Recursos para la liturgia del culto comunitario
Credo
Creo en un Dios que nos enseña a orar insistentemente, no porque ÉL lo necesite, sino porque la oración genuina nos rescata de nuestra inmediatez, de nuestras fantasías de omnipotencia y del cansancio..., para reconstituirnos en ÉL, con la paz de su mirada y el coraje de su esperanza.
Creo en un Dios que enseña que su adoración coincide con el momento supremo del encuentro con nosotros mismos, porque ÉL tiene su residencia en la intimidad profunda de nuestro ser.
Creo en un Dios que enseña que la adoración culmina en el momento de la común-unión, al compartir el mismo Pan. (¡Qué contrasentido es adorar explotando a los hombres. Sometiendo a los pueblos...!)
Creo en un Dios que nos creó pueblo, pero no masa, porque conoce a cada uno por su nombre y cree en la conciencia leal de cada uno.
Creo en un Dios que nunca dijo que la creación y la historia habían terminado en ninguna fecha, y enseña que el señor de su parábola saca siempre de su arcón cosas nuevas y cosas viejas, pero que no se remienda un vestido viejo con parches nuevos porque se rompe más. Al vino nuevo se lo ha de echar en cueros nuevos…
Creo en un Dios que optó por los pobres y nació y vivió y murió como pobre, porque sabe que el espíritu de la riqueza y el espíritu del poder endurecen los corazones y frenan el camino de la dignidad humana y de la fraternidad universal.
Creo en un Dios que no genera ansiedad, y nos señala que el pasado y el futuro existen, pero que la vida es hoy, y le es suficiente a cada día su propio esfuerzo.
Creo en un Dios que nos invita a retornar a ÉL cuando estamos agobiados, para experimentar el descanso de su encuentro, en nuestro interior, donde EL habita.
Creo en un Dios que nunca es mi rival sino el fundamento de mi libertad. ÉL, que dijo que la verdad nos hace libres.
Creo en un Dios que no ama ni provoca el dolor de los hombres, y que nos enseñó a asumirlo como una condición inevitable de la vida que asciende, encarnando la experiencia de la soledad, el dolor y la muerte.
Creo en un Dios que nunca me invita a huir de la vida, ni a enajenar mi dignidad de persona, ni a renunciar a la responsabilidad de pensar con mi cabeza.
Creo en un Dios que lloró como hombre la muerte del amigo, porque sentía como nosotros esa fractura de la vida, pero que la asumió personalmente con toda su agonía para dejarnos el testimonio supremo de la resurrección.
Julio Labaké - Red de Liturgia CLAI
Hacia el fin de la carrera
Hacia el fin de la carrera de nuestras vidas, Señor, llegamos a tiempos cada vez más difíciles para tu pueblo. Nosotros estamos dispuestos a ser ofrecidos en sacrificio si ello significa vida para tu gente.
Procura venir, Señor, antes del invierno de nuestra vida. Hemos peleado la buena batalla, nos mantuvimos fieles.
Te necesitamos, ven pronto a vernos, Señor. En este mundo estamos presos, líbranos de la boca del león.
Tú nos ayudaste y nos diste fuerzas, pudimos predicar tu mensaje de vida nueva. No fuimos falsos maestros enseñando lo que todos querían oír.
Hacia el fin de la carrera de nuestra vida, Dios, acércanos la capa de tu amor, tráenos los libros de tu gracia, queremos ver los pergaminos de la historia de tu salvación.
Líbranos de todo mal, llévanos a tu reino celestial.
Amén.
GBH, sobre 2 Timoteo 4.
Letanía de confesión
Por no haber caminado cabalmente por tus senderos durante la semana transcurrida,
Suplicamos tu perdón, oh Dios de misericordia.
Por haber vuelto nuestro corazón ciego, sordo y mudo ante las necesidades de nuestra gente,
Suplicamos tu perdón, oh Dios de misericordia.
Por nuestra sociedad, que se torna indiferente a tu amor y manifiesta ingratitud por tus bondades,
Suplicamos tu perdón, oh Dios de misericordia.
Por este mundo injusto y discriminador, que sólo vive para sí,
dejando de lado la equidad y la hermandad.
Suplicamos tu perdón, oh Dios de misericordia.
Por la humanidad que ha tratado sin respeto a la creación y sin consideración a las creaturas.
Suplicamos tu perdón, oh Dios de misericordia.
Zabdiel Ramos Torres - Red Crearte
Dónde poner nuestro corazón
¿Dónde poner nuestro corazón, Señor?
En medio de las luces y las sombras por las que transitamos día a día. En medio de los publicanos y fariseos que ostentan el poder de los reinos de este mundo, sin mirar la injusticia que obran entre sus hermanos.
¿Dónde poner nuestro corazón, Señor?
En este tiempo de pobreza y violencia enfrentadas; de niños y jóvenes abusados, en este tiempo en que parece que fe y esperanza se soltaron de tu mano.
¿Dónde poner nuestro corazón, Señor?
En medio de familias enteras que suben a pobres embarcaciones, buscando un horizonte mejor y dejan sus vidas en medio del mar; de niños que pierden su inocencia al ver la muerte tocarlos de cerca en esos barcos.
Muéstranos, Señor, que el tesoro sigue siendo tu entrega al Reino de la Verdad y la Justicia, que amar al prójimo sigue siendo tu obsesión, que aprender a amarnos en palabras y gestos
sigue siendo tu enseñanza favorita, y que entonces cuando estemos frente a frente, nos preguntarás ¿dónde está tu corazón? y sea ese el momento de mostrar todos los nombres que tenemos en las manos.
Amén.
Cristina Dinoto
Habla la vida
Habla la Vida,
no en palabras ni versos,
no en poemas ni cantos,
no en susurro, no en grito.
Habla, primero, al abrazar al herido
y dar agua al sediento,
al partirte un poco la espalda
para cargar con los abatidos
(¿quién, si no, tirará de ellos?)
Habla la Vida, en el perdón sincero,
en el respeto, en un amor de hermano,
de amigo, de amante eterno
en la mesa dispuesta
para saciar al hambriento.
Si la Vida calla, el poema, el grito,
el canto…, es verbo hueco.
Pero si cantan las obras, si recita el gesto,
si grita la vida, eso es evangelio.
José María R. Olaizola, sj
Bendición por la unidad
El Señor esté con ustedes.
Y también contigo.
Que el amor del Señor Jesús te una
con todos tus hermanos y hermanas,
que el poder del Señor Jesús
te fortalezca en su servicio,
que la alegría de Jesús llene tu espíritu,
y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre todos ustedes
y permanezca siempre en ustedes.
Amén.
Bendición para un encuentro ecuménico
Que el Dios creador nos bendiga con su Gracia
para ser una Iglesia en esperanza solidaria.
Que el Dios redentor nos bendiga
con una vocación comprometida con el Reino.
Que el Dios consolador nos bendiga
con libertad para construir la paz y defender la vida.
Que este encuentro sea una oportunidad
para continuar afirmando y viviendo
un ecumenismo de gestos concretos,
y así renacer a una esperanza viva. Amén.
En VI Asamblea de CLAI en La Habana, Cuba
Himnos y Canciones
- Corre el viento en esta gran ciudad (Perdón, Señor) – Homero Perera, Uruguay – CF 116
- Cristo es la luz de mi ser – Anónimo , Kenya - Cancionero Otro mundo es Posible https://redcrearte.org.ar/cristo-es-la-luz-de-mi-ser/ - Red Crearte
- Encendiendo sueños (son cubano) - Gerardo Oberman y Horacio Vivares, argentinos –Red Crearte
- Si fui motivo de dolor, Señor – C Maude Battersby, USA – P Sosa, Argentina – CF 114
- Te busco, Señor – Julio López, Argentina – J Berthier, Taizé, Francia – CF 417
- Ven, Santo Espíritu de Dios – Ch Wesley, RU – Trad F Pagura – CF 79
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