Un tiempo de quietud con Jesús
La oración es ese momento de verdadera comunión, donde nada es intransitable, donde todo se puede hablar porque hay un Espíritu que traduce y un Padre que nos ama y nos escucha.
La ESPIRITUALIDAD es una dimensión del ser humano tan necesaria para su supervivencia como los latidos del corazón, sin ella, el ser humano estaría incompleto.
Desde la perspectiva cristiana y evangélica metodista, la espiritualidad es la conciencia de la comunión con Cristo Jesús a través del Espíritu Santo. La espiritualidad se profundiza en tanto vamos recorriendo el camino de la Santificación, buscando llegar a una profunda relación con Jesucristo. Ése es el camino, dejarse inspirar a través de las guías para ser transformados personal y comunitariamente por el Espíritu de Jesús.
La oración es ese momento de verdadera comunión, donde nada es intransitable, donde todo se puede hablar porque hay un Espíritu que traduce y un Padre que nos ama y nos escucha.
DIOS NO TIENE FAVORITOS, El puede usar tu vida si tan solo le dices: “Dios mío, utilízame tal como soy”
En estos tiempos de desencuentro y confusión, resulta clave fortalecer una vinculación auténtica con el rostro misericordioso de Dios en Jesús y su papel transformador de la vida.
Y este Dios de la ternura, con ojos mansos y mirada de justicia nos enseña su camino a todos los que necesitan encontrar el verdadero, el que conduce hacia la vida plena.
En una sociedad del miedo y del odio es urgente afirmar modelos de construcción, que tengan que ver con hospedar al otro y la otra.
“Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho.”
Hagan brillar su luz delante de todos, para que puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
La oración es el espacio sagrado que tenemos con el Padre, es el lugar de abandonar nuestras cargas y el tiempo de renovarnos para el vivir día a día.
¿Nos tomamos nosotros, el tiempo para quedarnos con DIOS?
Hagan brillar su luz delante de todos, para que puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.