Recursos para la predicación

17 Oct 2023
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Recursos para la predicación
Recursos para la predicación 22 OctubreOct 2023

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Mateo 22.15-22 – Presentación de Ricardo Pietrantonio

La tributación romana (ver Mc 12.13-17; Lc 20.20-26). Las tres siguientes confrontaciones fueron iniciadas por los oponentes de Jesús, con el fin de enredarle en alguna palabra que pudiera ser usada en su contra. La primera trata el asunto de la tasación romana, que era algo fieramente resentido por cualquier judío patriótico ya que era un símbolo de su subyugación política. Unos 25 años antes una revuelta principal en contra de este impuesto fue iniciada por un líder galileo popular llamado Judas (Hch 5.37), de donde se inspiró el grupo de los celotes. Por lo tanto, era una pregunta capciosa: el apoyar el impuesto sería no patriótico, mientras que el oponerse al impuesto sería peligroso políticamente (en especial para un líder popular galileo).

Sin embargo, al pedirles que le mostraran un denario, los expuso como hipócritas, ya que ningún judío patriótico debiera estar llevando dicha moneda, porque llevaba la imagen “idolátrica” del emperador y la inscripción con el título de “Hijo de Dios”. Si estaban usando el dinero del César, ¡que le paguen su impuesto! De esta manera Jesús se distanció decisivamente de la posición de los celotes, infiriendo que la lealtad a un gobierno pagano no era incompatible con su lealtad hacia Dios. Jesús no dijo lo que se debería hacer cuando las dos lealtades estuviesen en conflicto.

Ricardo Pietrantonio, biblista luterano argentino (IELU), Estudio Exegético-Homilético 31, ISEDET, Buenos Aires, octubre 2002.


Isaías 45.1-7 – Presentación de Mercedes García Bachmann

Isaías 45.1-7 forma parte de una unidad mayor. Esto es lo único claro en cuanto a la división del texto en unidades literarias. Muchos comentarios y Biblias comienzan la sección en 44.23, otros en 44.24; tampoco es claro si 45.8 (o aun 9-25) debería incluirse en esta perícopa. 44.23 y 45.8 son doxologías más o menos independientes, por lo que se las puede incluir o excluir.

Estructura

Según Fokkelman, se trata de un poema en dos secciones, cada una con un número de estrofas en paralelo, en contenido pero sobre todo en la forma literaria interna. La primera abarca 44.24-28 y la segunda, 47.1-7. La mejor manera de comprender su argumentación y disfrutar de la maestría de este/a poeta es analizarlo en hebreo. Sin embargo, como este no es un idioma fácilmente accesible, trataré de compartir la mayor cantidad de información posible sin recurrir excesivamente al original.

El poema se divide, como ya dije, en dos secciones, cada una de las cuales contiene varias estrofas y numerosos versos. Ambas secciones son introducidas con la fórmula profética típica “Así dice Yavé”. Ambas están rodeadas por un tristiquio al comienzo (44.24c-e) y tres tristiquios al final (45.5-7). Todas las estrofas son de tres versos, excepto la primera de 2 y la tercera de 4, que así se complementan.

La segunda sección, 45.1-7, utiliza y multiplica los recursos literarios. Ahora las estrofas son cuatro, c/u de tres versos.

La expresión “Yo soy Yavé, no hay nadie más” o en versión más breve “Yo soy YHWH” aparece repetidamente. Pero además, al final de la 1ª sección y al comienzo de la segunda, aparece finalmente el nombre del siervo, Ciro (en hebreo, Kores), a quien el profeta llama, citando a Yavé, “mi mesías, mi elegido”.

Finalmente, cabe notar que el v. 27c, que comienza con el mismo verbo rm pero en infinitivo y precedido de conjunción, introduce la función que tendrá Ciro en nombre de Dios. El infinitivo, al no tener una conjugación personal, permite varias interpretaciones.

En fin, una obra de arte. ¿Y con qué fin?

Reflexión

El texto en estudio es una obra de arte, efectivamente. Y más aun considerando que su autor o autora, a quien convencionalmente llamamos el Segundo Isaías, ha utilizado diversos géneros literarios y los ha unido en un tapiz impresionante. La primera unidad literaria (corresponde a las dos primeras estrofas) es una disputa, donde el/la profeta habla en nombre de Yavé, afirmando la supremacía del Uno/Único sobre los/as muchos/as adivinos/as y/o charlatanes. Está destinada a Israel.

Antes como ahora, siempre está presente en los/as fieles la tentación de dejar a Yavé por otras divinidades, o de compartirlo, que en este caso es lo mismo. Entonces, la primera parte del anuncio, muestra varias razones por las que no hay como Yavé, desde la creación en el vientre materno (una metáfora, puesto que está hablando del pueblo) hasta el anuncio de que las ruinas serán reconstruidas. Acá varios comentarios llaman la atención al doble movimiento, de destrucción o tirada abajo de lo que no sirve y de construcción o levantada de lo que es verdadero.

Hawthorne menciona que en sus últimos tiempos de reinado, Nabónido –último rey de Babilonia antes de la caída ante Persia– había hecho traer a Babilonia una cantidad de figuras de distintas divinidades, con sus correspondientes funcionarios, de modo que estos eran moneda corriente en la ciudad. En este texto, a diferencia de muchos otros, no son las mujeres las tildadas de adivinadoras, “brujas” y otras malas profesiones. De todos modos, el lenguaje, creo, tiene la intención de incluir tanto a falsas divinidades, masculinas y femeninas, como a sus agentes y emisarios/as. Nótese la contraposición no solo de términos, sino también de número: los muchos no pueden contra uno solo que es verdadero (que tampoco es varón... ni mujer...).

La segunda sección, 45.1-7, está dirigida al elegido, ungido de Yavé, Ciro. El género literario es el de un oráculo de investidura real. Claro que Ciro nunca se enterará, es una figura poética, de modo que el oráculo real se convierte en oráculo de salvación para Israel. Para lograr la relación entre ambas secciones se recurre al quiasmo inter-estrófico con el nombre de Ciro y sus títulos, así como la mención de Israel/Jacob.

¿A qué se refiere el texto con los “tesoros secretos o de lo oscuro” en el v.3? Por una parte, Hawthorne piensa que el texto es realista y muestra que Ciro no conquistará Babilonia por amor a Yavé (a quien no reconoce) o a sus deportados sino por ganancias. Por otra parte, Fokkelman piensa que, dada la estructuración de todo el texto, también puede haber detrás una visión espiritual: “el tesoro mayor que Ciro llega a conocer es conocer al Dios verdadero”. Esto a la luz de las múltiples binas polares (tierra y cielo, agua y seca, conocer e ignorar, adivinadores y Yavé, oscuridad y luz, este y oeste, etc.)

Hacia la prédica

No siempre se da la oportunidad de reflexionar sobre esta conjunción tan particular de eventos que presenta este texto. Ciro era un “donnadie” hasta que llegó a ser uno de los soberanos más poderosos de la tierra, conquistando primero el reino medo y posteriormente, Babilonia. Las noticias de la entrega de la ciudad de Babilonia a las manos de este conquistador, por parte de los propios sacerdotes babilonios, deben haber llegado volando a los exiliados. ¡Y cuánta polvareda levantaron! Por un lado, la simple alegría de ver al vencedor, al opresor, vencido. Posteriormente, al comprender que habría un cambio de políticas de estado y que las familias deportadas podrían volver a la tierra que habían abandonado a la fuerza, la incredulidad, la alegría y la acción de gracias. Sí, acción de gracias a Yavé, porque nadie más podía haber logrado esto. Sin duda, Ciro tenía que haber sido un instrumento de Dios como antes Nabucodonosor lo había sido. Uno para castigar a Israel y el otro para restaurarlo: “hará lo que me place” (44.28d).

Ciro dará las órdenes para que las murallas sean levantadas y el mismo Templo de Yavé reconstruido, pero lo hará porque detrás de él –en realidad, delante de él–, abriéndole las puertas, tirando abajo todo obstáculo, caminaba Dios mismo (nótese la 1ª persona del verbo en 45.2a). Ambas secciones tienen la finalidad de convencer a Israel, a la comunidad deportada, que está al borde de bajar los brazos y quedarse para siempre en el destierro. La primera sección tiene la finalidad de convencer a Israel de que no pierda la esperanza porque Yavé sigue siendo el único confiable, a pesar de todas las ofertas religiosas y pseudo-religiosas que Babilonia les ofrece y que resultan no ser nada. La segunda sección tiene la finalidad de mover a la acción frente al edicto de Ciro que les permitirá volver y reconstruir.

Este poema es un ejemplo inestimable de que hay una dimensión política que la fe no puede desperdiciar, porque al hacerlo de todos modos estaría haciendo una opción política, pero inconsciente, conservadora del status quo. El elegido de Yavé en este caso tiene nombre y apellido. Y una carga teológica que seguramente les hizo rechinar los dientes a algunos teólogos. No solamente es llamado ungido y pastor, términos utilizados para reyes, sacerdotes y otros funcionarios designados. También es llamado “siervo de Yavé” (con los sufijos “mi” y “su”), un término reservado a muy pocos elegidos. De ahí que Ogden haya detectado que se trata de una alusión muy clara a Moisés, uno de los pocos siervos de Yavé. Elegido, también, para sacar al pueblo de la esclavitud, de la oscuridad, de la tierra extraña y conducirlo a la tierra que mana leche y miel. Era sencillo asociarlos en la fe.

No tengo sugerencias concretas para la prédica, pues esta estará determinada en gran medida por el tipo de Iglesia de que se trate y por su conciencia política. Pienso, eso sí, que no debe dejarse pasar la oportunidad de reflexionar sobre el significado de una lectura teológica, teo-céntrica, de los eventos políticos que nos suceden, tanto a nivel local como nacional. Se puede hacer, quizás, una relación con los auto-propuestos mesías, adivinos, sabios del presente en contraste con quien verdaderamente trae la luz, aquieta el abismo, abre puertas cerradas y dice “Yo, Yavé”. El centro de atención no es Ciro, no son los dioses paganos, ni siquiera es Israel o el Déutero-Isaías: es EL SEÑOR.

Bibliografía: J. Severino Croatto, Isaías: La palabra profética y su relectura hermenéutica, II: 40-55: La liberación es posible, Bs. As., Lumen, 1994.
Mercedes García Bachmann en Estudio Exegético–Homilético 103, Octubre 2008, ISEDET, Buenos Aires.


Salmo 96 – Presentación de Enzo Cortese y Silvestre Pongutá

Los salmos 96 y 98 tienen en común, al comienzo, ser llamados un canto nuevo y la ausencia de orientación directa a Dios, del que se habla solo en tercera persona. Además las respectivas partes finales son muy semejantes (96.11s y 98.7s) entre ellas (y con Is 44.23; 49.3), y el comienzo, en especial el del Sal 96, es muy semejante a Is 42.10s. La parte central (96.7-10), en cambio, se caracteriza por su universalismo.

Nuevas perspectivas teológicas

Como en 95.3, tenemos la arcaica confrontación de Dios con las otras divinidades, pero aquí se dice solemnemente que no son nada (v 5, ver BJ). Además, mientras en los himnos análogos antiguos (véase 97 y 99) las criaturas se atemorizan por el triunfo divino (por la lucha mítica contra el caos), aquí todo se alegra. Es la alegría del Dt-Is: ver especialmente Is 44.23. El progreso de la teología yavista es fruto y mérito de la predicación del Dt-Is (y del exilio) sobre el Dios único y universal. La gran alegría de la creación del 96.11s es eco del clima y de las partes del Dt-Is ya citados. El final del vs 6 nos muestra, sin embargo, que nos hallamos ya en el templo reconstruido.

Universalismo (7ss)

Este tema, fruto también de la predicación del profeta del exilio (especialmente Is 45.20s), se debe subrayar. Es interesante ante todo notar que 96.7s parte de una cita del antiguo 29.1, pero sustituye los hijos de los dioses con las familias de los pueblos, y hasta para invitarlas a entrar al templo, para llevar sus homenajes.

El salmo se incluye casi idéntico en 1 Cr 16.23-33 y la confrontación muestra claramente que Crónicas depende del salmo. De ordinario no se advierte la importancia de estos versículos o se tiende a colocarlos en una época muy tardía, como si esta óptica, luego, fuese más aceptada por la comunidad judía. So olvida que la amplitud de la visión (exílica), que continúa de cualquier modo hasta Jonás y Malaquías, fue, a lo sumo, restringida por Esdras (para nosotros en el 390 aC) y por los responsables de la teocracia postexílica, y hay que admirarse que el cronista la haya incluido con ocasión del relato del traslado del arca. Solo la línea no oficial es verdaderamente misionera y no triunfalista, al enseñar que entre los pueblos se debe divulgar la realeza divina.

Lectura cristiana

Nosotros que por el Evangelio estamos vinculados la misión y a predicar que el reino de Dios está en medio de nosotros, deberíamos hacer nuestra proclamación aún más gozosa que la del salmo, después de tantas maravillas nuevas realizadas por Dios. Y vemos en el mundo, por el contrario, tantas comunidades cansadas y frustradas. Los mismos guías espirituales en las congregaciones, a su vez impulsados a contar sus heridas y fracasos, pierden a menudo el secreto de esta alegría muy antigua o, a lo sumo, expresan una alegría artificial. Como si para estar en la alegría se debiera ser muchos o estar todos. Es un círculo vicioso. Y así, en vez de ser comunidades contagiosas, se cuentan también pérdidas y defecciones. No era así en las comunidades primitivas, ni siquiera cuando Pablo se encontraba en prisión.

Enzo Cortese y Silvestre Pongutá, biblistas católicos italiano y colombiano respectivamente en Comentario Bíblico Latinoamericano, Verbo Divino, España, 2007.


Introducción a la Primera carta a los Tesalonicenses – Presentación de Néstor Míguez

Escrita hacia el año 50, esta epístola es probablemente el documento cristiano más antiguo que tenemos. Se ubica al poco tiempo de establecerse Pablo en Corinto durante su segundo viaje misionero. El libro de los Hechos en 18.1-4 nos comenta un edicto del Emperador Tiberio Claudio, que es probablemente del año 49.

Esta carta reanuda el diálogo con la recién fundada comunidad cristiana de Tesalónica, como continuidad de su llamado al seguimiento de Jesucristo. Es la exposición más clara del propio Pablo comentando cómo se origina una comunidad en su tarea misionera.

El uso de la primera persona plural que caracteriza la carta marca el carácter comunitario de la experiencia misionera sobre la que se construye el texto de 1 Tes. En gran medida, la propia comunidad de cristianos en Tesalónica y el grupo misionero con los autores colectivos de la carta, porque sobre esa experiencia común se construye el mensaje.

Pablo es el encargado de darle coherencia teológica a la carta. Elabora sus desarrollos doctrinales a partir de ver cómo funciona la concepción cristiana del mundo en las situaciones de la vida y testimonio de la comunidad. Así, su teología nace de la práctica.

Quizás la diferencia de 1 Tes con otras epístolas paulinas es que se refiere principalmente al testimonio externo de la Iglesia, mucho más que a cuestiones internas. Así, expone una concepción de la vida y del mundo

  • que surge de la aceptación del Evangelio de Cristo,
  • desde la problemática ética,
  • desde una conducta cristiana coherente con la fe proclamada
  • en medio de un mundo que se vuelve hostil.

Apreciamos la argumentación del apóstol Pablo como unidad literaria, más allá de ciertas duplicaciones y algunas dificultades en la redacción, como carta surgida en medio de las premuras de la situación, en medio de persecuciones y viajes y esperas angustiosas.

Se puede apreciar además el uso de algunas “fórmulas” pre-existentes, un material eclesial previo, común en los intercambios epistolares en las nacientes iglesias cristianas. Ello indica la forma en que Pablo elabora su teología. Así, por ejemplo,

1.9-10 y cómo se apartaron de los ídolos y se volvieron al Dios vivo y verdadero, para servirlo 10 y esperar de los cielos a Jesús, su Hijo, a quien Dios resucitó de los muertos, y que es quien nos libra de la ira venidera.
4.14 Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios levantará con Jesús a los que murieron en él.
5.2 Ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará como ladrón en la noche;
5.9 Dios no nos ha puesto para sufrir el castigo, sino para alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Esta carta contiene las recomendaciones para que esta nueva comunidad de creyentes continúe con la tarea evangelizadora iniciada, y bruscamente suspendida por la obligada y súbita partida del grupo misionero (Pablo, Silvano o Silas y Timoteo). Tenemos que leer el relato del libro de los Hechos de los Apóstoles 17.1-15.

Un tema destacado en la carta es la responsabilidad que muestra la iglesia de Tesalónica en su testimonio ante el resto del mundo. Leamos 1.7-8; 3.6; 4.10-12.

Podemos ver en la misma carta que se trata de una congregación predominantemente –y hasta tal vez exclusivamente- proveniente de la gentilidad (ver 1 Tes 1.9 y 2.14), se nota la falta de citas del Antiguo Testamento, no hay aclaraciones respecto al papel de la ley de Moisés ni hay argumentaciones destinadas a convertidos provenientes del judaísmo.

Y se puede vislumbrar una comunidad de gente pobre, probablemente artesanos urbanos que sobreviven duramente, trabajando con sus manos (ver 4.11), como el mismo Pablo tuvo que hacerlo (ver 2.9). Pablo reconoce que debió recibir ayuda para sostenerse en Tesalónica (ver Filip 4.16) y caracteriza a las comunidades de Macedonia como de “profunda pobreza”, según 2 Cor 8.1-2.

Podemos leer esta carta con el trasfondo de la filosofía moral popular de la época, dentro del género literario de la “exhortación”. Sin embargo, esta modalidad literaria sufre un profundo cambio cuando Pablo la usa para contar de su experiencia de Dios, cuando destaca las dimensiones teológicas de la ética cristiana, o cuando usa el material de la reciente tradición cristiana para referirse a los mismos temas que preocupan a los autores paganos. Pablo en realidad está creando un nuevo género literario, el de “la carta cristiana”. El apóstol debe recrear los elementos de su entorno para expresar esta nueva realidad que asoma con la formación de la asamblea o ekklesía cristiana.

Podemos ver la organización de la carta de la siguiente manera:

Primera parte: Confirmación del vínculo de la fe

Saludo. 1.1
Acción de gracias y reconocimiento del ministerio de la comunidad de Tesalónica. 1.2-10
Rememoración del ministerio de Pablo. 2.1-12
Acción de gracias por la fidelidad de la comunidad. 2.13-16
Visita frustrada de Pablo y viaje de Timoteo a Tesalónica. 2.17–3.5
Pablo es evangelizado por los tesalonicenses. 3.6-13

Segunda parte: Confirmación del núcleo ético/doctrinal de la fe

El testimonio ético de la comunidad tesalonicense. 4.1-12
La parusía del Señor como núcleo de fe y esperanza. 4.13–5.11

Tercera parte: La vida de la comunidad de la fe

Recomendaciones varias para la vida eclesial. 5.12-22
Despedida y bendición. 5.23-28

Néstor O. Míguez, en el Comentario Bíblico Latinoamericano, Editorial Verbo Divino, Estella, España, 2003.


1 Tesalonicenses 1.1-10. Ejemplo de los tesalonicenses – Presentación de Néstor Míguez

Salutación. 1.1

Pablo, Silvano (la forma latina del nombre Silas, usado en Hch) y Timoteo son los autores de la carta. Su autoría colectiva, como lo destaca el uso de la primera persona del plural en casi toda la epístola. El saludo es habitual para la correspondencia de la época en su forma, pero distinto en su contenido. En su brevedad, el saludo contiene ya algunos elementos destacables. Está dirigido “a la ekklesía de los tesalonicenses”.

Para una ciudad libre como de Tesalónica, ya existía una ekklesía: era la asamblea de los ciudadanos (el demos) el órgano político civil. Si bien estaba controlada por los representantes del César como Señor, la reunión de ciudadanos tenía cierta libertad para elegir sus autoridades municipales y magistrados locales. Pero ahora aparece una “asamblea” alternativa: la que se reúne en el nombre de “Dios Padre” y del Señor Jesucristo”.

Lo que aparece como una fórmula inocente convoca, en realidad, a “otra patria y otro Señor”, alternativos a los de la política oficial. Son esta patria y este Señor, y no los que gobiernan el Imperio, los que pueden brindar gracia y paz. Recordemos que uno de los lemas del Imperio romano era el de la Pax Romana, o Pax Augusta. En esta simple salutación ya comienza a aparecer el carácter contrahegemónico de la naciente Iglesia cristiana.

Acción de gracias y reconocimiento del ministerio de la comunidad de Tesalónica. 1.2-10.

El cuerpo de la carta comienza con una acción de gracias que en realidad se extiende hasta los primeros tres capítulos. El agradecimiento (eujaristía) crea una especie de arquitectura para el conjunto de la carta. Así, la distribución de esta palabra…

1.2: Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, y los tenemos presentes en nuestras oraciones.

2.13: 13 Por eso también nosotros siempre damos gracias a Dios de que, cuando ustedes recibieron la palabra de Dios que nosotros les predicamos, no la recibieron como mera palabra humana sino como lo que es, como la palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes.

3.9: ¿Cómo podríamos dar gracias a Dios por ustedes, y por todo el gozo que ustedes nos hacen disfrutar delante de nuestro Dios?

5.18: 18 Den gracias a Dios en todo, porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.

…muestra su valor como encadenante de toda la carta.

Esta primera acción de gracias ocupa el lugar que en la correspondencia normal de la época se usaba para afirmar el vínculo entre remitente y receptor. Pero aquí se enriquece para afirmar el vínculo de la comunidad con Dios y confirma el propósito misionero de la iglesia de Tesalónica.

Gratitud, oración y recuerdo. 1.2-3

Pablo confirma que la asamblea cristiana en Tesalónica participa realmente de ese proyecto misionero: ellos y ellas están perfeccionando la obra del grupo misionero de Pablo, Silvano y Timoteo. Aquí aparecen estas tres palabras claves en los escritos de Pablo: fe, amor y esperanza.

El llamado, el compromiso y el mensaje de la comunidad. 1.4-8

El lenguaje usado en la carta destaca el valor de la comunicación y de la vinculación:

  • Dios los ha elegido/escogido, literalmente llamado; evangelio (una buena noticia); recibieron la palabra (logos).
  • Son hermanos amados, son un ejemplo para todos los creyentes en toda la zona y en muchos otros lugares…

Y se destaca el “saber” del grupo misionero (“sabemos”, v 4) y el de la iglesia (“ustedes bien saben”, v 5) y del mensaje (“se sabe de la fe que ustedes tienen”, v 8). Es decir, ahora la comunidad de Tesalónica se hace elaboradora del mensaje. Ahora la Palabra es de la comunidad, por su participación en el evangelio, en el mensaje de la buena noticia del reino de Dios.

La fuerza de la salvación. 1.9-10

Al incorporarse a esta asamblea de la fe, el amor y la esperanza, centrados en Jesucristo, los tesalonicenses y con ellos todos nosotros, nos ubicamos como una comunidad escatológica, una comunidad que espera el nuevo mundo de Dios:

Antes, la comunidad creyente estaba destinada a “la ira venidera”, pero ahora puede aguardar la venida del Señor (“esperar de los cielos a Jesús, el Hijo de Dios”) como redención y no como condenación. El Dios justiciero que se hará presente en el día del Señor (leer 5.2) pronunciará un juicio condenatorio sobre quienes han vivido movidos por las idolatrías. Pero ahora estos hermanos y hermanas han sido llamados por Dios, ellos recibieron la palabra con gozo, y se volvieron al Dios vivo y verdadero para servir al Dios de la vida plena, ahora sus vidas están arraigadas en la voluntad de Dios y ahora se están construyendo como un nuevo pueblo.

Néstor Míguez, biblista metodista argentino, en Comentario Bíblico Latinoamericano, Verbo Divino, Estella, España, 2003. Adaptado por GBH


Dicho de otra manera – Presentación de Ricardo Pietrantonio

Los misioneros, como Jesús mismo, habían sido fuertemente atacados, pero resistieron firmes la oposición sin darse por vencidos. Del mismo modo también los lectores habían dado la bienvenida al mensaje, a pesar de la adversidad, con la clase de gozo que se debía sólo al obrar del Espíritu Santo en sus vidas (cf. Rom 5.5; 14.17; Gál 5.22). Esto hizo de ellos un ejemplo a otros cristianos en las dos provincias romanas de Macedonia y Acaya, casi el área de la Grecia moderna.

La respuesta de los tesalonicenses al evangelio está resumida en tres frases que sin duda reflejan el lenguaje de la predicación inicial. Primera, habían abandonado a los ídolos. Segunda, se habían vuelto al Dios vivo y verdadero para servirlo. Tercera, ellos habían fijado su esperanza en Jesús como el único y solo salvador del juicio futuro. La predicación de los judíos a los gentiles (responsabilidad que los cristianos naturalmente asumieron) cubrió los dos puntos previos; esta era la característica distintiva del mensaje cristiano.

Ricardo Pietrantonio, biblista luterano argentino (IELU), Estudio Exegético-Homilético 31, ISEDET, octubre 2002


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