# JUM


Junta Unida de Misiones

Anécdotas que componen su historia (Aporte de Julieta Salgueiro y Tomás Mariani)

Cerca del año 55:un médico naval, Enrique Cichetti, renuncia a la marina por negarse a ser parte de la revolución libertadora, llega a Rosario y recorriendo entristecido sus calles escucha cantar en una Iglesia Metodista. Decide entrar. Es allí donde escucha un sermón que le cambia la vida. Predicaba un pastor jovencito llamado Federico, sí, nada más ni nada menos que de nuestro gran Federico Pagura, obispo emérito a quien despedimos con cariño y agradecimiento este año. Enrique decide servir en una misión médica en Bolivia, hasta el momento en que se acerca el obispo Sante Uberto Barbieri, le transmite su preocupación por los hermanos indígenas del norte argentino y le pide a Cicchetti que se sume a un sueño: la primera semilla de lo que hoy es JUM.

En este largo caminar la JUM ha respetado la autodeterminación de los pueblos y es desde ese amor y respeto, que se construye nuestra fraternidad. Reímos juntos y lloramos juntos.

Un relato de fines del año 1976, traído a la memoria por el Dr. Julio Monsalvo, amigo de Enrique Cichetti, retrata la entrañable relación entre éste y la comunidad Qom: “Centenares de familias Tobas-Qom van llegando desde distintas comunidades del monte acampan alrededor de la JUM y pasan días y noche cantando y orando. Por misteriosos medios de comunicación se han enterado que su doctor, Humberto Enrique Cicchetti, está muy enfermo. Fallece el 31 de octubre y algunos hermanos Qom fabrican un sencillo ataúd. Un grupo de hombres, bajo un árbol como quería el doctor, comienzan lentamente a cavar la fosa en tanto los cantos en el idioma Qom no cesan. Cuando todo está listo para bajar el ataúd, de repente, como si alguien invisible hubiese dado una orden, se hace un profundo silencio. Un anciano da un paso adelante, eleva sus brazos y canta solo con una voz que llega hasta lo más profundo de quienes lo escuchan”. Monsalvo comenta que jamás pudo saber qué expresaban esas palabras, cuando preguntaba, se le respondía con amabilidad que era algo de los antiguos.

Esas cosas que jamás entenderemos, nos recuerdan las palabras del pastor metodista Guido Bello en una reunión previa a un campamento de JUM: “Es en la interculturalidad donde comprendemos que nuestros ojos están atravesados por nuestros propios códigos culturales, como dice Pablo ´Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.´(1Cor 13:12-13).

Ahí donde no entendemos, ahí en la diversidad, dejemos reinar al amor.


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