Epifanía del Señor

Salmo 8; Eclesiastés 3:1-13; Apocalipsis 21:1-6a; Mateo 25:31-46

Evangelio de Mateo 25.31-46: Todos los pueblos serán reunidos ante el Hijo del Hombre. Y dirá a las ovejas: tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui forastero y me recibieron; estuve desnudo y me cubrieron; enfermo y me visitaron; en la cárcel y vinieron a visitarme. Todo lo que hicieron por uno de mis hermanos más pequeños, por mí lo hicieron. Y dirá a los cabritos: tuve hambre y no me dieron de comer…

Libro del Eclesiastés 3.1-13: Todo tiene su tiempo: el momento en que se nace y el momento en que se muere, en el que se planta y en el que se cosecha, en el que se hiere y en el que se sana, el de amar y el de odiar; el de la guerra y el de la paz… ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de todos sus afanes? Dios lo hizo todo hermoso, y puso en la gente la idea de la eternidad…

Libro del Apocalipsis 21.1-6a: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, y vi la nueva Jerusalén... Aquí está el tabernáculo de Dios con los seres humanos; vivirá con ellos y ellos serán su pueblo. Y ya no habrá muerte, ni más llanto. Yo hago nuevas todas las cosas; soy el principio y el fin.

Salmo 8: Dios nuestro, ¡cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Cuando contemplo el cielo me pregunto ¿qué es el ser humano, qué es la humanidad? Lo hiciste poco menor que un dios, todo lo pusiste debajo de sus pies. ¡Cuán glorioso es tu nombre!