El devocional del Obispo
Hagan brillar su luz delante de todos, para que puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
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La ESPIRITUALIDAD es una dimensión del ser humano tan necesaria para su supervivencia como los latidos del corazón, sin ella, el ser humano estaría incompleto.
Desde la perspectiva cristiana y evangélica metodista, la espiritualidad es la conciencia de la comunión con Cristo Jesús a través del Espíritu Santo. La espiritualidad se profundiza en tanto vamos recorriendo el camino de la Santificación, buscando llegar a una profunda relación con Jesucristo. Ése es el camino, dejarse inspirar a través de las guías para ser transformados personal y comunitariamente por el Espíritu de Jesús.
Hagan brillar su luz delante de todos, para que puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
¿Nos tomamos nosotros, el tiempo para quedarnos con DIOS?
Debemos ejercer una crítica activa, oponiéndonos constructivamente a todo sistema que esté basado en el egoísmo, la hipocresía, la represión, la injusticia y la violencia institucionalizada.
Allí donde alguien lucha por su dignidad, por la igualdad, por ser libre... mírale a los ojos...
Bendito Jesús que sigues por los caminos, caminas nuestras veredas, llevando contigo tu vara y tu cayado para cuidar nuestros pasos.
“Yo los atraje a mí con cuerdas humanas, ¡con cuerdas de amor! Estaban sometidos al yugo de la esclavitud, pero yo les quité ese yugo y les di de comer.”
La presencia activa del Espíritu, hace que la iglesia no se repliegue o cierre sobre sí misma, sino que se abra y expanda a la misión universal.
Ahora que te encontramos resucitado, con vida para vivirla juntos, danos la fuerza y la alegría de servirte.
El relato nos habla de la evidencia del acontecimiento más importante de la fe cristiana, el pilar y fundamento de todo cuanto somos y creemos: la resurrección de Jesucristo.
En tiempos de desorden, de injusticias, donde vemos desmoronarse aún nuestras propias vidas, nuestros sueños y nuestros propios esfuerzos, el Señor también está cerca; también podrás acercarte a él pidiéndole clemencia, justicia, fuerzas y verdadera alegría.