La ESPIRITUALIDAD es una dimensión del ser humano tan necesaria para su supervivencia como los latidos del corazón, sin ella, el ser humano estaría incompleto.
Desde la perspectiva cristiana y evangélica metodista, la espiritualidad es la conciencia de la comunión con Cristo Jesús a través del Espíritu Santo. La espiritualidad se profundiza en tanto vamos recorriendo el camino de la Santificación, buscando llegar a una profunda relación con Jesucristo. Ése es el camino, dejarse inspirar a través de las guías para ser transformados personal y comunitariamente por el Espíritu de Jesús.
Quiero la Pascua dentro y fuera de las Iglesias, como desafío de la fe y nuevo sentido de la VIDA. La Pascua de Jesús, siii junto a la gente sencilla del pueblo, La Pascua como Canto de Esperanza!!, como nacimiento de la vida nueva.
En una sociedad en la que impera la violencia y la lucha por el poder, Jesús se levanta como modelo de vida nueva.
Y nos ponemos de rodillas ante el Padre para pedir su dirección, que sea Él quien guíe nuestros pasos para que sea un verdadero camino hacia el Padre.
. . . “si ayudas al afligido en su necesidad, tu luz brillará en la oscuridad, tus sombras se convertirán en luz de mediodía”. Isaías 58:10
Cuaresma viene a subrayar la necesidad imperiosa de renovar, transformar nuestras prácticas y modelos de vida, para hacerlos profundamente evangélicos.
Y nos ponemos de rodillas ante el Padre para pedir su dirección, que sea Él quien guíe nuestros pasos para que sea un verdadero camino hacia el Padre.
Cuaresma es tiempo propicio para renovar la vitalidad de nuestra vocación en la diversidad de ministerios, de vivenciar la llamada al primer amor.
Danos las palabras que mi hermano, mi amigo, quien tengo enfrente, está necesitando, para poder escucharte.
Gracias Señor por tomarte un tiempo para escucharnos y todo el tiempo para amarnos.
Cuaresma es un llamado imperioso a la conversión no sólo personal, sino a repensar la casa toda a la luz del evangelio. Cuaresma es hacer la voluntad de Dios. Venga, Señor, tu Reino a nuestra vida, a nuestro mundo, a nuestra casa, a nuestras relaciones humanas.