Decimosexto domingo después de Pentecostés

Mt 18.21-35; Gn 50.15-21; Sal 103.(1-7) 8-13; Rm 14.1-9 (10-12)

Evangelio de Mateo 18.21-35: ¿Cuántas veces debo perdonar a mi hermano? Un rey decide vender como esclavo a un funcionario que le debe muchísimo, pero después lo perdona. Y el perdonado mete en la cárcel a un compañero que le debía muy poco y entonces el rey condena al antes perdonado. Así hará mi Padre con ustedes si…

Libro del Génesis 50.15-21: Muerto Jacob, el patriarca, los hermanos de José todavía temen por una posible represalia de su hermano ahora príncipe del faraón. Pero José vuelve a llorar ante ellos y les habla con cariño: Dios cambió todo para bien, que es darle vida a mucha gente.

Salmo 103. (1-7) 8-13: (Bendice al Señor, no olvides ninguna de sus bendiciones: perdón, salud, rescate de la muerte, renovación de fuerzas). El Señor imparte justicia frente a la opresión, es misericordioso y clemente. No nos trata como merecemos, sino según su misericordia.

Carta a los Romanos 14.1-9 (10-12): Reciban a los débiles en la fe, por ejemplo quienes creen que hay alimentos prohibidos o quienes dan más importancia a un día que a otro… Cada uno debe estar convencido de lo que cree. Ninguno de nosotros vive para sí mismo: ¡si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos!