El Estandarte Evangélico – mayo 2016 – Renuevos generosos del Pentecostés
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las pueden soportar (sobrellevar – serían demasiado para ustedes). Pero cuando el Espíritu de verdad venga, los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir. Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber. Juan 16: 12-14
Es decir, Jesús no pudo enseñar todo, por falta de tiempo o por la capacidad de los discípulos para procesarlo o por las dos cosas. De este modo, la tarea queda en manos de los seguidores y seguidoras de Jesús y guiados por el Espíritu Santo.
¡Una gran responsabilidad! ¿No? ¿Quién dice si tal o cual cosa están inspiradas por el Espíritu Santo? ¿Qué les parece?
El Espíritu no da información esotérica, secreta, “superior” que nos pueda otorgar superioridad sobre otras personas; y mucho menos a una persona en exclusividad. Nada está más lejos de esta visión que la soberbia o la autosuficiencia; el Espíritu cuando se revela nos muestra nuestra debilidad y la profunda necesidad de la presencia de Dios en nuestras vidas.
Cuando creemos que ya sabemos todo lo que el Señor espera de nosotros, y suponemos que sabemos lo que “está bien y está mal” definitivamente, lo estamos metiendo en una caja y eso no glorifica a Jesucristo. Si solamente confiamos en nuestras fuerzas, paciencia, disposición, ganas y entusiasmo, todo eso habitualmente, se suele desvanecer con el tiempo.
Cualquier supuesta revelación, enseñanza, doctrina o conocimiento que no implique esta debilidad y que sea superada por la fuerza que proviene de Dios, en definitiva, no proviene del Espíritu ni sirve para la vida cristiana. El Espíritu Santo “guía a toda verdad”, no da recetas o instrucciones a seguir paso a paso.
Esa es la razón por la cual el Espíritu guía a la comunidad de fe y no a individuos… es una guía, una orientación que requiere de nuestro aporte, de nuestra experiencia, sentimientos y conocimientos compartidos.
¿Cómo se hace para no perder el rumbo? ¿Cuál es la clave para no dejarnos llevar por nuestros pareceres y seguir esa guía del Espíritu?
Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber. (v14)
Esa es la clave… para nuestra vida personal, para nuestra vida como comunidad de fe, para el testimonio que damos.
Se tiene que mantener coherencia con los que Jesús hizo y enseño y en esa coherencia estará la confirmación. El criterio para interpretar la historia es la sintonía con el amor de Dios mostrado en Jesús, amor por el necesitado, por el que sufre, por el desvalido y con la mirada puesta en su Reino.
Es en este sentido que compartimos los aportes de la pastora Teresa Solís, pastor Aníbal Sicardi y la hermana Myriam Martos que, desde sus comunidades y respectivos contextos, buscan discernir con la guía del Espíritu.
P. Daniel Favaro
Secretario General de Vida y Misión
IEMA
El Estandarte Evangélico
Edición mayo 2016
Lea las notas de esta edición
La esperanza abierta a todos y todas Economía Solidaria – Equipo Eco-sol en Constitución C.A.B.A. El Pentecostés de ayer y de hoy