“Te toco y sos mancha…”
Tiempo de pandemia, también es tiempo de repensar lo que pasa desde la lectura atenta de las palabras de Jesús: “no lo que entra en la boca contamina…más lo que sale de la boca, esto contamina…” (Mateo 15.11) palabras que nos invitan a estar con otros y otras y pensar nuevas estrategias.
Colegio Alberto Schweitzer
Almagro, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Leyendo y releyendo nuestras prácticas como escuelas en este tiempo pandémico que nos toca vivir, veo todo lo que se hizo y hace desde la pequeña escuela del barrio de Almagro.
Durante el aislamiento social, se armaron tutoriales, por parte de los docentes, para que las familias pudieran acceder a usar plataformas desconocidas hasta ese momento (Classroom, Zoom) y, frente a la realidad de muchos de no contar con dispositivos, se hicieron cuadernillos en papel, con las mismas actividades, para que todos pudieran acceder al mismo material.
Por otro lado, para sostener la accesibilidad de las y los estudiantes a las propuestas se tuvo en cuenta no superponer grados ni salas que tuvieran hermanas y hermanos, con el fin de que ninguno se perdiera una clase, si no contaban con la cantidad de dispositivos necesarios para el acceso individual. Asimismo, se crearon espacios virtuales personalizados, fuera del horario escolar, para sostener la continuidad pedagógica.( videollamadas), entre muchas otras prácticas que sostuvieron la comunicación y el vínculo entre la escuela y las familias.
Ahora bien, curioso pensar que poco a poco este año hemos ido volviendo a los espacios del aula que, en algunos casos, resultaron insuficientes en dimensiones para cumplir los primeros protocolos existentes, y así y todo, profunda alegría de nenas y nenes de volverse a ver.
En medio de esta vuelta a la presencialidad surgen imágenes, prácticas y palabras que hasta hace poco eran insospechadas. Imágenes de barbijos (rostros sin bocas esperando expresar en la mirada todo lo suficiente para contar cómo se está ese día), prácticas de distanciamiento y mucho alcohol diario (muchas veces) y claro, las palabras que van dando cuerpo a esas prácticas e imágenes. Una directora que pregunta a la clase de primer grado formada y distanciada (como se puede) en su pequeño patio: “repito otra vez la pregunta, ¿por qué tenemos que usar el tapabocas? – para no contaminarnos repiten a coro la mayoría del grado”.
Pensé para mis adentros que la “desigualdad social” a la cual Graciela nos invita a reflexionar, vuelve con fuerza en términos insospechados. El estar contaminados y contaminadas como memoria del viejo pacto bíblico, donde lo que estaba manchado, impuro o contaminado, era eliminado del cuadro familiar, de la sociedad, de la ritualidad del templo. Así, leprosos, mujeres con menstruación, bebés que nacían con alguna deformidad de su cuerpo dejaban de estar en el relato del pueblo de Israel.
Tiempo de pandemia, también es tiempo de repensar lo que pasa desde la lectura atenta de las palabras de Jesús: “no lo que entra en la boca contamina…más lo que sale de la boca, esto contamina…” (Mateo 15.11) palabras que nos invitan a estar con otros y otras y pensar nuevas estrategias donde el amor se manifiesta sin temor, sin miedo a lo que nos manchará y perjudicará.
Pastor Leonardo Félix
Capellán – Instituto Dr. Alberto Schweitzer