Tiempo de ayuno y oración – Propuesta semanal para el 24 de junio
Encuentro con Dios
En estos días, meses, tan especiales, en este año tan peculiar, qué difícil se les hará a muchas personas, pasarlo sin temores, dudas, sin interrogantes. Con cansancio de estar encerrados/as o con poco margen de movimiento y tantos controles. Sí, se hace largo y agobiante.
No es necesario preguntarles ¡Para qué tanto sacrificio!! Ya lo saben…
Aquí es donde la voz de Jesús suena dentro de nosotros/as, de muchos, como un cálido murmullo que nos consuela y da fortaleza. ¡Qué no puede hacer nuestro Guía, nuestro Maestro, cuando nos encuentra, muchas veces, en la soledad!
Él les dice, nos dice, que enviará a su Espíritu para que nos haga recordar las enseñanzas de todas las cosas. Y si las recordamos y ponemos en práctica: ¿Qué temores tendremos?
¿Qué dudas nos podrán atacar? ¿Cómo no podremos dormir en calma por las noches?
Es tiempo de arrasar con la oscuridad porque Dios nos ha enviado a su Espíritu, fuente de luz, de confianza y poder y él nos ayudará a pasar por estos tiempos, no solas o solos, acompañadas de otras personas, que nos necesitan o que nosotros/as necesitamos. Ayudándonos, dándonos aliento y fuerzas para seguir adelante.
Recordemos siempre que Dios es nuestra fuerza, nuestra roca y salvación!
VBM Virginia
Salmo 29 DHH
(1b) Alaben al Señor, seres celestiales:
alaben el poder y la gloria del Señor,
2 alaben el glorioso nombre del Señor,
adoren al Señor en su hermoso santuario.
3 La voz del Señor resuena sobre el mar;
el Dios glorioso hace tronar:
¡el Señor está sobre el mar inmenso!
4 La voz del Señor resuena con fuerza;
la voz del Señor resuena imponente;
5 la voz del Señor desgaja los cedros.
¡El Señor desgaja los cedros del Líbano!
6 Hace temblar los montes Líbano y Sirión;
¡los hace saltar como toros y becerros!
7 La voz del Señor lanza llamas de fuego;
8 la voz del Señor hace temblar al desierto;
¡el Señor hace temblar al desierto de Cadés!
9 La voz del Señor sacude las encinas
y deja sin árboles los bosques.
En su templo, todos le rinden honor.
10 El Señor gobierna las lluvias;
¡el Señor gobierna cual rey eterno!
11 El Señor da fuerza a su pueblo;
el Señor bendice a su pueblo con paz.
Alabad al Señor
Alabad al Señor, naciones todas;
pueblos todos, alabadle
porque ha engrandecido
sobre nosotros su misericordia;
y la verdad del Señor
es para siempre. ¡Aleluya, amén!
Y la verdad del Señor
es para siempre. ¡Aleluya, amén!
ANÓNIMO DE AMÉRICA LATINA – Canto y Fe 168
Lectura del día
Juan 14:25-26 RVC
25 »Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes. 26 Pero el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, los consolará y les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que yo les he dicho.
El Gran Maestro; nos habla de su Colega, el Espíritu Santo, y nos dice un par de cosas básicas acerca de Él.
- El Espíritu Santo nos enseña todas las cosas. Hasta el fin de nuestro camino; pues, la persona es un aprendiz; porque le guía a mayores profundidades de la verdad de Dios. El creyente cristiano no tiene disculpa para tener una mente cerrada. La cristiana(o) que piensa que ya no tiene más que aprender, es un cristiano que ni siquiera ha empezado todavía a entender lo que quiere decir la fe en el Espíritu Santo.
- El Espíritu Santo nos recordará lo que ha dicho y nos sigue diciendo el mensaje de Jesús. Esto quiere decir dos cosas:
- En materia de fe, el Espíritu Santo nos trae a la mente constantemente, no sólo las cosas que dice el mensaje de Jesús sino aquellas que nos recuerdan que, ese Espíritu de Amor siempre estuvo presente cuando más lo necesitábamos. Es decir que, tenemos la obligación de pensar; pero tenemos que confrontar todas nuestras conclusiones con la Buena Noticia. No es tanto la verdad lo que tenemos que descubrir, porque Él ya nos dijo la verdad; lo que tenemos que descubrir es lo que quiere decir en el aquí-ahora de Dios. Es maravilloso descubrir que el Espíritu Santo nos salva de la arrogancia y del error en nuestro pensar y nos permite disfrutar de su presencia, siempre… ¡Aleluya…!!!
- El Espíritu Santo nos mantendrá a salvo en materia de conducta. Casi todas nosotras y nosotros tenemos esta clase de experiencia de la vida: estamos tentados a hacer algo que está mal y, a punto de hacerlo, nos vuelve a la mente un dicho de Jesús o un versículo de un Salmo, las palabras de alguien a quien amamos y admiramos o la enseñanza que recibimos cuando éramos pequeños. En el momento de peligro, estas cosas aparecen sin que sepamos y cómo en nuestra mente la tiene registrada: esa es la acción del Espíritu Santo… Sólo nos queda agradecer.
Jesús habla de su regalo, el regalo de su paz. En el Antiguo Testamento la palabra para paz es shalóm, que nunca quiere decir simplemente la falta de problemas, sino todo lo que contribuye a nuestro bienestar total y bien supremo. La paz que el mundo nos ofrece es la de la evasión, la que viene de evitar los problemas o de no arrostrar las responsabilidades. La paz que Jesús nos ofrece es la de la victoria: ninguna experiencia de la vida nos la puede quitar, ni ningún pesar ni peligro ni sufrimiento nos la puede ensombrecer. Es independiente de todas las circunstancias exteriores. ¡Si paz…!!! A la que le podemos agregar confianza y seguridad de un gran bienestar en este tiempo de pandemia mortal…
Por último el Gran Maestro habla de su destino; pues, dice que, si sus discípulos le aman de veras, se alegrarán de verlo liberado de las limitaciones de la vida humana, y a ser restituido a su gloria. A ver… No debemos nunca ver con malos ojos cuando un ser querido parte hacia el otro lado del Arco Iris; obviamente esa pérdida irreparable nos duele profundamente, pero tengamos la seguridad que han entrado en un descanso perpetuo que les pertenece; porque debemos recordar que han entrado, no en la muerte, sino en la verdadera vida. ¡Bendito sea Jesús por esto…!!! Amén.
ROG Roberto
Oremos en paz y en comunión…
Te damos gracias, Espíritu Santo bendito, por todas las cosas buenas que nos das, por responder nuestros pedidos, por fortalecer nuestros corazones en estos tiempos de crisis y asegurarnos tu presencia en todo momento. También, te agradecemos porque en este tiempo de espantosa pandemia, refuerzas nuestra fe y espiritualidad. Permite que nuestro amor hacia Vos esté por encima de todo lo demás, y nos ayude a servir a nuestro prójimo con alegría y pasión. Por Jesucristo. Amén.
Oremos por…
- Todas las personas que están padeciendo el COVID19
- Por amigos, familiares, hermanas y hermanos que están padeciendo alguna enfermedad.
- Para que Dios consuele a quienes han perdido seres queridos.
- Por el trabajo de sostén espiritual y social de nuestra Iglesia, tanto nacional como cada congregación.
- Por pastoras, pastores, líderes, nuestro obispo.
- Por los agentes y personal de la salud y de seguridad y cuidado de nuestras ciudades y poblados.
- Para que Dios nos de fuerza y constancia en el cuidado de nuestros mayores en esta época de pandemia.
- Para que Dios entre en los corazones de quienes son incrédulos o no les importa la vida del prójimo.
- Para que no haya más discriminación, violencia de género, homofobia, violencia familiar.
Sigamos orando, sabiendo que “El Señor es mi fuerza, mi roca y salvación”