Las bienaventuranzas
Las bienaventuranzas hablan de personas con muchos conflictos (los pobres, los que lloran, los perseguidos), pero también es cierto que el Señor les agrega lo que vendrá, lo que les tiene reservado (el Reino, consolación, el reconocimiento como hijos de Dios). Y esta es la invitación a la esperanza, entre lo que está pasando (o nos está pasando) y el nuevo tiempo que el Padre nos tiene preparado.
Fue hace muchos años, y quienes por allí pasamos fuimos bienaventurados.
La Iglesia era solo un salón a la calle con vereda alta despareja, y había un telón de tela blanca (no gruesa) para separar las clases de la Escuela Dominical.
Aún así faltaba un lugar para la clase de niños mayores y si bien primero funcionaba en la vereda, cuando vino más el frío se trasladó al vehículo de un hermano. Auto verde, cuadrado, donde todos juntitos con el maestro, leíamos La Biblia y aprendíamos a conocer más a Jesús.
Fue por ese tiempo que el maestro dijo: “BIENAVENTURADOS, significa Felices y Gozosos porque DIOS los ama”.
Y yo le abrí el corazón de tal manera a esta consigna que aún hoy sería incapaz de darle otro sentido. Absolutamente siento que soy Bienaventurada (felíz) porque DIOS me ama.
Es cierto que las bienaventuranzas hablan de personas con muchos conflictos (los pobres, los que lloran, los perseguidos), pero también es cierto que el Señor les agrega lo que vendrá, lo que les tiene reservado (el Reino, consolación, el reconocimiento como hijos de Dios).
Y esta es la invitación a la esperanza, entre lo que está pasando (o nos está pasando) y el nuevo tiempo que el Padre nos tiene preparado.
Somos Bienaventurados, hombres y mujeres, porque nuestro DIOS no es un DIOS improvisado, sino un DIOS que tiene preparados hermosos y nuevos planes para nuestra vida.
Somos Bienaventurados/as porque Dios en las Bienaventuranzas nos da pautas claras de vivir en amor, en paz y con justicia.
Sí, son reglas de vida, vida para andar por los caminos, vida para disfrutar y compartir con quienes necesiten comenzar a dar seguros pasos y encontrarse con el Señor.
Cristina Dinoto
Pastora IEMA – Mendoza