Recursos para la predicación

04 Ene 2022
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Recursos para la predicación
Recursos para la predicación 16 EneroEne 2022

Verde


Juan 2.1-11

Introducción: El día sexto. La obra del Mesías (2.1 – 19.42)

El dato cronológico, Al tercer día, que abre el episodio de Caná, completa la rigurosa sucesión día a día comenzada en 1.29. Puede decirse que Jn crea una secuencia cronológica con la sola intención de datar el episodio de Caná. Para ello dispone en días sucesivos el testimonio de Juan Bautista y los encuentros de los discípulos con Jesús. El primer día hace Juan su declaración ante la comisión enviada por las autoridades religiosas (1.19-28); el segundo pronuncia un solemne testimonio sobre la misión del que viene (1.29-34); en el tercero tiene lugar la última declaración de Juan y la adhesión de los primeros discípulos a Jesús (1.35-42); el cuarto día, Jesús decide salir para Galilea, llama a Felipe y se verifica el encuentro con Natanael.

La datación siguiente es la que encabeza el episodio de Caná: Al tercer día, a partir del cuarto (1.43). Según el modo de hablar de aquel tiempo, “al tercer día” significa dos días después. El día en que ocurre el episodio de Caná es, por tanto, en la sucesión creada por el evangelista, el día sexto.

Ahora bien, el sexto día, según el relato de los orígenes, había sido el de la creación del ser humano (Gn 1.26-31). El autor crea así el simbolismo temporal, para indicar que tanto la actividad como la muerte de Jesús son la continuidad y culminación de la obra creadora de Dios. En efecto, en 11.55 se anuncia la última Pascua y en 12.1 se abre otro período de seis días: seis días antes de la Pascua, que culminará con la muerte de Jesús, colocada por este día cronológico también en el día sexto, día de preparativos y víspera de Pascua (19.31, 42).

En el Prólogo, la Palabra primordial era, contenía y ejecutaba el designio creador de Dios (1.3,19), referido sobre todo a su actividad con el ser humano (1.12s, 17). Con su artificio literario de la sucesión de días pretende Jn, por tanto, continuar el tema de la creación anunciada en el prólogo. A pesar de la afirmación de Gn 2.2: “para el día séptimo había concluido Dios toda su tarea; y descansó el día séptimo de su tarea”, la creación no estaba terminada, pues el hombre no había llegado aún a su plenitud ni, por tanto, a la condición de hijo de Dios (1.12). Por eso Jesús no reconocerá el sábado, día de descanso divino; continúa el día sexto, y el Padre sigue trabajando (5.17). La obra del Padre quedará terminada cuando Jesús, al final del día sexto, lo declare en la cruz, “Queda terminado”, “consumado es”, y entregue el Espíritu (19.30), dando a los hombres la posibilidad de nacer de nuevo y hacerse hijos de Dios, objetivo del proyecto creador.

Este simbolismo buscado por el autor muestra que la obra de Jesús da remate a la acción creadora. El día sexto que comienza con Caná entrará en su hora final con la segunda serie de seis días (12.1; cf 2.4; 12.23), para culminar con su muerte. La inexistencia del sábado hace que las dos semanas simbólicas de la vida de Jesús contengan solo seis días (1.19 – 11.54; 12.1 – 19.42). Acabada su obra, comienza el “gran descanso” (19.31) y amanece el primer día, la semana definitiva (230.1), que pone en marcha la nueva creación.

 

El episodio de Caná es programático y por eso está en estrecho paralelo con la escena de la cruz, donde Jesús da remate a su obra.

La plenitud del hombre (ser hijo de Dios) se realiza en su relación con Dios íntima y sin fractura: la del amor y alegría simbolizados por el vino que ofrece Jesús. La figura de la boda/alianza anuncia, por tanto, la formación de una nueva comunidad, donde la experiencia del amor de Dios producirá la plenitud de vida, causará la alegría, y se ejercerá en la práctica de un amor que corresponde al que Dios le manifiesta.

El obstáculo para la realización de ser humano era la Ley. Ella, interponiéndose entre Dios y el hombre y creando en éste una conciencia de indignidad, deformaba la imagen de Dios e impedía la experiencia de su amor. En vez de este Dios que habla desde la Ley para luego pedir cuentas Jesús hace presente al Dios que ofrece y comunica su amor gratuitamente.

La fe es la respuesta al mor de Dios manifestado en Jesús, que se traduce en la adhesión personal a él. A lo largo del evangelio se irá exponiendo el contenido de esa adhesión.

Juan Mateos y Juan Barreto, biblistas católicos españoles, en El Evangelio de Juan, 2ª edición, Cristiandad, Madrid, 1982, pp.139-140, 157-158.


Isaías 62.1-12

Si Isaías fuera el texto de la meditación, proponemos tomar todo el capítulo. Algunos comentarios ignoran los últimos tres versículos (9-12) con el argumento de que no están unidos temáticamente a 1-9, no forman una unidad literaria y no es claro si cierran el cap. 62 o todo el bloque 60-62. Otros en cambio consideran los v. 8-9 como fuera de lugar y ven paralelos entre 1-5 y 6-7.10-12.

Este capítulo es parte del llamado Trito-Isaías, formado por poemas adosados al Proto- y a Déutero-Isaías posiblemente durante el imperio persa (siglos V-IV antes de la era común). Como se trata de poemas y no hay datos en tercera persona ni auto-biográficos, no sabemos nada del profeta; de hecho, ni siquiera sabemos si se trata de un profeta o un poeta, un varón o una mujer. Por convención hablaremos de “el profeta”.

Repaso exegético

A primera vista hay una estructura en dos secciones; en ambas los primeros elementos son más claramente paralelos:

1a         no me callaré 6       no se callarán (los guardias)
1b         hasta que ... 7       hasta que ...
2b-4a    nuevo nombre de Jerusalén 11      viene la salvación
4b-5      Dios regresa a su pueblo 12     nuevo nombre de Jerusalén

 

Westermann explica esta estructura a partir del bloque 60-62: “el c. 60 es el lamento a causa de los enemigos (contrarrestado por la fila de naciones que vienen a Sión); el c. 61, el lamento en primera persona plural (contrarrestado por la construcción de Sión y la restauración de su honor); y el c. 62, el cargo contra Dios. Está contrarrestado, en el medio del capítulo, por la proclamación de que Dios ha regresado de nuevo a su pueblo elegido...” (p. 373). El adverbio ‘ad, hasta, es el que aparece en numerosas lamentaciones cuando el pueblo le pregunta a YHWH hasta cuándo durará su desgracia.

V. 1. la voz habla en 1ª sing. y no se puede determinar si se trata de YHWH o del profeta. Se habla de Jerusalén/Sión en 3ª sing. fem., por tanto no es ella quien habla. La idea de no callarse puede interpretarse, a la luz de otros textos bíblicos, tanto en boca de Dios como de una persona. Lo mejor en mi opinión es concentrarse en los temas que contiene o ver el poema como un canto antifonal.

La idea expresada por este versículo es que una vez que Jerusalén ha experimentado la justicia de Dios, debe ser a su vez antorcha o luz para otros pueblos, cumpliendo así su vocación.

V. 2-5. son una ampliación del tema del 1, la necesidad de hablar de Jerusalén y su justicia. Se usan las imágenes de la devastación sufrida durante el exilio para decir “nunca más sucederá”, la diadema o corona real, el nuevo nombre que indica una nueva identidad y la del novio y la novia. Todas ellas indican algo cualitativamente nuevo, diferente del sufrimiento del exilio, del cual evidentemente quedaba memoria en el pueblo.

V. 6-7. el verbo está en perfecto, indicando una acción ya terminada: he puesto. Sea que continúa hablando el profeta o que antes hablaba YHWH y ahora el profeta, llama la atención la exhortación a los guardias o a Jerusalén toda a no dejar que YHWH se olvide de sus promesas.

Whybray está en lo cierto cuando indica que acá la imagen es la del secretario (mazkir, causativo de zakar, el que hace acordarse) del rey, que le recuerda su agenda. En este caso, le recuerda que Jerusalén debe ser restaurada. En ese caso, conviene traducir el v. 6 “en cuanto a (reconstruir) tus murallas, Jerusalén, he puesto oficiales (responsables de recordármelo)”.

V. 8-9. de nuevo en estos vs. se hace problemático determinar dónde cambian las voces de Dios y humanas.

YHWH ha jurado no volver a permitir que (como había sucedido en el exilio en el siglo VI) el producto de la tierra fuera consumido por los enemigos. Al contrario, ahora serán sus pobladores/as quienes disfrutarán de ellos y además darán gloria a Dios por ellos. Posiblemente la idea sea la de las ofrendas de acción de gracias que se acercaban al altar al comienzo de la cosecha.

Esta promesa sintetiza de modo muy bello el concepto de shalom, de “paz”: abundancia, plenitud en la propia tierra y en la presencia de Dios (aunque hay quienes notan que esta expectativa es mucho más modesta que la expresada en el II Isaías).

V. 10-12. como se dijo antes, algunos comentarios consideran estos vs. una serie de imágenes y frases tomadas del Déutero-Isaías sin conexión entre sí ni con 62.1-9. Es cierto que los temas y los términos provienen de aquella parte del libro (c. 40-55), pero no es cierto que no tengan relación con el 62.

Comentario

El libro de Isaías es muy difícil si uno trata de entenderlo cronológicamente (no es el único, de todos modos). La sucesión de poemas agregados a un núcleo supuestamente histórico hacen dicha empresa imposible. La cuestión es leerlos como poesía, como oración, como reflexión de una comunidad que pasó por una de las experiencias más traumáticas, fue depurada y encontró una segunda oportunidad de volver a la tierra y allí reencontrarse con la tradición y con Dios.

Pronto, sin embargo, muchos de los antiguos problemas resurgieron, como también nos pasa a nosotros/as, como pueblo e individualmente. Este capítulo habla de un tiempo en el cual, aparentemente, las murallas de Jerusalén todavía no habían sido reconstruidas, pero esto no es seguro. En todo caso, lo que sí es seguro es que “Jerusalén” –en tanto pueblo redimido, reconstruida o no– debe aprender a vivir su salvación como luz para otras naciones también y debe recordarle a Dios constantemente sus promesas.

Aquí se podría hacer una conexión con la lectura de las bodas de Caná, donde María también cree necesario indicarle a Jesús la falta de vino y si bien Jesús parece rechazar esta intromisión, termina haciendo el primer signo –y uno muy promisorio– que, por coincidencia o por sabiduría de quienes han armado el leccionario, tiene que ver con esos frutos de la tierra que se comparten en alegría y acción de gracias. La imagen de la boda (novia y novio) es otra conexión utilizable entre ambas lecturas.

Es muy importante notar y hacer notar en la predicación que este texto ya habla del nuevo pueblo de Dios, de la salvación y la restauración que Dios hace posibles; la salvación no es patrimonio exclusivo del Nuevo Testamento, sino que Israel la viene experimentando desde antes de Jesús (todavía la sigue experimentando). El NT hace visible esa gracia en la encarnación y además hace posible la misma para gente como nosotros/as que provenimos del mundo no judío, del mudo gentil o pagano. ¡Justamente gracias a “Jerusalén” (no a la ciudad ni al sionismo, sino al pueblo salvado por Dios, que puede ser reconstruido) conocemos la luz de Dios!

También es muy posible que este poema condense la experiencia de quienes NO veían Jerusalén reconstruida, a pesar de todo lo prometido. Si leemos al profeta Hageo y los libros de Esdras y Nehemías, veremos que con el retorno de los exiliados a Judea surgieron grandes tensiones y luchas. En efecto, un grupo, con fuerte apoyo imperial, reconstruyó sus casas pero no el templo; otro grupo se convirtió –¡de nuevo!– en esclavo de sus hermanos por las deudas acumuladas. En este caso, estos cantos tienen que haber mantenido la esperanza de los más pobres y desprotegidos, de que, aunque más no fuera por sus propias oraciones y recordatorios, no dejarían que YHWH se olvidara.

Predicación

  • La vocación profética es la vocación del moscardón que clava el aguijón: nunca cesa de anunciar, de movilizar, de cuestionar, de recordar ... ¡aun a Dios!
  • Sea este un poema o un oráculo, está incluido conscientemente en un libro profético. Por tanto, está justificado leerlo desde la tradición profética. Hace falta, sin embargo, explicar la situación socio-histórica de la comunidad post-exílica.
  • Isaías 62 llama a mantener la esperanza a pesar de todas las dificultades, a mantener una visión/meta hacia la cual caminar.
  • Aquí cada predicador/a deberá elegir según su comunidad y su preferencia. Se puede tomar y desarrollar alguna de las diversas imágenes usadas en este capítulo (rey, corona, novio y novia, ciudad reconstruida, ofrendas, etc.); o se puede reflexionar sobre la misión de los/as salvados/as (Jerusalén) en ser luz para las naciones; o se puede tomar una situación pasada (“devastada”, “rechazada”) y recordar o imaginarse (según esa situación se haya revertido o no) cómo Dios, igual que en Isaías 62, monos devuelve la salvación, la luz, la alegría, la tierra, el shalom; o se puede usar el material de arriba en el comentario y conectar este texto con el de Juan 2.
Mercedes García Bachmann, biblista luterana (IELU) argentina, en Encuentros Exegético-Homiléticos 46, ISEDET, enero 2004, Buenos Aires.
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