NAVIDAD, ¿Cómo esperamos a Jesús?

21 Dic 2022
en Artículos CMEW
NAVIDAD, ¿Cómo esperamos a Jesús?

Jorge Luis Borges en su poesía El Sur expresaba: “(…) el olor del jazmín y la madreselva, (…) esas cosas, acaso, son el poema.” Es así, el florecer de los jazmines anuncia que nos acercamos al tiempo de Adviento y Navidad.


Hablando de poemas, como escritor de himnos, poeta al fin, Carlos Wesley compartía su teología en poesía, a través de la letra de innumerables himnos, entre ellos, en aquel traducido al español como “Maravilloso es el gran amor”. Una de sus estrofas, refiriéndose a Jesús expresa: 


Él su celeste hogar abandonó,
dejando posición, gloria y honor,
de todo ello se despojó,
por rescatar al pecador.
Misericordia inmensa Él mostró,
su gran amor me alcanzó,
¡Oh maravilla de su amor!


A su vez en “Ven Jesús muy esperado” Carlos Wesley afirma:


Naces para bien de todos
aunque niño eres Dios,
naces para hacernos buenos,
oh Jesús, ven pronto hoy.


Si pensamos en su hermano Juan observamos que nunca publicó un sermón sobre Navidad. Podría ser por la influencia de los puritanos que llegaron al poder en Inglaterra en el siglo XVII y no estaban de acuerdo con esa celebración, incluso hasta se la llegó a prohibir. Habría que esperar hasta mediados del siglo XIX para que la Navidad resurgiera en Inglaterra.

Es interesante señalar que las controversias sobre la conveniencia, o no, de la celebración navideña, y/o de armar, o no, el árbol de Navidad han llegado a nuestros días.

En el sermón 39, “El Espíritu Católico” basado en II Reyes 10,15, Juan Wesley afirma: “Pero aunque una diferencia de opiniones o modos de adoración pueda impedir una unión exterior completa, ¿es necesario que impida nuestra unión en los afectos? Aunque no podemos pensar igual, ¿no podemos acaso amarnos igualmente? ¿No podemos ser  de un mismo corazón aunque no podamos ser de una misma opinión?

Sin ninguna duda, podemos. En esto, todos los hijos de Dios pueden unirse, a pesar de estas diferencias menores. Estas pueden quedar tal como están, y pueden estimularse los unos a los otros en el amor y las buenas obras. Seguramente a este respecto, el ejemplo del mismo Jehú, pese a ser un carácter tan contradictorio, es bien digno de atención e imitación por parte de todo cristiano en serio: “Yéndose luego de allí, se encontró con Jonadab, hijo de Recab, y después que lo hubo saludado, le dijo: ¿Es recto tu corazón, como el mío es recto con el tuyo?” En segundo lugar, la oferta efectuada de acuerdo a la respuesta de Jonadab: “Lo es.” Pues que lo es, dame la mano.” (…)  Quiero decir finalmente, ámame no sólo de palabra sino en obras y en verdad. Hasta donde puedas en toda conciencia (reteniendo aún tus propias opiniones y tu propia manera de adorar a Dios), únete conmigo en la obra de Dios, y vayamos unidos de la mano.”

Qué la reflexión de Juan Wesley, en esta etapa tan especial del año, época de Adviento y Navidad, pueda ayudarnos analizar si nuestra teología nos posibilita ver el accionar de Dios, hasta por medio de aquellos que manifiestan diversidad de opiniones y prácticas, incluso en temas de la fe.

Quizá una anécdota del pasado nos permita reflexionar más profundamente en el tema.

Corría el año 1936. La Liga Femenina celebraba en Montevideo su XII Congreso.

La señora Juanita Rodríguez de Balloch exponía el tema La demanda de Cristo a la mujer moderna. Compartió entonces que poco tiempo atrás, estaba ella  conversando con un hombre sobre asuntos religiosos, quien le dijo: “Tal como sucedió en el pasado, cuando Jesús vuelva, no lo van a recibir”. Al preguntarle la razón, el hombre le respondió: “Porque va a venir en forma de mujer.” 

Llamativo ¿no? El comentario proviene de un hombre y en una época en que las uruguayas todavía no habían votado en las elecciones nacionales y en que la  Iglesia Metodista Episcopal no admitía, todavía, por estas tierras del Plata, que las mujeres fueran Pastoras.

Viniendo al presente, en este tiempo de Adviento y Navidad, de aroma de jazmín y madreselva, vos ¿en qué formas pensás se manifiesta Jesucristo hoy en nuestra sociedad? ¿Serás capaz de reconocerlo, seremos capaces de reconocerlo, si se nos muestra de una manera bien distinta a aquella primera vez?

Sin duda, frente a tantos cambios de la vida y la sociedad, esta anécdota lejana se nos presenta como todo un desafío: saber reconocer a Jesucristo más allá de nuestros deseos, prejuicios y expectativas.


Mirtha E. Coitinho para CMEW


Compartir