Templo Metodista de la ciudad, hasta la construcción de un nuevo edificio, finalmente inaugurado en 1922 y devenido hoy en el “Hogar Convivencial Nicolás Lowe”.
En el año 2000, y ya bajo la administración de esta Fundación, creada por la IEMA en 1991, se abrieron las puertas de un segundo espacio de servicio, el Pequeño Hogar de Villa Sarmiento, ubicado en el partido de Morón, que se sumó así a su histórico “hermano mayor” de Mercedes.
Grande y profunda ha sido la transformación en la manera de concebir y abordar los problemas de la niñez en riesgo y muchos los desafíos afrontados para dar continuidad a aquel legado, hasta nuestros días.
Un proceso de reforma legislativa culminado en 2005, introdujo significativos cambios en la concepción, organización, y prácticas en materia de protección de los derechos de la infancia. El objetivo de los Hogares bajo este nuevo paradigma, es brindar atención específica y personalizada a niños, niñas y adolescentes que deben separarse de su medio familiar por circunstancias de extrema gravedad que amenacen o causen perjuicio a su salud física o mental. Ello significa, asegurar la adecuada atención de salud psicofísica, alimentación, vestido, alojamiento, recreación, capacitación y orientación, acciones todas encaminadas a su desarrollo sano y armónico. Implica también participar activamente en la construcción de un proyecto de egreso para cada chico, con miras al restablecimiento de sus derechos. Las opciones incluyen el retorno a su medio familiar –la más deseable-; el dar lugar a la adopción (en caso de no superarse las causas que obligaron la salida del ambiente de origen), o la construcción de un proyecto autónomo.
Con el esfuerzo y dedicación de varias generaciones de hermanas y hermanos, el Señor nos ha permitido hasta aquí, servir a sus hijos pequeñitos, los más vulnerables y amados, a través de una obra que se ha constituido en la más antigua en funcionamiento ininterrumpido entre las desarrolladas por la iglesia metodista en el país. Numerosos “ex alumnos” continúan dando, hoy como ayer, testimonio del cuidado amoroso y de la semilla de fe recibida en el tiempo de su paso por nuestros hogares. Lamentablemente, el deterioro de la situación económica general está ejerciendo un efecto deletéreo sobre la posibilidad de sostenimiento de la obra, lo cual nos preocupa –y ocupa- seriamente. La renovación generacional del equipo de conducción de la fundación constituye otro de nuestros especiales motivos de oración. Reiteramos nuestra confianza en Dios, con cuya ayuda y la de muchos hermanos y amigos podremos, como iglesia, continuar sirviendo a nuestros hermanos más pequeños.
Nos aprestamos a celebrar con alegría y gratitud, la llegada del Señor, que se hizo uno como nosotros, por amor. Como los humildes pastores de aquella misteriosa noche, somos todas y todos especialmente llamados al encuentro de estos niños, para ofrecerles –en su bendito Nombre- nuestros gestos amorosos de cuidado y contención. ¡Feliz Navidad!
Integrantes de la Fundación Nicolás Lowe
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