Recursos para la predicación

16 Dic 2024
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Recursos para la predicación
Recursos para la predicación 29 DiciembreDic 2024

Blanco

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Lucas 2.41-52 – Presentación de Pablo Andiñach

Todo judío piadoso debía peregrinar a Jerusalén para la fiesta de la pascua. Solo estaban exentos de esta obligación los ancianos, los enfermos y los extremadamente pobres incapaces de proveerse el sustento para el viaje. Venían de todas las regiones, incluso de los lejanos rincones del mundo donde había colonias judías. Seguramente de cada pueblo y aldea partía una comitiva que por varios días compartirían el trayecto y los avatares del viaje. En Jerusalén se reunían miles de personas en esos días, y el tumulto debía ser muy grande incluso excediendo la capacidad de absorber gente en sus alojamientos y casas familiares que la ciudad tenía. Llevaba de cuatro a cinco días de caminata llegar de Nazaret a la capital, o quizá algo más, teniendo en cuenta lo montañoso del camino y la condición de muchos de los peregrinos. Los padres de Jesús hicieron este camino por primera vez acompañados de él que había cumplido doce años y así pasaba de niño a adulto. Era como un rito de iniciación peregrinar por primera vez para la pascua.

Vamos a destacar tres cosas de este relato.

a. Los padres no entienden por qué Jesús se quedó en el templo. Esto es un indicio que nos da el evangelio de esa falta de comprensión que va a ser regular en los discípulos y tantos otros que estarán cerca de él. En algún sentido excusa a otros de la misma falta de comprensión, pero a la vez adelanta que el mensaje de Cristo no fue comprendido por muchos, incluso sus propios padres. El texto nos dice que estaba con los sabios preguntándoles y oyéndoles a ellos. Se refiere obviamente a escribas y fariseos. Todo parece indicar que dialogaba con aquellos que tiempo después van a ser unos de sus principales oponentes. Pero Jesús aprendía de ellos, una actitud que debe mostrarnos su buena voluntad para con quienes probablemente expresaban puntos de vista distintos a los que él mismo iba a asumir más tarde y que lo llevarían a la muerte.

La preocupación de los padres puede significar que ellos se sienten responsables como cualquier otro matrimonio lo estaría de sus hijos. Nos muestra que no hay diferencias con otras familias y que para ellos Jesús todavía no se había revelado como un ser especial. Como en tantas otras cosas, la humanidad de Jesús se expresa aquí en que su entorno familiar es similar a otros.

B. Estos hechos suceden durante la Pascua. Esto es también un adelanto del evangelista, ya que otros eventos fundamentales van a suceder en la vida de Jesús en otra Pascua dos décadas más tarde. Es un modo de decirnos que la vida de Jesús está ligada a esa fecha de un modo profundo. Por un lado es el recuerdo de la liberación de Egipto celebrado por todo el pueblo. Por el otro es la nueva era que el mesías inaugura construyendo su mensaje y su vida en torno a esa fiesta tan significativa. Su presencia en el templo preanuncia que su mensaje será de una nueva liberación, evocando aquella de la esclavitud de Egipto pero dándole un más extenso y profundo significado. Su muerte en pascua volverá a llamar la atención sobre el significado de su sacrificio en relación con aquella otra pascua del desierto.

c. Crecer en estatura, sabiduría y gracia es una descripción de lo que estaba aconteciendo con Jesús en estos años llamados de la vida “oculta”, porque tan poco sabemos de lo que sucedió en ellos. De hecho tenemos solo esta historia que cubre algunos pocos días y un hecho específico para llenar todo lo que va desde su nacimiento hasta el comienzo de su ministerio cuando tenía “unos treinta años” (Lucas 3.23). Pero esta descripción –si la entendemos en sentido profundo– bien puede aplicarse a otras personas, que crecemos en cuerpo, pero también en gracia en la medida que nos disponemos a colocarnos en las manos de Dios y asumir sus planes para nuestra vida. Es interesante rescatar esta integralidad del crecimiento de Jesús. Porque el texto no se limita a exaltar su espiritualidad ni su particular devoción por lo sagrado. Al contrario, detalla que junto a su crecimiento físico (estatura), también lo hacía en conocimiento racional (racional) y por último en “gracia”. ¿Qué significa esto?

La gracia es algo que Dios da. No es la “espiritualidad” al menos en el sentido llano, ya que esta es una actitud del ser humano que ve la realidad y la interpreta como campo de acción de Dios y de los hombres. Pero la gracia es la presencia de Dios en la vida, es un don recibido y el cual somos convocados para administrar en la economía de su Reino. Jesús crecía en gracia. Nosotros también somos invitados a dejar que la gracia de Dios actúe en nuestras vidas.

Pablo Andiñach, biblista metodista argentino, en Encuentros Exegético-Homiléticos 9, ISEDET, Bs. As., diciembre 2000. Resumen de GBH.


Los libros de Samuel – Presentación de Lucía Hernández y Humberto Jiménez

El nombre de estos libros se debe al primero de las tres grandes protagonistas: Samuel, Saúl y David, siguiendo una costumbre antigua. Unos libros que, según dice Gerard von Rad, presentan historias de personajes muy lejos de ser hombres religiosos, llenas de “amor y odio, intrigas, orgullo, humillaciones, astucia y pruebas de gran lealtad” y unas figuras que el narrador hace desfilar frente al lector, sin cesuras para lo oscuro ni alabanza para lo luminoso.

En un principio los libros de Samuel 1 y 2 se tenían como una sola obra. La versión más antigua que se conoce se encontró en las cuevas de Qumrán, en un solo rollo que incluye los dos libros actuales. Parece que la división en dos libros la hicieron los traductores griegos de la Septuaginta, en la cual la obra de Samuel forma parte del libro de los Reinos, como 1 y 2 Reinos.

En general, los investigadores reconocen que los libros de Samuel representan el empeño teológico de Israel para adaptar su fe al cambio radical de las realidades sociales y a los vínculos de sus costumbres con la providencia de Dios que se prolongan hoy para judíos y cristianos. La nueva crítica literaria ha trabajado los libros de Samuel desde la perspectiva de los exiliados que necesitaban basar sus esperanzas en la promesa de una monarquía estable, que no podía ser cuestionada.

En los últimos años una interpretación feminista ha abierto nuevas pistas para la comprensión de Samuel, con el análisis de los diferentes caracteres femeninos que abundan en estos libros y las relaciones que se establecen con los protagonistas: Samuel, Saúl y David, convirtiendo a las mujeres en la clave de la interpretación.

Para la historia de Israel, la importancia de estos libros es fundamental, porque en ellos se plantea el problema de la evolución de la política israelita: ¿es aceptado por Dios el cambio que el pueblo elige del régimen de los Jueces a la monarquía? Este cambio implica una transición nada fácil, del carisma del juez a la norma real.

El tratamiento que el autor hace de los personajes no es homogéneo, no solo por sus características personales sino en cuanto a su relación con Dios. Todos los personajes, aun los secundarios, están plenamente caracterizados, y el autor no teme exponer claramente los abusos del poder, aunque, a pesar de todo, el Señor es fiel a la elección de Israel como pueblo con un propósito especial.

Es evidente que el escritor final quiere hacer una teología de la historia. Yavé es fuel a la Alianza después de entregarle al pueblo convocado la Tierra prometida, pero deja que el ser humano haga su historia; Dios sigue actuando de manera oculta, sin milagros ni sucesos extraordinarios. Los acontecimientos humanos se suceden en un ámbito profano, pero gobernados por el Señor desde el corazón de las personas.

Samuel aparece en un momento crítico de la historia del pueblo de Israel con múltiples papeles: sacerdote, profeta, juez y líder militar. Él representa y defiende la impronta establecida para Israel, de modo que conserve su identidad como pueblo de la Alianza, al mismo tiempo que prepara el camino para establecer la monarquía en Israel. Es la figura dominante del primero de los libros que en la Biblia llevan su nombre.

  • 1 Samuel 2.12-36

La corrupción de la familia de Elí

Siguiendo el ritmo del cántico de Ana, el autor quiere mostrar cómo mientras declinaba la importancia de la familia del sacerdote Elí, encargado del santuario de Silo, crecía la figura de Samuel. Los hijos de Elí se han pervertido: no respetan al Señor ni en el culto ni en su vida personal; han convertido el culto en un culto corrupto, mientras que Samuel recibe las bendiciones del Señor expresadas en uso del efod, vestidura exclusiva de los sacerdotes (cf Ex 28.6-14; 39.2-7), lo bueno y lo débil se imponen sobre lo poderoso y depravado.

Efod. Vestidura sin mangas que usaban los sacerdotes de Aarón, descrita en Éx 28.6-10 como una vestidura fabricada en lino, decorada con oro, en colores azul, morado y rojo. Una estola sobre los hombros y un cinturón hecho del mismo material completaban el atuendo. Sobre el pecho se colgaba un relicario de los mismos materiales decorado con 12 piedras preciosas que simbolizaban las 12 tribus; se ataban al efod con un aro de oro (Ex 28.15-28).

El autor contrapone a Samuel con los hijos de Elí. Mientras que estos jóvenes son pecadores ante Yavé, el joven Samuel estaba al servicio de Dios. Mientras que Samuel crecía y se hacía grato ante Dios y los hombres (v 26), los hijos de Elí fueron acusados ante su padre por sus malas acciones y amonestados por él (vs 25s).

Lucía Hernández y Humberto Jiménez, Los libros de Samuel en Comentario Bíblico Latinoamericano, Verbo Divino, Navarra, España, 2005.


Salmo 148 – Presentación de Pablo Ferrer

Introducción

Cuando realizamos la exégesis de un salmo debemos tener en cuenta su posible intención. Así veremos que hay salmos de alabanza, de petición de agradecimiento, de entronización, salmos que relatan la historia del pueblo de Dios, etc. Ciertamente que, en muchos casos, se puede hablar de una concurrencia de diferentes sentidos en los salmos. En el caso del salmo 148 estamos ante una alabanza, su objetivo principal es alabar. Y no estaría de más apuntar algunas notas sobre la comprensión del hecho religioso de la alabanza.

Me acerco al salmo a partir de una lectura socioliteraria, que busca encontrar en el discurso rastros y datos del mundo social que produce dicho discurso. La estructura literaria, las opciones lingüísticas que se realizan, los tiempos verbales, los usos de las personas y los personajes son todos elementos que se tienen en cuenta en este abordaje. Veamos entonces estas opciones literarias que se dan en la alabanza.

1. Alabar es crear un “mundo”

Cuando un grupo religioso alaba está creando un “mundo virtual”. En esa alabanza puede haber espacios geográficos, tiempos pasados y tiempos por venir (personales como en el salmo 146.1 o bien grupales como en el salmo 9.5-6,19-20; salmo 47.1-4; salmo 105), seres que habitan en esos tiempos y espacios (Salmo 146.7-9). En mayor o menor medida, alabar implica establecer un mundo espacio-temporal sobre el cual recaerá la alabanza (Salmo 117.1). Ese mundo se establece principalmente no desde un discurso intelectual sino emotivo: no hay un planteamiento acerca del mundo que se está alabando, sino una afirmación cierta de la presencia de ese mundo, los seres que ahí viven y los tiempos históricos.

2. Alabar es “ordenar”

En una alabanza hay implícitamente (o a veces explícitamente) un ordenamiento jerárquico del mundo y sobre todo de los seres que en él habitan (salmo 33.13-17). De la misma forma se alaban las obras de estos seres en forma jerárquica (salmo 66.16-19). En la alabanza se puede “ordenar” reforzando las escalas de valores de la sociedad circundante o, por el contrario, la alabanza puede proponer un mundo con escala de valores inversa a la del mundo circundante (salmo 92.6-9,12-15).

3. Alabar es entrar en comunión

Cuando una persona alaba participa de una comunión con los que alaban en el mismo tiempo con él (salmo 95.1,2,6,7; salmo 11.1) y también con aquellos que a través de los siglos han alabado presentando un mundo similar en la alabanza. Esta comunión se extiende también hacia Dios.

4. Alabar es mostrar mundos negados

A lo largo de la historia las sociedades ocultan sus pecados estructurales. De diferentes formas hacen que los excluidos dejen de verse, se borren, se olviden, desaparezcan del discurso. Paso previo a la muerte. La alabanza tiene la fuerte capacidad de des-cubrir a estas personas excluidas, desaparecidas (salmo 9.17-18; salmo 103.6; salmo 113; salmo 146.7-9). La alabanza se alegra de la opción preferencial de Dios hacia estas personas.

Comentario del texto

Vemos que el texto de alabanza del Salmo 148 tiene una división muy clara en dos grandes partes. Éstas se refieren a lugares desde los cuales se realiza la alabanza. Puesto en un esquema:

Lugar de alabanza: los cielos v.1

Lugar de alabanza: la tierra v.7

Habitantes y elementos del cielo vs.2-4

Habitantes y elementos de la tierra vs.7b-12

Humanos: vs. 11-12

Alabar el Nombre: v.5a

Alabar el Nombre: v. 13a

Razón de la alabanza: v. 5b

Razón de la alabanza: v.13b

Acción de Dios sobre cielos: v.6

Acción de Dios sobre tierra: v.14

Alabad desde los cielos y desde la tierra

En relación al mundo virtual que se va creando podemos ver un “encuentro” de alabanza desde arriba y desde abajo. El espacio celestial produce alabanza y el espacio donde viven las criaturas animales, vegetales y humanas también. Esto es en primer lugar una creación de comunidad, es hacer visible una comunidad que está unida en la alabanza. Es, ciertamente, una comunidad muy especial puesto que incluye seres celestiales, seres inanimados, seres con vida, seres terrenales, seres humanos.

La creación de esta comunidad tiene un efecto importante y es ubicar al ser humano, darle su lugar dentro de la obra total del Creador. Pero también puede ser un elemento esperanzador en tiempos de desesperanza. Saber que hay toda una creación que espera en Dios puede ayudar a vivir en tiempos difíciles. Esto se observa en el libro del Apocalipsis donde la alabanza en los cielos (Ap. 4.8-11; 5.8-14 aquí se marca “toda criatura del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, y todo lo que hay en ellos, oí que respondían…”; 7.9-12; 19.1ss; etc.) pareciera ser lo que da fuerzas y esperanzas a los que están siendo perseguidos en la tierra. La alabanza en el cielo fortalece a los de la tierra, y la comunidad de alabanza entre cielo y tierra que se ve en el salmo 148 puede ser una herramienta para resistir en tiempos de dolor.

Alaben el Nombre de YHWH

Sobre el Nombre de YHWH hay varios estudios. Ya Abraham es el primero que invoca el Nombre de YHWH (Gn. 12.8, 13.4; 21.33) y en el final, en el libro del Apocalipsis, vemos el Nombre de Dios o del Cordero contrapuesto al Nombre de la Bestia (Ap.13 y 14). En muchos casos, tanto en el Primer Testamento como en el Segundo Testamento, cuando se pide adorar el Nombre se da la razón para tal pedido (Sal. 102.15; 138.2ss.; etc.)

No es diferente en el caso del salmo 148. La razón para alabar el nombre de YHWH, en este salmo, son dos y se encuentran en el v. 5 y en el v. 13. En el primer caso se convoca a la alabanza a Dios por su naturaleza de Creador, esto se pide a los habitantes del cielo. Esta naturaleza de Dios refleja la Creación, según el primer relato en Génesis 1.1–2.4a donde Dios ordena mediante su voz y las cosas son creadas (usa el mismo verbo, en el Salmo y en Génesis, para “crear”: bara). A la vez presenta un Dios no sólo Creador sino que es aquel que establece las leyes que permanecen rigiendo eternamente para los seres celestiales vistos anteriormente. Podríamos decir que el Dios de los cielos es un Dios que es alabado por su “estabilidad” por su capacidad de establecer leyes inmutables en la región de los cielos.

En el segundo caso, v. 13, la razón para alabar el nombre de YHWH en la tierra tiene que ver con la diferenciación de otros nombres: “porque sólo su nombre es sublime”. Esto nos dice de otros nombres que luchan por establecerse como sublimes. Esto nos habla de una pugna que surge en la tierra. La alabanza en la tierra no tiene el mismo motivo que en el cielo. Allá se alaba el nombre por su estabilidad, aquí por su fuerza para permanecer sublime entre otras opciones. En la tierra es un Dios que se agita, y necesita recordar que “su majestad es por encima de la tierra y el cielo” (v.13) En el cielo la acción por la que es alabado es porque establece leyes eternas, en la tierra es alabado porque acompaña a su pueblo, porque lo levanta (v.14) En la tierra convoca a la reunión, al encuentro “de todos sus amigos”, “de los hijos de Israel” (v.14).

El viento, el árbol, el pájaro…y los reyes

La numerosa descripción de objetos y seres que tienen la capacidad de alabar (y por lo tanto reconocer, valorar, cantar, expresar amor, libertad…) abarca desde el viento, pasando por los vegetales y animales y terminando en el ser humano. Y esto es sumamente interesante. Tiene que ver con ese mundo virtual que se crea. Que no es sólo una pintura sino una creencia de cómo deben ser las cosas. En este mundo el ser humano es puesto en igualdad con toda la creación de Dios. Pero no es el ser humano en cuanto ser humano sino que éste es descrito en sus categorías sociales, políticas, generacionales. No se es ser humano sino dentro de ciertas y determinadas categorías, diría este salmo. Pero a la vez que las reconoce también las relativiza ¿Qué diferencia hay entre el viento y los reyes de la tierra? Ambos tienen la capacidad de alabar el Nombre de YHWH. ¿Qué diferencia hay entre los reyes y los niños? Ambos tienen la capacidad de alabar a Dios. El Nombre de YHWH se transforma en algo que devuelve la dignidad, la capacidad cognitiva, la capacidad volitiva a cada ser y elemento de la creación. Y hay un especial énfasis en los seres humanos, entendido en la descripción más detallada que de ellos hace.

Además, tenemos que notar que las categorías sociales son puestas en pares y no hay que perder de vista esto puesto que los pares son los que son llamados a alabar conjuntamente. Esto de los pares se da sólo en la alabanza desde la tierra y se ponen en par elementos contrapuestos también en la naturaleza. Veamos:

Fuego-granizo (calor-frío); nieve-bruma (densidad-impalpabilidad); montañas-colinas (grande-chico); árbol frutal-cedro (doméstico-salvaje); fieras-ganados (doméstico-salvaje); reptil-pájaro que vuela (arrastrar-volar)

Sin dudas que los opuestos aquí esbozados pueden ampliarse o bien buscar otras características para oponer.

De la misma forma tenemos las categorías sociales humanas puestas en pares:

Reyes de la tierra – pueblos todos (dominantes-dominados, opresores-oprimidos, servidores-servidos, etc.).

Príncipes – todos los jueces de la tierra (gobernantes-ejecutores de la justicia, injustos-justos, etc.).

En estos dos pares notemos que el segundo término tiene la partícula que indica la totalidad (kol).

Jóvenes y también doncellas (varones jóvenes-mujeres jóvenes, varón - mujer)

Viejo – junto con niños (ancianidad respetada – niñez carente de derechos, sabiduría-no sabiduría, no vitalidad – vitalidad, etc.)

En estos dos pares notemos partículas que indican conjunción de los dos términos, son llamados explícitamente a alabar en conjunto (im, viejos y niños) o de la misma forma (gam, jóvenes y doncellas).

Reflexión sobre el texto

¿Qué mundos presentamos en nuestras alabanzas? ¿Reforzamos los sistemas jerárquicos, valorativos, económicos, religiosos de nuestros tiempos? ¿O los desafiamos con una alabanza que invierte la muerte, transformándola en vida?

¿Quiénes podrían alabar en comunidad con nosotros? ¿Quiénes no podrían hacerlo? ¿A quiénes incluye y a quiénes excluye nuestra alabanza?

¿Alabamos a un Dios inmutable o a un Dios compañero?

¿En nuestra alabanza está la naturaleza, ya sea la campesina como la ciudadana? ¿Nuestra alabanza nombra, incluye situaciones de fuera de nuestros templos?

¿Cuáles son los opuestos que en nuestra alabanza son convocados a juntarse, a entrar en comunión?

Estas podrían ser las primeras preguntas que nos ayuden a armar un mensaje a partir del salmo 148. Cada uno, cada una, tendría que revisar en su propia comunidad la situación. Sin dudas que puede ser un muy buen momento para repensar en conjunto nuestra alabanza a Dios.

Pablo Ferrer, biblista metodista argentino en Estudio Exegético-Homilético 86, ISEDET, Buenos Aires, mayo 2007.


Introducción a la Carta los Colosenses – Presentación de José Comblin

La comunidad de Colosas

Cuando Pablo escribió la carta a los Colosenses, la ciudad de Colosas era muy pequeña. Estaba situada a unos 200 kms de Éfeso. Era mucho menos importante que las ciudades vecinas de Laodicea u Hierápolis, citadas en la Epístola (Col 4.13) y donde había también comunidades cristianas. Parece ser que todas estas comunidades habían sido evangelizadas y fundadas por el mismo Epafras.

Colosas había sido un importante centro de procesamiento artesanal de la lana, pero en la época de Pablo ya era una ciudad decadente al lado de la próspera Laodicea. Tanto en Colosas como en las ciudades vecinas había una importante colonia de judíos. El único dato histórico donde se menciona a la ciudad de Colosas hace referencia a la marcha de los ejércitos conquistadores de los reyes de Persia, Jerjes y Ciro el Grande, que pasaron por el valle del río Lico y atravesaron la ciudad 500 años antes.

Colosas fue destruida casi totalmente por un terremoto en el año 61, junto con las ciudades vecinas de Laodicea y Hierápolis. Estas dos últimas fueron ciertamente reconstruidas y aparecen en las crónicas de los tiempos posteriores al terremoto. No consta, sin embargo, que Colosas haya sido reconstruida. Nada nos permite pensar que después del terremoto hubiera todavía una comunidad en Colosas. El terremoto hace pensar que la carta fue escrita antes del 61.

El autor

La tradición antigua nunca tuvo dudas en atribuir la Epístola a Pablo. Con todo, en la época contemporánea, la aplicación de los métodos de crítica literaria hizo que se levantaran dudas.

Todos aceptan que, si la Epístola no es del propio Pablo, por lo menos es de una persona muy ligada a él, muy conocedora de su pensamiento y muy fiel a su inspiración, pues la semejanzas entre esta carta y aquellas de las cuales nadie discute la autenticidad son muy grandes.

El vocabulario es paulino. El hecho de que faltan muchas palabras típicamente paulinas y de que la carta usa palabras propias no constituye motivo de sorpresa. La epístola a los Colosenses es breve. Se dirige a un público específico, de origen gentil, muy diferente de los públicos bastante influenciados por el judaísmo a los cuales se refieran las otras epístolas. El problema tratado en es ésta es también muy específico y requiere un vocabulario propio. A pesar de las diferencias, en su conjunto el vocabulario es indiscutiblemente paulino.

Las doctrinas contenidas en esta epístola se hallan también en las epístolas de indiscutible autoría paulina. Ciertas doctrinas típicas de Pablo están ausentes aquí, por ejemplo, las discusiones sobre la ley y el pecado. Otras doctrinas son poco importantes en las otras epístolas y se vuelven más importantes en ésta. se trata de una diferencia de acentuación y de importancia.

Los autores que opinan que Pablo fue quien compuso la carta explican la diferencia en las doctrinas por la evolución del pensamiento del apóstol. Pablo habría escrito esta carta en Roma durante su cautiverio, por consiguiente, unos 5 o 6 años después de la carta a los Romanos, Gálatas y 1 y 2 Corintios. Ese lapso sería suficiente para explicar un desarrollo en su pensamiento.

A pesar de las grandes semejanzas entre Colosenses y las epístolas ciertamente paulinas, han también diferencias que preocupan. La principal se refiere al estilo. El estilo paulino típico se caracteriza por la crítica áspera o la discusión, es un estilo nervioso, polémico, adaptado a una discusión permanente. Pablo adivina los argumentos de sus adversarios. No los cita, pero les responde. En cambio, aquí el estilo es diferente. Varios autores lo describen con el nombre de estilo litúrgico-hímnico. Las frases son muy largas e interminables. Están hechas a base de muchas repeticiones, como si el autor estuviera buscando pacientemente un camino.

Algunos autores explican las diferencias de Colosenses por la intervención de un secretario. Pablo no escribía personalmente sus cartas. De su propio puño escribía los saludos finales o algunos saludos en particular (Col 4.18). Podemos imaginar que el apóstol le dejaba una cierta libertad al secretario en la redacción de las frases.

Aquí se da lugar a otra posibilidad: ¿por qué no podría ser Timoteo el autor de la carta? El propio texto dice que la carta es de Pablo y de Timoteo (Col 1.1). También interviene Timoteo como co-autor en otras epístolas: 2 Corintios, Filipenses, Filemón. Generalmente se admite que en estas cartas Timoteo es citado como autor porque está al lado de Pablo, pero no intervino en la redacción del texto. Aquí, sin embargo, ya que el estilo es diferente, ¿no podríamos imaginar una iniciativa mayor de parte de Timoteo? Tratándose de una carta escrita aun público de origen griego, gentil, con el cual Timoteo estaba más familiarizado que Pablo, ¿sería imposible una redacción hecha por Timoteo bajo la orientación del apóstol?

El motivo de la carta

Esta carta es circunstancial. Responde a un problema concreto. Epafras, el evangelizador de los Colosenses, le pregunta a Pablo qué hacer ante un problema que parecía sobrepasar su capacidad. ¿Cuál fue el problema? La comunidad ha entrado en un contacto con una “filosofía” y esta “filosofía” amenaza desestabilizar toda la vida de esa nueva comunidad cristiana. Están desorientados. Todo indica que la filosofía fue presentada por “alguien” a quien Pablo no quiso nombrar, pero que todos los lectores debían conocer (Col 2.16).

No conocemos directamente esa “filosofía” que el autor denuncia y condena (2.8), pero sí indirectamente a través de las críticas que el apóstol le dirige. Puede tratarse de un sistema religioso bastante difundido en aquel tiempo y conocido por él. Por las alusiones de la carta podemos reconstruir algunas áreas de reflexión de esos “filósofos” que perturbaron tanto a los colosenses:

  1. La “filosofía” –para usar esta expresión en sentido muy amplio– se refería a varias “potestades”, que reciben en esta epístola diversos nombres y aparecen también en otras epístolas aunque con menos énfasis (Col 1.16-20; 2.9-15; 1 Cor 2.6; 15.24).
  2. ¿Qué son las “potestades”? En primer lugar, parece que aluden a seres celestiales: pertenecen al mundo del “cielo”, tal como el mundo antiguo lo concebía, es decir, el mundo que está en las alturas sobre el mundo material del la tierra y el mar. En segundo lugar, se supone que las potestades ejercen un cierto papel en nuestro mundo, en esta tierra. Pensaban que el mundo material estaba totalmente poblado y penetrado por fuerzas celestiales. En tercer lugar, las potestades presiden los sistemas religiosos. Están ligadas a sistemas de ritos, liturgias, preceptos u observancias religiosas, especialmente a través de ángeles. En ámbitos judíos lejanos a Jerusalén, donde los gentiles descubrían potestades, ellos hablaban de ángeles.
  3. “Conocimiento” parece haber sido el elemento principal del sistema religioso denominado “filosofía”, en una época fascinada por el conocimiento misterioso de realidades escondidas. La carta muestra en varias oportunidades un vocabulario referido al conocimiento. Ver por ej. 1.9-10, 27-28; 2.2-3, 8. Tales conocimientos no tienen utilidad práctica: constituyen un acceso a un mundo superior. Responden a una cierta curiosidad por saber algunos de los secretos de la vida y de la muerte, del mundo, del futuro. Podían ser ritos de purificación o de pasaje, constituyendo una iniciación, en ese caso un equivalente a la circuncisión de los judíos y del bautismo de los cristianos. Podían ser ritos o prácticas de purificación o de ascensión espiritual: prácticas de abstinencia de ciertas comidas o ciertas bebidas o prácticas de ayunos, o celebraciones de días consagrados a las potestades de acuerdo con el ritmo semanal o el ritmo de la luna o con el ritmo del año.

El fondo del problema

En la mente de Pablo, o de quien sea el autor de la carta, en el problema de los colosenses está en juego todo el sentido del cristianismo. Aquí se confrontan dos mentalidades religiosas y, más que eso, dos comportamientos del ser humano delante de Dios. En las otras epístolas (Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas y Filipenses) Pablo enfrenta al mundo judío en su resistencia a la apertura pedida por Jesús. Aquí el adversario es nuevo. Pablo descubre la confrontación del evangelio con el mundo gentil, siente la resistencia que el mundo religioso de la gentilidad opone al mensaje cristiano. ¿En qué consiste la confrontación? He aquí algunos caracteres de las oposiciones entre la mentalidad cristiana y la mentalidad gentil:

  1. La fe cristiana es exclusiva, pues ella es compromiso personal con Dios y con Jesús, es dar fe al Dios de la Biblia y hacer alianza con él, entrar en comunidad con él y aceptar la obligación de fidelidad. Muchos hoy no escogen una religión sino varias. Toman un poco de todo, buscan una religión que en cada situación de la vida les ofrezca más consuelo, más ayuda o más satisfacción espiritual.
  2. En el cristianismo no fue el ser humano quien escogió, sino Dios: una persona es cristiana porque fue escogida por Cristo. En las religiones, sin embargo, cada uno elige libremente, cada uno escoge en una religiosidad los elementos de su preferencia.
  3. En el cristianismo, la fe introduce al creyente en una comunidad y, por la comunidad, en el pueblo de Dios. La fe no se vive individualmente de modo separado, sino comunitariamente. Tener fe en Cristo es entrar en la vida de la comunidad de hermanos y hermanas que comparten esa misma fe, es aceptar el compromiso con esa comunidad.
  4. La fe cristiana tiene un punto de apoyo bien concreto, una realidad material de nuestro mundo que es Jesús, ser corporal con el cual las primeras comunidades cristianas tuvieron contactos materiales y que todavía hoy y para siempre vive corporalmente. La fe no nos lleva a un mundo de puras ideas o a un mundo puramente celestial. La fe no es evasión hacia un mundo etéreo, no es refugio en un mundo situado fuera del ser humano, como fuga de las duras realidades de este mundo terrenal que oprime sin ofrecer salidas.
  5. La fe cristiana exige un accionar consecuente: el compromiso de fe es también el compromiso ético. La fe impone comportamientos morales bien precisos e indiscutibles. La fe inaugura una vida nueva, vida activa de transformación de la realidad corporal y material, de la realidad de este mundo.

Ahora bien, los colosenses son cristianos y cristianas nuevos, nuevísimas. No deben tener más de dos o tres años de vida cristiana. Dejaron las religiones de la gentilidad. Su buena voluntad está fuera de duda. Se convirtieron, renunciaron a todas las religiosidades anteriores. Pero por falta de información o de experiencia, todavía pueden caer en manos de seductores. Si aparece en medio de ellos un doctor ilustrado, capaz de explicar que no hay nada en la fe cristiana que se oponga a sus doctrinas o a sus prácticas religiosas, los colosenses son capaces de no percibir la trampa. De ahí la necesidad de una seria advertencia.

Se trata de enraizar profundamente la novedad que constituye la fe cristiana. El compromiso con Cristo se sitúa más allá de todas las experiencias religiosas y de las preferencias subjetivas. En una palabra, en la religiosidad gentil el sujeto escoge de acuerdo con su gusto personal. En el evangelio, él es escogido y su vida ya no depende de su gusto personal sino de Cristo que es el nuevo centro de su vida.

El valor permanente de la Epístola a los Colosenses

Estamos de nuevo en un mundo donde rivalizan muchas religiosidades y muchas espiritualidades. De nuevo la curiosidad por el mundo de los espíritus y de los entes celestiales es grande. Cada vez más los criterios adoptados en materia religiosa son el valor subjetivo y la capacidad de excitar la sensibilidad religiosa. La gente de hoy no tiene más fe, tiene interés religioso, curiosidad religiosa. No creen, pero gustan; el criterio es el gusto.

Ahora bien, el cristianismo es diferente. Su criterio es Cristo. Para cristianos y cristianas, Cristo es todo. Cristo es aquel que murió en la cruz, esa persona bien concreta que vivió en este mundo terrenal. Cristo es la comunidad. Fuera de la comunidad no hay relación con Cristo. La fe no es curiosidad, ni gusto, ni experiencia religiosa. Es comunión-comunicación con Cristo, es comunidad-comunicación con una comunidad de fe centrada en Cristo, y compromiso en ella y con ella y con el mundo que Dios ama.

Todos los comentarios notan la ausencia del Espíritu Santo en esta epístola. El único argumento es Cristo. Pablo resuelve todo a partir de Cristo. ¿Por qué no interviene el Espíritu? Quizá el Espíritu habría llevado a plantear el problema de las relaciones entre cristianismo y religiosidad gentil de otro modo. Pablo quería subrayar la ruptura y la novedad. Cristo es el argumento que manifiesta la novedad radical. Por otro lado, a partir del Espíritu podríamos quizás concebir otro tipo de relaciones entre cristianismo y las religiones de la gentilidad. Habría materia para otra epístola. Pero esta otra carta nunca fue escrita. En todo caso, todavía hoy, delante de tantas religiones de ilusión, de evasión, puramente subjetivistas, individualistas, el mensaje dirigido a los colosenses permanece con nueva actualidad.

  • Colosenses 3.12-17 – Presentación de José Comblin

Al final de cada carta, Pablo agrega recomendaciones generales para la vida de la comunidad. Son consejos que valen para todas las comunidades, y son siempre válidos para todos los tiempos. Manifiestan claramente que para el apóstol la primera preocupación es la vida de la comunidad, y todo lo que pueda perjudicar o favorecer el crecimiento de la vida comunitaria.

En esta epístola las recomendaciones son largas, sobre todo si se comparan con el conjunto de la carta. Podemos considerar el inicio de las recomendaciones finales en 3.5 o en 3.1. Notamos una conexión entre las listas de pecados en 3.5-8 y la lista de virtudes en 3.12. Pablo se aparta del problema específico de Colosas y entra en el estilo propio de las recomendaciones finales.

12. Escogidos, santos, amados, son los títulos del pueblo de Dios. Los judíos se daban esos nombres y los cristianos los asumieron como miembros del nuevo y más legítimo pueblo de Dios: fueron elegidos por Dios como expresión de un amor de predilección. Fueron separados del resto de la humanidad como santos. No se trata de una perfección moral adquirida, aun cuando esta sea una exigencia de su vocación. La lista de virtudes corresponde a todo lo que es necesario para vivir en comunidad. Son las bases de la convivencia humana.

13. Continúan las exigencias de la vida comunitaria. Sin paciencia mutua y sin perdón de las ofensas no hay convivencia posible. El ejemplo de Cristo refuerza y da más valor a esta exigencia de la vida comunitaria.

14. Las recomendaciones anteriores pueden ser resumidas en una sola palabra: el “ágape”. Este es el centro y la fuente de todo. Sin “ágape” no hay comunidad, no hay vida nueva, no hay pertenencia a Cristo. El “ágape” contiene todas las virtudes. La primacía del “ágape” es doctrina constante de Pablo: 1 Co 13; Ro 5.5,8; 8.35,39; 12.9; 13.10; 15.30; 1 Co 4.21, etc.

No existe en las lenguas occidentales una palabra para traducir “ágape”. Las lenguas latinas adoptaron el derivado del latín “cáritas”, la caridad. Con el correr del tiempo, la palabra caridad quedó muy desvalorizada, apuntando a la limosna, una actitud condescendiente hacia los pobres. Exactamente lo contrario de la palabra usada por Pablo y la Biblia en general. Los idiomas germánicos y los latinos recientes usaron la palabra “amor” y sus correspondientes (liebe, love, liefde, etc). La palabra “amor” carga con toda la tradición cultural de Occidente. Amor está ligada a deseo. Incluye generalmente connotaciones que son exactamente lo contrario del “ágape”.

“Ágape” expresa la solidaridad que une a los miembros de la familia, del clan, de la tribu o del pueblo. Esta solidaridad hace que cada uno se identifica con el otro, sufra porque el otro sufre, comparta todo, soporte, acepte todo porque es una sola carne y una sola vida. Esta es la disposición que reinará en la comunidad cristiana: cada uno se identifica con los otros miembros y hace con ellos lo que hace para sí mismo. El “ágape” es el vínculo de la perfección, tema paulino por excelencia: 1 Co 12.31–13.13.

La paz de Cristo debe ser la paz que hay en las comunidades en virtud de las propuestas en los vs 13-14; y por otro lado, el don de la paz según la Biblia, es equivalente a la salvación y la liberación integral. Tal paz debe reinar en los corazones. Los “corazones” no significan solo la interioridad o los sentimientos, como si la paz consistiera solamente en las disposiciones internas. Los corazones son el centro de la vida intelectual y volitiva. Es en el corazón donde el ser humano tiene la intuición de sus responsabilidades y asume sus compromisos. Por eso decimos en la paz de Cristo es donde se constituye la única iglesia que es el cuerpo de Cristo. La unidad de este cuerpo viene de la paz. No se trata de una unidad física, automática, sino de una unidad que se construye por la colaboración, por la convivencia y por la solidaridad de todos.

La palabra es el evangelio de Cristo que, una vez aceptado en la fe, ejerce la doble función de enseñar y exhortar. La palabra que los colosenses recibieron permanece activa, posee una riqueza de posibilidades muy grandes. Continúa actuando en la catequesis y en la exhortación. Ahí está la sabiduría: la inteligencia de los pasos sucesivos en medio de los problemas de la vida. Para renovar las reuniones importa insistir en los cantos, las asambleas deben ser muy animadas y llenas de entusiasmo. Canten alabanzas a Dios. La gracia de Dios se manifiesta en formas sensibles y expresivas.

Todo está abierto para el pueblo cristiano. No está atado por leyes, prescripciones, prohibiciones. Su vida es libertad. El único criterio es el nombre de Jesucristo. Todo lo que se integra en Cristo, vale. Doctrina típica de Pablo: Fil 4.8; 1 Co 10.31.

Este vs 17 termina de delinear el retrato del cristiano. Tenemos aquí un conjunto de rasgos que bastan para configurar claramente un determinado tipo de persona. El cristiano no se identifica con una ley, una serie de observancias, sino por un determinado modo de actuar. No es el contenido de sus actos lo que lo caracteriza, sino una determinada manera de abordar la vida, el mundo, a los otros y otras.

José Comblin, biblista católico belga-brasileño-chileno (1923-2011) en Colosenses y Filemón, La Aurora, Bs Aires, 1989. Resumen y adaptación de GBH.


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