Recursos para la acción pastoral

Arquitectas de comunión

A propósito del Día Internacional de la Mujer

Una vez supe de una definición de una profesión hermosa: la arquitectura. Se trata de la construcción de espacios para vivir.

Puede decirse que la arquitectura se encarga de modificar y alterar el ambiente físico para satisfacer las necesidades del ser humano. Los arquitectos se encargan de desarrollar construcciones en función de su forma y utilidad, siguiendo preceptos estéticos. Por eso, la arquitectura suele ser considerada como una de las bellas artes.

Está principalmente asociada al diseño de espacios que sirven como vivienda. Las obras deben levantarse de modo seguro y respetando las condiciones medioambientales.

Hermanas, ustedes son arquitectas de vida, arquitectas de espacios de vida. Lo hacen en sus casas, en sus barrios, y lo hacen también en la iglesia: ustedes nos ayudan a pensar cómo debe ser nuestra casa, ustedes nos ayudan a definir cómo organizar los espacios de nuestra vida comunitaria:

La construcción debe ser hecha con firmeza, con belleza, con seguridad, aprovechando bien los materiales, economizando costos. Y podríamos revisar cada uno de estos aspectos, y cómo ustedes, durante muchos años, han aprendido y han enseñado, entre todas, como arquitectas maestras y arquitectas aprendices, ayudándonos a todos a construir la vida:

• Una construcción firme y segura. Como lo dice la parábola de Jesús, la del hombre que quiso construir su casa fácil y rápidamente sobre la arena, y cuando vino el temporal se vino abajo. En cambio ustedes aprecian construir su casa sobre la roca, es decir, basándose en las palabras del evangelio de Jesús. Qué firmeza, qué solidez tiene la vida que ustedes levantan sobre la buena noticia del evangelio. Hemos tenido que enfrentar vendavales fuertes en estos treinta años, pero estamos firmes en la fe, firmes en la esperanza, firmes en el amor…
• Ustedes han aprendido y enseñan a construir la vida con buenos materiales, aprovechando los buenos materiales que todos tenemos, valorando los aportes que cada uno puede poner, según sus dones y sus talentos, sin despreciar a nadie, porque cada uno aporta en la construcción de esta casa, de la familia y de la iglesia, del barrio y de la ciudad…
• Ustedes han sido arquitectas económicas: aprovechan los materiales y sabiduría de cada uno –qué economía, hermanas, qué buena utilización de los recursos. Como dice el apóstol Pablo en su primera carta a los corintios: “Yo como perito arquitecto, puse el fundamento… porque nadie puede poner otro fundamento, el cual es Jesucristo. Y si alguno edifica sobre este fundamento, y pone oro, plata, piedras preciosas… o madera, heno u hojarasca… Entonces, si lo que alguno sobreedificó permanece, ése recibirá su recompensa”…
• Y además, ustedes, hermanas arquitectas de la vida, han hecho casas hermosas, lindos espacios donde vivir, con hermosas ventanas, con rincones donde nos gusta estar, con casas donde entra el aire y la luz, cálidas y al mismo tiempo frescas, aireadas y también preservando el calor… Ustedes me entienden, que no hablo de una casa cara o suntuosa, sino del espacio que Dios nos ha permitido levantar con amor y paciencia, con humildad y con la alegría de la verdad.
• A esa casa es donde podemos invitar al mismo Jesús, como le dijeron los caminantes de Emaús: “Quédate con nosotros, porque ya es tarde y es casi de noche”. Esas son las casas que ustedes nos han enseñado a construir, casas abiertas, casas solidarias, espacios de comunión…

Y por eso podemos decirlo con las palabras del salmo 128, debidamente adaptado para decirlo en femenino, porque muchos salmos fueron escrito en ese género masculino que da por supuesto que incluye a las mujeres, pero es bueno decirlo cada tanto explícitamente en femenino, porque las hermanas que Dios nos ha dado son tan propietarias como los varones de este salmo, porque son nuestras hermanas arquitectas de comunión:

Las bendiciones del Señor

¹¡Dichosas todas las que honran al Señor!
¡Dichosas las que van por sus caminos!
² ¡Dichosa serás, y te irá bien,
cuando te alimentes del fruto de tu trabajo!
³ En la intimidad de tu casa, tu esposo
será como una vid con muchas uvas;
alrededor de tu mesa tus hijos y tus hijas,
tus amigas y amigos y toda tu familia
serán como retoños de olivo.
⁴ Así bendice el Señor
a toda aquella que le honra.
5 ¡Que el Señor te bendiga desde el monte Sión!
¡Que veas en vida el bienestar de Jerusalén
y el de Temperley y Banfield, el de Llavallol
y Turdera, 5 de abril y Lomas de Zamora!
6 ¡Que llegues a ver a tus nietos!
¡Que haya paz en Israel y en Palestina,
en Argentina y en toda América Latina!
¡Que haya paz en todas las casas que levantas,
hermana, en el campo y en la ciudad
y en todo el mundo que tú amas, Señor.
Amén.

Salmo 128 - Biblia Reina Valera Contemporánea, adaptación GBH - Saludo al grupo Encuentro de Mujeres en sus 30 años, Iglesia Metodista en Témperley, 2014

• Visualizamos muy rápidamente las tentaciones de los demás y tendemos a disimular las nuestras. Las “tentaciones” en nuestra vida comunitaria, tentaciones de grupos enteros, líderes o no, pueden llevarnos al autoritarismo, la codicia, al afán de ser o parecer más de lo que somos. ¿Cómo enfrentar estas tentaciones siguiendo a Jesús?
• Las soluciones fáciles a los conflictos comunitarios, esas terapias “cosméticas”, tapan a veces los problemas con una solución “espiritualista” sin entrar en algunas raíces profundas, y entonces la crisis deja de ser una oportunidad para crecer en la fe, y pasa a ser una tormenta de tentaciones de todo tipo: del chisme a la difamación o a la discriminación.
• La “tentación” de poner las tentaciones sexuales como las más importantes o las únicas. Un dirigente de una congregación le dijo a sus hermanos que tuvieran en cuenta que él era un ser humano, nada más, y enseguida varios se preguntaron y preguntaron “¿con quién, con quién?” Las tentaciones “sexuales” nunca van solas, llevan consigo temas de inseguridad, de poder, de manipulación de personas…