Tiempo de ayuno y oración – Propuesta semanal para el 11 de septiembre
Encuentro con Dios
SaSalmo 2:1-7 – RVC
¿Por qué se rebelan los pueblos?
¿Por qué conspiran las naciones?
Los reyes de la tierra hacen alianzas;
los caudillos se declaran en contra
del Señor y de su Mesías. Y dicen:
¡Vamos a quitarnos sus cadenas!
¡Vamos a librarnos de sus ataduras!»
El que reina en los cielos se ríe;
el Señor se burla de ellos.
Pero ya enfurecido, les habla,
y con su enojo los deja turbados.
«Ya he establecido a mi rey
sobre el monte Sión, mi lugar santo.»
Yo daré a conocer el decreto
que el Señor me ha comunicado:
Tú eres mi hijo.
En este día te he engendrado.
Alabad al Señor
Cuando el pobre nada tiene y aún reparte
Cuando alguien pasa sed y agua nos da,
Cuando el débil al más débil fortalece,
// Va Dios mismo, en nuestro mismo caminar. //
Cuando alguien sufre y logra su consuelo,
Cuando espera y no se cansa de esperar,
Cuando amamos aunque el odio nos rodee,
// va Dios mismo, en nuestro mismo caminar. //
Cuando crece la alegría y nos inunda,
Cuando dicen nuestros labios la verdad,
Cuando amamos el sentir de los sencillos,
// Va Dios mismo, en nuestro mismo caminar. //
Cuando abunda el bien y todos lo comparten,
Cuando alguien donde hay guerra pone paz,
Cuando ¨hermano¨ le llamamos al extraño,
// Va Dios mismo, en nuestro mismo caminar. //
Lectura del Día
Lucas 18:18-30 RVC
Un hombre importante le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie que sea bueno, sino sólo Dios. Conoces los mandamientos: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.» Aquél le dijo: «Todo esto lo he cumplido desde mi juventud.» Al oír esto, Jesús le dijo: «Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después de eso, ven y sígueme.» Cuando aquel hombre oyó esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Y al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: «¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! Le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.» Los que oyeron esto dijeron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» Y Jesús les respondió: «Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.» Pedro dijo entonces: «Nosotros hemos dejado nuestras posesiones, y te hemos seguido.» Y Jesús les dijo: «De cierto les digo, que cualquiera que haya dejado casa, padres, hermanos, mujer, o hijos, por el reino de Dios, recibirá mucho más en este tiempo, y en el tiempo venidero recibirá la vida eterna.»
Este «oligarca» se dirigió a Jesús de una manera totalmente inusitada. En toda la literatura judía no se encuentra ningún caso de un rabino al que se llamara «Maestro bueno.» Los rabinos decían siempre que «no hay nada que sea bueno más que la ley.»
El dirigirse así a Jesús sonaba a cumplido exagerado, y Jesús empezó por hacer volver los pensamientos a Dios. Jesús siempre reconocía que su poder y su mensaje procedían de Dios. ¿Por qué le dio a esta persona un consejo diferente? En el evangelio apócrifo a los Hebreos, ―que se ha perdido en su mayor parte, uno de los fragmentos cuenta este incidente de forma que nos da una interpretación más fehaciente. «Otro hombre rico le dijo a Jesús: -Maestro, ¿qué cosa buena debo hacer para vivir de veras? -Hombre, obedece la ley y los profetas -le respondió Jesús. -Ya lo he hecho -añadió el hombre. -Entonces, ve -le dijo Jesús-, vende todo lo que tienes, distribúyelo entre los pobres, y ven a seguirme. “El rico entonces empezó a rascarse la cabeza, porque no le gustaba este mandamiento. El Señor le dijo: -¿Cómo dices que has obedecido la ley y los profetas? En la ley está escrito: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.» Y fíjate que hay muchos hermanos tuyos, hijos de Abraham, que se están muriendo de hambre, y tú tienes la casa llena de cosas buenas, y no les das ni una a los pobres. Y Jesús se volvió a decirle a su discípulo Simón, que estaba sentado a su lado: -Simón, hijo de Jonás: le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de los Cielos».
Aquí tenemos el secreto y la tragedia de aquel oligarca. Llevaba una vida egoísta. Era rico, tenía poder, pero no daba nada ni ayudaba a nadie. Su verdadero dios era la comodidad, y a lo que daba culto era a sus posesiones y a su riqueza. Y por eso Jesús le dijo que tenía que darlo todo. Existen muchas personas que usan la riqueza que tienen para darles a sus semejantes lo que necesitan para vivir mejor. Pero este, también existen, personas no lo usaba más que para sí.
El poder económico o político tiende a encadenar el corazón de las personas y de las instituciones y no dejan que se piense en nada más; incluso puede llevar a una persona a sufrir una grave desestabilidad emocional que la llevan a realizar hechos verdaderamente “locos”. Ahora… No tiene por qué ser pecado el tener riquezas, pero sí entraña un peligro y una gran responsabilidad. Pedro mencionó que él y sus compañeros lo habían dejado todo para seguir a Jesús; y Jesús prometió que nadie dejaría nada por el Reino de Dios que no recibiera mucho más. Todas las cristianas y cristianos sabemos que es verdad. La persona que sigue a Cristo puede que le esperen y le pasen cosas que el mundo consideraría malas; pero todas ellas producen una paz y una felicidad que el mundo no puede ni dar ni quitar. ¡Bendito sea Dios Padre y Madre por ello…!!!
Amén.
ROG
Oramos por
- La justicia y equidad en nuestro pueblo y en todo el mundo.
- Para tener la certeza que, a través de la evangelización, educación y servicio en nuestras congregaciones, podemos acercarnos y acercar a muchas personas al mandato de Dios.
- Por el trabajo de cada comunidad.
- Por las Asambleas y reuniones distritales.
- Por el estudio y práctica de la Palabra de Dios, en el mes de la Biblia.
- Por nuestras familias.
- Por la sanidad de quienes están sufriendo una enfermedad, prueba de salud o pérdida de un ser querido. (Digamos su nombre y oremos por cada uno/a de ellos/as).
- Por nuestros niños y jóvenes.
- Para que todas las personas de nuestro país puedan a aspirar a vivir dignamente, con comida, techo, trabajo, estudio, salud.
Pongamos en manos de Dios nuestras oraciones personales y comunitarias.
Recomendación y Bendición Apostólica
Que el amor fraternal permanezca en ustedes. Y no se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Acuérdense de los presos, como si ustedes mismos estuvieran presos con ellos, y también de los que son maltratados, como si ustedes mismos fueran los que sufren. Todos ustedes deben honrar su matrimonio, y ser fieles a sus cónyuges; pero a los libertinos y a los adúlteros los juzgará Dios. Vivan sin ambicionar el dinero. Más bien, confórmense con lo que ahora tienen, porque Dios ha dicho: «No te desampararé, ni te abandonaré». Así que podemos decir con toda confianza:
«El Señor es quien me ayuda;no temeré lo que pueda hacerme el hombre.»
Hebreos 13: 1-6.
Y que la bendición del Dios Trino y Uno
Padre y Madre, Hijo y Espíritu Santo:
Acompañe y bendiga a su Iglesia en el mundo.
AMÉN.