Paz y bien amada hermandad.
Mi deseo de que en todo se encuentren animadas y animados al soplo de la ruaj del Dios de la vida plena y abundante.
El que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas.» Y también dijo: «Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza.» Ap. 21:5
Sí, nuestras vidas también entran en esta promesa de renuevo y es necesario dar lugar y hospedar la Nueva Vida. Pero requiere una salida de aquellos relatos que afirman que “ya lo sabemos todo”, que “hemos visto todo” o “qué de nuevo hay bajo el sol”, afirmándonos en una narrativa que haga posible que, nuestro año nuevo, nuestro nuevo día, nuestra nueva hora, se vuelva luminosa y sabrosa.
Hemos de abrir nuestro corazón y nuestra mente a la voz que resuena en los diferentes territorios de nuestra humanidad afirmando:
«Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir.» Ap. 21: 3-4
Amada hermandad, que nuestra cotidianeidad la vivamos en cada instante como la posibilidad cierta de un nuevo comienzo, fortalecidos y fortalecidas en la gracia amorosa de Dios, junto a su pueblo.
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo