Segundo domingo después de Pentecostés

Génesis 12:1-9; Oseas 5:15-6:6; Romanos 4:13-25; Mateo 9:9-13, 18-26

Evangelio de Mateo 9.9-13, 18-26: “Sígueme” le dice Jesús a Mateo, que estaba cobrando los impuestos. Mateo se levanta y lo sigue. ¿Cómo es que comes con cobradores de impuestos y otros pecadores. No los sanos sino los enfermos necesitan médico, dice Jesús. Después siguen los relatos de la hija de Jairo, el magistrado; y de la mujer que tocó el manto de Jesús.

O bien, Oseas 6.1-6: El pueblo dice mentirosamente que volvamos nuestros ojos al Señor, y ya que nos hirió, vendará nuestras heridas y nos resucitará… Pero el Señor denuncia que la piedad de ustedes es como la neblina o el rocío. Lo que yo quiero es misericordia, conocimiento de Dios más que holocaustos.

Salmo 33.1-12: Ustedes los justos, las íntegras, canten al Señor un cántico nuevo. El Señor ama la justicia y el derecho, la tierra está llena de su misericordia. ¡Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor!

Romanos 4.16, 22-25: La promesa se recibe por fe, para que sea por gracia. Por eso se tomó en cuenta la fe de Abraham como justicia. Y también respecto a nosotros: Dios tomará en cuenta nuestra fe, si creemos en Dios que levantó de los muertos a Jesús, entregado por nuestros pecados y que resucitó para nuestra justificación.