Somos de la tierra, pueblo Qom

19 Mar 2018
en El Estandarte Evangélico
Somos de la tierra, pueblo Qom
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“Gente de la T” es una identidad que hermana a cientos de Pueblos en el continente… Todos con un sistema económico y cultural propio, regulado por el calendario de la naturaleza y por las prácticas de la vida espiritual del Pueblo.

En estos días, a raíz de la represión al Pueblo escuche decir a una mujer mapuche que el corazón del conflicto con los “blancos” es la diferente relación que ambos mantienen con la Tierra. Es interesante esta mirada, porque ve desde una cosmovisión común de la T que tienen muchos pueblos indígenas, que marca una gran diferencia conflictiva con los blancos occidentales.

“Somos de la T”, hermanados a toda la naturaleza, que nos integra.

“Gente de la T” es una identidad que hermana a cientos de Pueblos en el continente. Algunos más agricultores/productores, otros más cazadores/recolectores. Algunos más sedentarios, otros más nómades. Algunos más ligados al agua, otros más ligados al desierto. Todos con un sistema económico y cultural propio, regulado por el calendario de la naturaleza y por las prácticas de la vida espiritual del Pueblo.

Como Pueblos milenarios, los indígenas viven la espiritualidad en una relación estrecha con la T: espacios sagrados que nuclean al Pueblo por motivos especiales. Seres espirituales dueños de montes, de ríos, de lagunas, de cerros, de montañas. Allí suele haber lugares donde no se puede ingresar por razones espirituales o lo puede hacer solo Aquel que tiene el poder para hacerlo.

La relación con la naturaleza, incluida la actividad económica, está regulada por códigos. Cuando en su trabajo cotidiano alguien caza más animales de los que necesita o deja tirado peces en la costa, el “dueño” del lugar puede castigar con enfermedades al violador o a su familia.

Al amanecer, antes de ingresar al monte o al rio a buscar comida, toda persona eleva su oración pidiendo permiso al “dueño” de los animales para conseguir alguna presa, al “dueño” del monte para no correr peligro, al “dueño” de las aguas.

Así por miles de años… donde los Pueblos fueron abandonando territorios, ocupando otros, abandonando pautas culturales, incorporando otras, siempre integrados a la T. El Guaraní, un Pueblo extraordinario que ocupó (ocupa) gran parte del área atlántica del continente en búsqueda de la “Tierra sin males” es un buen ejemplo de ese “sueño edénico” con la T.

Desde el 1492, un sector de la Europa invasora (hubo otro sector más respetuoso) impone a la T y a sus Pueblos otras espiritualidades y otros sistemas económicos y culturales. Desgarra a los territorios en propiedades privadas, arranca los montes, abre heridas profundas en los cerros, la tierra sangra con los arados. Los bienes naturales de arriba y de abajo son extraídos y transportados a otras Tierras y puestos al servicio de reinos, de bancos, de empresas.

Un modelo económico que necesita de un modelo de producción extractivista, contaminante, depredador de suelos y de aguas como una obligada ofrenda en sacrificio al “dios mercado”.

Una nueva espiritualidad avanza en la relación con la T, haciéndose la “dueña” de ella y de todo lo que en ella existe. Un nuevo dios, todopoderoso, imperial, mata a los Espíritus, los espanta, les demuestra que él es el Poder y se irá comiendo la espiritualidad de los PI, que la relación con la T dependerá de otros poderes más paganos y reemplazará la regulación que hacían los PI sobre las actividades económicas.

Se ha roto (y tal vez para siempre) esa relación íntima, amorosa, entre el que siembra y lo sembrado, entre el que cosecha y lo cosechado, entre lo cosechado y la mesa familiar.

Hoy, la Espiritualidad que reina sobre la gran mayoría de los PI y sobre todos/as los que “bajamos de los barcos” impone nuevos “dueños” que no cuidan ya a la T y sus bienes naturales sino al mercado de bienes y servicios, al cambiario, al de las finanzas, de la especulación, de la producción extractivista. Una nueva espiritualidad cuyos espacios sagrados son templos, shopping, mercados, bancos, fondos buitres, casas de gobiernos, empresas, a los que acceden aquellos que tienen poder.

El diablillo es la creciente sociedad de consumo que nos incluye, que regula todo y que tiene como límite el crack ecológico.
¿Seremos capaces de crear una nueva espiritualidad sobre la base de las espiritualidades de los PI, de los afros y de quienes descendemos de los barcos? Apoyar a los actuales Pueblos

Indígenas a recuperar y defender sus territorios es un buen comienzo. En Argentina contamos con las Constituciones y con los acuerdos internacionales y con gentes de la Tierra que dan su vida por ese objetivo. Desde la JUM lo intentamos en la Reserva Grande y en las Comunidades Qom, Wichi y Mocoví de Chaco.



Jorge Collet
Pastor Metodista, ha trabajado los últimos 40 años en la JUM (Junta Unida de misiones), en Castelli, Chaco. Allí ha acompañado a los pueblos indígenas en todas sus problemáticas buscando la vida plena prometida por Jesús.



El Estandarte Evangélico
Desde la tierra hasta los smartphones: realidades y desafíos…

PRIMER CUATRIMESTRE 2018


 

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