Recursos para la predicación

05 Abr 2021
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Recursos para la predicación
Recursos para la predicación 11 AbrilAbr 2021

Blanco


Evangelio de Juan 20.19-31

Jesús se aparece a los discípulos (20.19-23)

La ocasión está estrechamente vinculada a Lucas 24.36-42, también colocada en la tarde de Pascua después de la llegada de la pareja de Emaús para informar que ellos habían visto al Señor. El rasgo de las puertas cerradas con llave mencionada al principio muestra, más que la habilidad de Jesús de presentarse en cualquier lugar, el hecho de que el Señor se revela donde quiere, de un modo más allá de nuestra comprensión.

El saludo de Jesús: “¡Paz a ustedes!” es el común de los judíos en Palestina, “¡Shalom!” Pero éste no era ningún día ordinario. Nunca una “palabra común” estuvo tan llena de tanto significado como cuando Jesús la profirió en la tarde de Pascua. Los profetas habían resumido en el shalom todas las bendiciones del reino de Dios que ahora se habían realizado en los hechos redentores del Hijo encarnado de Dios “resucitado” para la salvación del mundo. Su “Shalom” en Pascua complementa ahora el “todo se ha cumplido” en la cruz, para la paz y reconciliación y vida desde Dios. No sorprende que Pablo la incluya junto con “gracia” en el saludo en cada epístola.

Jesús les muestra sus manos –en realidad deben haber sido sus muñecas, lugar donde se clavaban los clavos para que soportara el peso del cuerpo– (¡y sus pies! –realmente sus tobillos–) a los discípulos, para que comprendan que era él, su Señor crucificado que estaba de pie ante ellos. Esa identificación clara era extremamente importante para la Iglesia; el Crucificado era el Señor resucitado.

Los discípulos, por consiguiente “se llenaron de alegría” cuando se dieron cuenta que quién estaba de pie ante ellos era su propio Señor muerto aunque vivo. La promesa que Jesús hizo a ellos en el Aposento Alto de que él habría de “venir” a ellos (14.18) para convertir su pesar en alegría (16.20-22) se cumple ahora. La alegría es una bendición fundamental del reino de Dios (ej. Is 25.6-9; 54.1-5; 61.1-3), y es el sentir básico de la Pascua.

Cada Evangelio finaliza con una comisión del Señor resucitado cuya forma está dada por los evangelistas para poner algún énfasis de acuerdo con su propia perspicacia o situación. La misión del Hijo no ha finalizado con el “haber sido elevado” porque los asistirá en el tiempo de la misión (14.12-14). Esta asistencia había sido prometida antes a través del Espíritu (15.26; 16.8-11) y ahora la impone (22) soplando (cf. Gen 2.7; Ez. 37.9-10) para transmitirla a toda la iglesia. Pascua unida con Pentecostés (cf. Hch 2.32-33 = el derramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés es un acto del Señor resucitado).


Jesús se aparece a Tomás (20.24-29)

Tomás ha actuado ya antes en el Evangelio en 11.16 y 14.5. Allí se lo ve no tanto como un escéptico sino como un seguidor de Jesús fiel pero pesimista, preparado para morir con él si fuera menester, pero tardo en comprender y dispuesto a decirlo (14.5).

Su contestación a sus compañeros discípulos acerca de la resurrección de Jesús es una expresión exagerada de la actitud que ellos mismos manifestaron a las mujeres que dijeron que ellas habían visto a Jesús. Pero las condiciones que pone para creer suenan irrazonables, un ejemplo de la actitud condenada por Jesús en 4.48.

“Después de ocho días” el Señor aparece de la misma manera que antes, según el modo judío de calcular, contando el primero y el último día en el período. El lenguaje habrá recordado a los lectores primitivos de sus propias reuniones para el culto en el primer día de la semana, marcando el día cuando Jesús resucitó de los muertos.

Recuerda la costumbre en el Medio Oriente, Asia Menor y aún Egipto de nominar algún día en honor de un gobernante. Ese es el día del Kyrios, del Señor cuando resucitó para ser soberano del Universo que llevó a los cristianos primitivos a que el primer día, el domingo, y no ya más el sábado, como el acceso de Jesús, como el Señor resucitado, al Trono de Dios.

El Señor, cuyo cuidado por su pueblo se extiende por todos los tiempos, ha oído la declaración de Tomás, y asume el desafío. Cuando extiende sus manos, con la invitación de tocarlas y de poner su mano en su costado, agrega un refrán que es un poco un reproche para Tomás y un poco una apelación: “no seas incrédulo sino creyente”. ¿Habrá Tomás extendido sus dedos cuando fue invitado? La escena en la que Tomás extiende su mano para tocar al Señor se volvió un tema favorito para los artistas más tarde. No obstante es improbable que Tomás haya hecho tal cosa; el v 29 sólo dice que Tomás ve al Señor. La impresión dada por la narración es que Tomás quedó sobrecogido por la aparición del Señor cuyas palabras a él dirigidas, alcanzan para que explote su confesión sin ninguna otra demostración.

Su declaración es una confesión emitida desde las profundidades del alma de Tomás: “Mi Señor y mi Dios”. El incrédulo más ultrajante de la resurrección de Jesús profiere la más grande confesión del Señor resucitado, que expresa su último significado, la revelación de quién es Jesús (cf. 5.33).

El énfasis en el v. 29 no es Tomás sino aquellos que no han “visto”. Su encomendación toma la forma de una bienaventuranza (cf. Sermón del Monte, Mt. 11.6; 13.16; 24.46; sólo una más en EvJn 13.17 y ambas tienen una nota de amonestación) que no se aplicará a todos los lectores del evangelio. Si la experiencia directa de Tomás se cree se es bienaventurado.


Conclusión (20.30-31). Los que arguyen que el EvJn incorporó una fuente de signos piensan que este pasaje es parte de la conclusión de esa fuente. Pero, los “signos” que hay en los primeros 12 capítulos del EvJn son acciones del Mesías que se expanden en discursos de interpretación. “Para que ustedes crean” expresa propósito: a fin de que, para que. El Evangelio es un testamento sobre la fe para despertar la fe y edificar a los creyentes en la fe.


Breve reflexión teológica

Es muy interesante que un domingo posterior a Pascua de resurrección, con toda la alegría que ello implica en la comunidad, en el siguiente aparezca este texto sobre Tomás y sus dudas racionales. La gran bienaventuranza viene hacia todos los creyentes que no vieron y que creyeron por el testimonio de los que vieron. Y siempre se podría dudar de esos testimonios como se duda de la resurrección del Señor.


Pista para la predicación

La confianza en los testigos. 

Ricardo Pietrantonio (pastor de la Iglesia Evangélica Luterana Unida, argentino), Estudios Exegético-Homiléticos 13, ISEDET, abril 2001. Resumen.


Introducción al libro de los Hechos de los Apóstoles

Como vamos a continuar por varios domingos más la lectura del los Hechos de los Apóstoles, les ofrecemos una introducción bíblica y pastoral sobre este libro, siguiendo especialmente el Comentario Bíblico Latinoamericano.

Algunas claves de interpretación

El libro de los Hechos de los Apóstoles fue escrito entre los años 80 y 90 dC, posiblemente en Éfeso. La tradición reconoce como autor del tercer evangelio y de Hch a Lucas. El contenido del libro cubre casi completamente el período llamado apostólico (30-70 dC); comienza con la resurrección de Jesús (año 30 dC) y termina con la actividad durante dos años de Pablo en Roma (años 58-60 dC). El período en el cual Lucas escribe Hch es llamado período sub-apostólico (70-135 dC).

Lucas reconstruye el movimiento de Jesús antes de la institucionalizan de las Iglesias (realizada después del 70 dC). Este movimiento tiene según Hch tres características fundamentales: es un movimiento animado por el Espíritu Santo, es un movimiento misionero, cuya estructura básica son las pequeñas comunidades domésticas. El tiempo después de la Resurrección de Jesús es así el tiempo privilegiado del Espíritu y es justamente eso lo que rescata Hch. Por eso muchos lo llaman el “Evangelio del Espíritu Santo”.

El movimiento de Jesús es también en Hch un movimiento esencialmente misionero. En Hch 1.8 tenemos resumidas estas dos características fundamentales: “Recibirán las fuerza del Espíritu Santo y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria y hasta los confines de la tierra”. El movimiento de Jesús, por lo tanto antes de institucionalizarse como Iglesia, fue un movimiento del Espíritu y un movimiento misionero. Primero es el Espíritu y la Misión, luego viene la institucionalización de las Iglesias.

Este movimiento de Jesús después de su Resurrección tiene además como estructura fundamental las pequeñas comunidades domésticas. Los momentos decisivos de Hch se realizan en estas pequeñas comunidades que se reúnen por la casas: la primera comunidad apostólica se reúne en una casa (1.12-14) y es en esa casa donde se vive Pentecostés (2.1-14); la comunidad ideal después de de Pentecostés tiene su centro en las casas, donde se celebra la comunión fraternal y eucarística (2.42-47); es la pequeña comunidad la que permite resistir la persecución (4.23-31); la diakonía se organiza en las casas (6.1-6); la persecución del movimiento de Jesús es por las casas (8.3); la primera comunidad gentil convertida es la casa de Cornelio (10.1-48); existe una comunidad que se reúne en la casa de María, la madre de Juan Marcos (12.12-17); Pablo funda pequeñas comunidades en las casas: en Filipo (16.11-40), en Tesalónica (17.1-9); en Cesarea encontramos en la casa de Felipe una comunidad de mujeres profetas (21.8-14); Pablo llega en Jerusalén a la casa-comunidad de Mnasón (21.16-20) y la última comunidad de Pablo en Roma es en una casa (28.30-31).


Resumiendo,

  1. Daremos entonces a nuestra interpretación la misma intencionalidad que da Lucas a su libro: reconstruir el movimiento de Jesús como movimiento del Espíritu Santo, como una perspectiva específica para la construcción posterior de la Iglesia.
  2. Todo el libro de Hch es un movimiento misionero, cuyo contenido fundamental es la Palabra de Dios. El crecimiento del movimiento de Jesús se identifica con el crecimiento de la Palabra (6.7; 12.24; 19.29) y es la Palabra de Dios la que tiene poder para construir la Iglesia.
  3. La formación de pequeñas comunidades es lo que permite que la Palabra se haga presente en las ciudades y en las culturas. La pequeña comunidad es el lugar donde se mantiene viva la enseñanza de los apóstoles (la memoria de Jesús) y donde se vive la koinonía (tenían todo en común), la diakonía (no había pobres entre ellos) y la Eucaristía (2.42-47).


Otras claves para nuestra interpretación de Hch:

  • La participación de la mujer en el movimiento de Jesús.
  • La dimensión de las culturas y de la inculturación del evangelio.
  • La pluralidad de ministerios, carismas y funciones en la misión.
  • La dimensión política: el movimiento de Jesús y el Imperio romano.


Un recurso literario de Lucas: el uso de sumarios

Un recurso literario típico de Lucas es el uso de sumario. Estos son utilizados para generalizar hechos concretos y representar una situación global y permanente. Lucas no puede con los pocos hechos que conoce reconstruir la vida total, cotidiana y permanente de la comunidad de Jerusalén de los primeros años. Para reconstruirla debe usar otro género literario; no el relato de hechos particulares, sino un sumario de hechos repetidos y constitutivos. Un sumario es un resumen generalizador de hechos concretos. En la primera parte de Hechos (caps. 1-5) tenemos tres sumarios sobre la vida de las primeras comunidades de Jerusalén: 2.42-47; 4.32-35 y 5.12-16.

Describiendo la etapa de la consolidación de la comunidad a Dios antes que a los hombres; no pueden dejar de hablar de lo que han visto y oído (cf 4.19). La comunidad se reúne para orar y reflexionar. La decisión de la comunidad es unánime: los apóstoles deben seguir predicando la Palabra con toda valentía.


Todos pensaban y sentían de la misma manera. 4.32-35

El primer sumario de esta sección esta sección (4.32-35) está en continuidad con el sumario de 2.42-47. El v 4.32 prolonga 2.44: se afirma la koinonía como unidad subjetiva de alma y corazón y la unidad subjetiva de tener todo materialmente en común. Los vs 34-35 del cap 4 prolongan 2.45: se vendían los bienes y el dinero se repartía según la necesidad de cada uno. En el primer sumario lo que se vende son posesiones y bienes en general; ahora se dice más concretamente que venden campos o casas. No se trata solo de gente rica que se desprende de sus bienes, sino de discípulos que dejan todo aquello que los ata a un lugar (tierra y casa).

Hay dos novedades importantes en 4.34-35: “no había entre ellos ningún necesitado” y el precio de la venta ”lo ponían a los pies de los apóstoles”. Estas dos expresiones muestran una comunidad con un organización interna más desarrollada. Ya no se trata solo de satisfacción de necesidades, sino de eliminación de la pobreza en la comunidad. Esto exige a los apóstoles cumplir el papel de administradores. Poner algo a los pies de alguien significa reconocer la autoridad de alguien, a quien se le encomienda la administración de algo. Esta expresión se repite tres veces: 4.35, 37 y 5.2. Es la administración de la koinonía.

En el centro del sumario está lo fundamental: “Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección de Jesús” (v 33). Este versículo retoma el eje central de los Hechos, que ya apareció en 1.8; 2.32 y 3.15 y es el punto culminante del testimonio de Pedro y Juan ante el Sanedrín.


Reflexión pastoral sobre Hechos 4.32 – 5.16

  1. En la construcción de un nuevo modelo de Iglesia –como es en Hch la Iglesia apostólica frente a la “iglesia” judía de la ley y el templo– los aspectos económico-institucionales tienen mucha importancia. No lo económico en sí, sino el espíritu de las instituciones económicas y el valor religioso-simbólico de estas. En Hch aparece la importancia religiosa de comprar o vender un campo. Fue una acción positiva para Bernabé, pero una opción de muerte, primero para Judas y luego aquí para Ananías y Safira. ¿Cómo pensar hoy una eclesiología que incluya la dimensión económica e institucional?
  2. La consolidación de la comunidad se dio cuando nadie llamaba suyos a sus bienes y cuando no había entre ellos ningún necesitado. Porque todos los que poseían campos o casa los vendían. ¿En qué medida hoy en día la opción por el pobre provoca cambios económicos e institucionales en la Iglesia?
  3. Pensemos nuevamente en el testimonio de Bernabé y reflexionemos sobre cómo vivir su ejemplo y espíritu hoy en la Iglesia.
  4. El caso de Judas y de Ananías ¿sería pensable hoy en la Iglesia? ¿Tomamos hoy en serio el carácter mortal para nosotros mismos de ciertas actitudes y opciones nuestras en el campo económico-religioso?
  5. Ananías invirtió parte de su dinero en la comunidad y se guardó otra parte, porque no tenía confianza en el proyecto apostólico y misionero de los apóstoles. ¿No tenemos nosotros también esta misma actitud cuando confiamos en la comunidad y en la fuerza del Espíritu, pero mantenemos al mismo tiempo nuestra confianza en el dinero y en las viejas estructuras?
  6. Reflexionemos sobre la situación de Safira y de cómo la mató el carácter patriarcal de su matrimonio con Ananías. ¿Podemos imaginar otra forma de matrimonio que hubiera salvado a Safira? ¿Cómo se reproduce hoy la situación de muerte de Safira?
  7. ¿Cómo podríamos elaborar a partir de la acción de los jóvenes en este texto una teología de los jóvenes y una reflexión sobre su función en la Iglesia?


Pablo Richard, 1939, sacerdote católico y teólogo chileno, “Hechos de los Apóstoles” en Comentario Bíblico Latinoamericano, Verbo Divino, Estella, España, 2003.
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