Décimo domingo después de Pentecostés

Salmo 82; Jeremías 23:23-29; Hebreos 11:29-12:2; Lucas 12:49-56.

Evangelio de Lucas 12.49-56: He venido a traer fuego sobre la tierra; no vine a traer paz, sino división, incluso en las mismas familias. Si ustedes saben mirar el tiempo en el horizonte, ¿cómo no saben interpretar el tiempo en que viven?

Libro del Profeta Jeremías 23.23-29: ¿Podrá alguien esconderse donde yo no pueda verlo? ¡Esos profetas mienten cuando profetizan en mi nombre! Una cosa es la paja, y otra cosa es el trigo. Mi palabra es como el fuego, es como una maza que parte las piedras.

Carta a los Hebreos 11.29,33-34,39-40; 12.1-2: Por la fe pasaron el Mar Rojo, apagaron fuegos violentos y sacaron fuerzas de flaqueza... Por lo tanto, teniendo tan grande nube de testigos, corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, fija la mirada en Jesús.

Salmo 80.7-15, 19: Dios todopoderoso, haz que volvamos a ser lo que fuimos, míranos con buenos ojos y estaremos a salvo. De Egipto sacaste una vid que echó raíces y llenó el país, pero ahora derribaste su cerca y la abandonaste. Restáuranos, Señor, y estaremos a salvo…

Como citamos el Salmo 82 en las lecturas del Quinto Domingo de Pentecostés, dejamos la otra alternativa del Leccionario Común Revisado, con el Salmo 80, que compaña el texto del Evangelio con su oración pidiendo misericordia después del juicio.