Los medios de gracia: Santa Cena
“Todo aquel que desee crecer en la gracia de Dios, deberá esperarlo participando de la Cena del Señor.” Así comienza la sección que Wesley dedica a la Santa Cena en el Sermón Nº 16 “Los medios de gracia”.
Tal como se ha señalado en varias oportunidades a lo largo de este año, el pensamiento de Juan Wesley tiene como centro la gracia de Dios, porque esa fue su experiencia personal. Entonces, en un tema en el cual las divisiones del cristianismo parecían estar en carne viva desde la Reforma y las intensas guerras religiosas que ocuparon casi dos siglos, Wesley corre el punto de partida, ofreciendo una visión diferente en medio de las tensiones entre católicos y protestantes y aun dentro del protestantismo.
Frente a la interpretación de que el acceso al sacramento es un permiso divino, Wesley opondrá que se trata de “un mandamiento claro y preciso.” Además, incorpora el concepto de “medio habitual de recibir la gracia de Dios.” Con estas premisas, va a desenmascarar los argumentos con los cuales se intentaba poner a la Santa Cena en el lugar de una experiencia a veces mágica, otras como un acto para resaltar la mísera condición humana. Wesley encuentra buena noticia, Evangelio, en la misma mesa del Señor.
Este particular punto de partida se constata rápidamente en el texto del sermón, ya que dedica varias páginas a las “objeciones”, tal como él la llama a la participación de la Cena del Señor. Presenta cinco objeciones de los que no ponen a la Mesa del Señor como un medio de gracia potente y necesario para el creyente.
- El primer argumento que objetará Wesley es el que en sus propias palabras se define así: “No pueden usar estos medios, como los llaman, sin ‘confiar’ (cursiva en el original) en ellos.” Para conseguir saber si “confían”, proponen dejarlos por un tiempo para saber si se confía o no. Wesley responde enfáticamente (con signos de admiración) “De manera que debo desobedecer a Dios para saber si confío al obedecerlo!”
- La segunda objeción parece pararse desde un supuesto argumento del protestantismo de la primera hora. Es el que sostiene que participar de la Cena del Señor es buscar la salvación por medio de las obras. El autor defenderá el principio bíblico de que son las obras de Jesucristo y sus méritos los que nos invitan a participar de la Mesa de Salvación.
- En tercer lugar, aparece otro argumento supuestamente cristocéntrico que afirma que Cristo es el único medio de gracia. Wesley refuta el argumento señalando que se trata de un juego de palabras, ya que es Cristo mismo quien nos ofrece la oración, las Escrituras y la Santa Cena como medios para nutrirnos de su gracia.
- El cuarto argumento es el que defienden los “quietistas” que explican que hay que esperar la salvación y que, por lo tanto, ninguna iniciativa humana se requiere. Wesley vuelve con el argumento de la gracia: no se trata de algo que nosotros hagamos, sino que es Dios mismo quien lo hace y nos invita a participar.
- Finalmente, aparece la objeción que acusa de legalismo, ya que no hay que someterse a preceptos. Wesley utilizará las mismas herramientas de los objetores: las epístolas paulinas. Los preceptos de los que habla el apóstol Pablo se refieren a la Ley, en cambio la Mesa del Señor nos remite a la gracia que hemos conocido en Jesucristo, a su muerte y resurrección en favor de la humanidad.
Otro aspecto importante y actual acerca de la Santa Cena es sobre la frecuencia en la participación del sacramento. Wesley trata en profundidad este asunto en el Sermón Nº 101 “El deber de la comunión constante” que trataremos en un futuro.