Paz y bien amada hermandad.
Como siempre les deseo que el mismo Espíritu de Jesús les esté acompañando en el ministerio y fortaleciéndoles para animar a otras y otros en su caminata. Les dejo un apotegma de los Padres del desierto esperando sea de iluminación.
«El abba Niketa contaba que dos hermanos que habían venido juntos para llevar una vida en común. Uno de ellos se propuso lo siguiente: «Si mi hermano desea alguna cosa, yo lo haré» Por su parte el otro pensó: «Yo haré la voluntad de mi hermano» Vivieron muchos años en una gran armonía. Cuando el enemigo vio esto decidió separarlos. Se puso delante de la puerta y se mostró a uno como paloma y al otro como búho. Entonces dijo: «Mira la paloma». Y el otro repuso: «Es un búho» Y empezaron a discutir acalorándose tanto la disputa que llegaron hasta la sangre para la alegría del enemigo maligno. Se separaron. Después de tres días, volviendo sobre sí mismos, reflexionaron y se echaron el uno a los pies del otro y cada uno de ellos concedió que se trataba de un pájaro lo que habían visto. Reconocieron la tentación del diablo y permanecieron inseparables hasta el fin.»
Tantísimas veces las cosas exteriores se presentan al hombre y a la mujer como una tentación. Las cosas pueden provocar en uno reacciones que rompen el equilibrio llevando a la persona a algunos límites insospechados y en ello resulta definitoria la reacción de la mujer o el hombre. Resulta un desafío no dejarse llevar por lo pasional viendo a la luz de nuestros propios deseos. Nuestras propias proyecciones se levantan como sombras que distan grandemente de ser la realidad. Somos desafiados a ver a la luz de aquel que es la luz del mundo, para no ser engañados o engañadas. De manera que todo puede servir para la Salvación. Oh Santo Espíritu, fuente de la vida, únenos a vos y a todo lo que lleva hacia la alegría y la eternidad. Por Jesucristo, quien es gracia y amor. Amén
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo