Recursos para la predicación

21 Ene 2021
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Recursos para la predicación
Recursos para la predicación 07 FebreroFeb 2021

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Marcos 1.29‑39

Los versículos anteriores presentaron la actividad de Jesús como predicador con autoridad y como aquel que echa demonios. Ahora continúa su actividad curativa, cerrándose la unidad nuevamente con la indicación de la proclamación y la expulsión de demonios. El v. 27 emplea el término griego exousía para caracterizar el pleno poder de Jesús.

El concepto incluye los significados de autoridad, derecho, libertad, habilidad, capacidad, poder sobrenatural, poder de gobierno, y también jurisdicción. Es un concepto clave con el que los evangelistas sintetizan la autoridad cualitativamente diferente y superior de Jesús frente a todas las demás autoridades –reales o presumidas– conocidas en la época.

Mc 1.29-39 suministra el contexto para el inicio del ministerio público de Jesús (1.21) y es una ilustración del ministerio de sanación (29-31). La asociación con la casa de Simón se vincula a su vez con el llamado de los primeros cuatro discípulos (Mc 1.16-20).

V. 30: En la comprensión de la antigüedad la fiebre era una enfermedad antes que un síntoma de alguna enfermedad. La comparación sinóptica evidencia que en Lc la descripción de la curación toma los colores de una especie de exorcismo: Jesús conmina a la fiebre. Con ello Lucas adapta la historia a los relatos que vienen antes y después.

No se tematiza el hecho de que la curación se realizara esa misma tarde del sábado, luego del servicio sinagogal. Es interesante la nota de Mc 1.32: las curaciones de las multitudes: éstas tuvieron lugar luego que el sol se puso, es decir, ya fuera del sábado.

V. 31: El gesto de tomar de la mano y levantar a la persona enferma era un rasgo típico de los relatos de curaciones de la época. El contacto somático evidencia la plena dedicación de Jesús a la persona enferma. En un contexto marcado por ideales de pureza religiosa y el consiguiente miedo al contacto con lo impuro, el gesto de Jesús contribuye a la superación de barreras y tabúes, y suministra una primera dignidad a la persona enferma. Esto es una constante de su ministerio, como lo indica particularmente el evangelista Marcos.

Les servía tiene el sentido concreto de les servía una cena. Aquí tiene además el significado de una demostración “reforzada” de la curación y de una acción de gratitud.

El relato es la historia de curación más breve de los evangelios. La sencillez e inmediatez de este texto lo evidencia como una de las unidades más antiguas de la transmisión evangélica, anclada en la experiencia misma de Pedro. Esto vale para el evangelio de Marcos, pues en los otros evangelios se notan diversos retoques redaccionales.

Vs. 32-33: La curación de la suegra de Pedro es el antecompás para una expectativa generalizada de todos los enfermos y endemoniados de la pequeña villa (nuestro uso actual de “ciudad” sería algo exagerado para un poblado como Capernaúm en el primer siglo). Es interesante notar que el verbo traer o llevar está en imperfecto, literalmente llevaban, denotando deliberadamente la repetición de la acción.

V. 34: La expresión muchos no implica parcialidad o selección de “dignos” de sanación, sino que constituye una manera semítica de decir todos. (La sangre del nuevo pacto es derramada por muchos, queriéndose indicar todos, Mc 14.24). No hay, pues, tensión entre los todos del v. 32 y los muchos del v. 34.

La prohibición de hablar impuesta a los demonios pertenece al vasto complejo conocido en la exégesis como “secreto mesiánico”. Dado que en el texto bajo estudio el secreto mesiánico no es un motivo central, no es necesario profundizar aquí su interpretación como motivo redaccional que sirve para trabajar la identidad de Jesús.

Todo el v. 34 tiene carácter de resumen o síntesis de las actividades curativas de Jesús. Contrastando en cierta manera con la ubicación privada de la curación de la suegra de Pedro, el informe sumarial de los vs. 33-34 coloca la actuación múltiple de Jesús en un contexto público. La formulación presupone que la multitud conoce muy bien la capacidad de Jesús de ayudar a los enfermos y poseídos.

V. 35: El relato cambia de escena, tiempo, lugar y tema. Aparece por primera vez la oración de Jesús, por cierto una constante estructurante de todo su ministerio (desarrollada con más menciones por Lucas). Jesús, ya famoso por su predicación y su poder curador, sabe que necesita aquella fuerza que sólo surge de la oración. No se aprovecha de su popularidad. Prefiere “desaparecer” silenciosamente a un lugar solitario para hablar con su Padre. El empleo del imperfecto oraba denota acción duradera.

Vs. 36-37: Los discípulos por lo visto estiman que este “fugarse” es un error. No es la única vez en que los esquemas de los discípulos –y sobre todo de Simón Pedro– se evidencian como totalmente “humanos” en el sentido calculador, con fines de éxito y fama. Empleando una terminología teológica muy posterior, podemos decir que aquí aparece la constante confrontación entre la teología de la gloria y la teología de la cruz.

V. 38: Jesús evita bañarse en la fama. Por eso va a orar a solas como también a predicar a otro lado. Al mismo tiempo, Jesús aprovecha la ocasión para presentar una síntesis de su misión.

Marcos denota un interés especial en el verbo predicar. Lo más curioso es que hay una sola presentación del contenido de la predicación, y es la de Mc 1.14-15, que tiene función de protocolo de lectura para todo el evangelio: Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

Ahora bien, la constante referencia a las curaciones y la expulsión de demonios vincula la predicación y la misión misma de Jesús con la dimensión escatológica: son señales de la presencia definitiva de Dios y del juicio sobre todas las limitaciones de la vida, obradas por Dios a través de su Mesías. Jesús realiza su servicio claramente como Aquel en el cual obra Dios, y es él quien instaura el nuevo tiempo de salvación (cf. Mc 3.22-27).

Pero por de pronto sólo los demonios lo reconocen como Aquel que él es en realidad. ¿Se hallará aquí una clave para comprender el “secreto mesiánico”: mientras la gente sólo busque al taumaturgo, no habrá revelación explícita de la mesianidad?


Breve reflexión teológica

Como todos los textos bíblicos, también éste está lleno de contenidos; y quien está preparando un sermón sobre estos versículos forzosamente deberá de optar por uno de esos contenidos. Veamos algunos de ellos, no como orden secuencial, sino como mera enumeración.

1) El texto vive de múltiples relaciones mutuas. En ninguna parte hay un movimiento unidireccional: todas las personas intervinientes siempre dependen unas de otras, tanto en lo que se refiere a sus expectativas como a sus actitudes y acciones. Jesús toma en serio las necesidades de las personas; y aquí cabe hacer una fina distinción entre necesidades reales –en este caso, las enfermedades como su necesidad de recibir el mensaje de su predicación–, y aquellas que según Jesús no corresponde satisfacer de la manera que la gente espera. En este caso, la creación o coronación de un mesías “a gusto y placer del consumidor”.

2) El texto anuncia la confrontación entre la teología de la gloria y la teología de la cruz. Jesús rehúsa ser un “curandero religioso”, un taumaturgo que obra hechos admirables o mágicos), un mero objeto de adoración por ciertas cosas fantásticas. Su misión era integral. Él quiere construir relaciones duraderas con las personas tocadas por su mensaje y sanadas por su poder. Un taumaturgo no crea relaciones nuevas ni transformaciones duraderas en las personas que sólo quedan fascinadas por un tiempo por un efecto mágico.

3) El esquema de “poseído-expulsión de demonios” es empleado profusamente por diversas iglesias y predicadores “poderosos” que ofrecen espectáculos de esta índole. Lo que nos debe interesar es entender y denunciar los espíritus inmundos actuales, las fuerzas demoníacas que enfrentan hoy a Dios; ver cómo destruyen la vida a nivel personal, familiar, espiritual, social, económico y ecológico; entender y denunciar desde dónde y cómo ejercen su perversa acción sobre las personas y grandes sectores de la población.


Rumbo a la predicación

Hay pueblos, países y culturas que tienen una alta conciencia del valor de su patrimonio histórico y cultural. Invierten muchísimo esfuerzo y sumas siderales en la conservación de su pasado: pinturas, edificios, esculturas, etc. Sin negar el valor del patrimonio histórico y cultural de toda la humanidad, llama la atención que se tome tan a la ligera el rescate, la restauración y la conservación de tantas personas, hijas e hijos de Dios en este mundo.

El texto nos propone la restauración de la integridad de la vida. A partir de este planteo, se puede desarrollar el mensaje sobre cualquiera de los tres contenidos teológicos indicados:

  1. Jesús toma en cuenta las necesidades de las personas. ¿Cuáles son nuestras necesidades? ¿Cuáles confiamos a Jesús? ¿Qué experiencias de ayudas concretas podemos compartir?
  2. Jesús distingue entre necesidades reales y aquellas que no nos hacen crecer. Esto no se refiere a dividir entre lo “espiritual” y lo “material”, sino al rechazo de la creación de un “mesías” diseñado según exclusivas expectativas humanas. ¿Cómo sería ese mesías hoy?
  3. Jesús establece nuevas relaciones, no según nuestro gusto y placer, sino de acuerdo a lo que él entiende es su misión. Para llevarla a cabo, invita a sus seguidores y seguidoras a que colaboren con él. ¿Nos dejamos invitar? ¿A qué concretamente?
René Krüger, biblista argentino, Iglesia Evangélica del Río de la Plata,
Estudios Exegético-Homiléticos 70, ISEDET, enero 2006. Resumen.


Profeta Isaías 40.12-31

Frente al sentimiento de rechazo y abandono por parte del Señor, este poema presenta una teología de la esperanza fundada en el poder creador de Dios. Las ideas predominantes son la sabiduría y el poder divinos (v 14), la majestad del Señor (v 18) y su firme voluntad de responder al clamor de las personas que lo invocan (v 31). Las tres estrofas principales responden esencialmente a la declaración del v 9: “¡Aquí está el Dios de ustedes!”

En la primera parte (v 12-17) una serie de preguntas retóricas recuerdan las que Dios dirigió a Job (caps. 38-4). La respuesta implícita a estas preguntas no deja ninguna duda: El Dios de Israel tiene poder para medir las aguas, los cielos, la tierra, los montes y los collados (v 12) y no necesita ser aconsejado por nadie (v 13). Su poder es de tal magnitud que las naciones más poderosas del mundo son ante él como “nada”, “menos que nada” o “menos de lo que no es” (v 17).

La segunda estrofa –una burla a los artesanos que fabrican las estatuas de las divinidades paganas– comienza con otras preguntas retóricas: “¿Con quién van ustedes a comparar a Dios? ¿Con qué imagen van a representarlo?” La finalidad de esta sátira profética es rechazar todo intento de representar al Dios trascendente con imágenes o estatuas hechas por un artífice, un platero u escultor de madera. El Dios de Israel “tiene su trono sobre la bóveda que cubre la tierra” (v 22), y ningún artista podría imaginarlo o representarlo físicamente. Se insiste además en el poder divino para intervenir en la sociedad humana y para convertir “en nada” (v 23) a los poderosos.

En la tercera estrofa –temáticamente similar a la segunda– también se introducen preguntas retóricas: “¿Con quién me van a comparar ustedes? ¿Quién puede ser igual a mí?, pregunta el Dios Santo (v 25). Los astros del cielo, que eran venerados por los babilonios como dioses, no son seres divinos, sino parte la creación de Dios. Por tanto, las estrellas del cielo no pueden con sus movimientos regir los acontecimientos del mundo, sino que, como parte de la creación, deben someterse a los designios divinos.

Esta insistencia en el poder creador de Dios sirve en este poema, y en todo el mensaje del Deuteroisaías, para reforzar el anuncio de la liberación y restauración del pueblo. Dios es el único creador, y todo lo que existe está sometido a su dominio y poder. Por eso, ninguna fuerza humana es capaz de impedir que el Señor lleve a buen término sus planes de salvación de Israel. El que “creó los confines de la tierra” (v 28) está firmemente comprometido con la restauración de su pueblo y cumplirá su propósito redentor. Aunque los más robustos y aun los jóvenes se detengan, flaqueen y caigan, los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas continuamente y desplegarán sus alas como las águilas (v 31).

Samuel Pagán, biblista puertorriqueño, Iglesia Discípulos de Cristo, Isaías, en Comentario Bíblico Latinoamericano, Verbo Divino, España, 2007.


Primera Carta a los Corintios 9.16-23

Introducción general

Esta sección, el capítulo 9, es una defensa que Pablo realiza contra acusaciones, una apología (9.3). De modo que para acercarse a este capítulo hay que recordar que había sido puesta en duda su autoridad como apóstol y predicador del Evangelio. La palabra traducida como “derecho” (1 Co 9.4-6,12,18) es exousía, que significa también “autoridad” y aparece en este capítulo 6 veces. Es bueno, por lo tanto, revisar el porqué de la puesta en duda de la autoridad de Pablo.

En primer lugar, lo que se había puesto en duda era la autoridad como apóstol (9.2). ¿Cuál era el cuestionamiento? En principio era básicamente económico. Al dejar Pablo la comunidad cristiana de Corinto otros predicadores itinerantes llegaron a la misma. El ejemplo que Pablo menciona es el de Apolos (3.5-15). Estos predicadores itinerantes eran sostenidos por la comunidad, recibían un salario para subsistir. Pablo reconoce este “derecho” o autoridad en la misma Ley y en el Mandato del Señor (1 Corintios 9.4-14). Pero con Pablo había surgido un problema: no quería recibir sustento como predicador itinerante. Él había renunciado a recibirlo expresamente de Corinto (no así de los filipenses, Filipenses 4.10-20) y esto podía ser una parte del conflicto. Que era una parte importante del problema se ve en el tono de 9.14. La negativa a recibir ayuda económica de los corintios obedecía a la renuncia que hace Pablo en pos del Evangelio (9.12). Dicho de otro modo, Pablo entiende que recibir “recompensa” de los corintios hubiera recortado su libertad de predicar el Evangelio y actuar como apóstol. Además, entiende que no eran muchos los que podían sostener una ayuda económica (1 Co 1.26) y por lo tanto su decisión habría estado motivada o por la idea de no ser carga o bien por la idea de no “deber” nada a un pequeño grupo de gente.

Es más que importante notar que una de las marcas que Pablo reclama tener en cuenta para determinar la autenticidad de su apostolado es que éste construyó una comunidad (9.1-2). Esta idea del apóstol como un constructor de comunidad se encuentra presente también en 3.10-15.

En segundo lugar, estaba en duda la autoridad paulina como predicador del Evangelio. Esta defensa se da principalmente a lo largo del capítulo 2.1–3.4. La defensa tiene que ver con predicar “persuasivos discursos de sabiduría” (2.4) o predicar como demostración del Espíritu y de su poder. Para Pablo la predicación del Evangelio tendrá un móvil de auto gratificación o, por el contrario, de mostrar a “Jesucristo y a este crucificado” (2.2).

El capítulo 9.15-18 retoma el tema de la predicación del Evangelio poniendo ahora a la luz el trasfondo económico y vivencial de una u otra predicación.


Repaso exegético: 1 Corintios 9.16-23

¿Cuál era la autoridad paulina para predicar el Evangelio?

Sin duda tenemos que reconocer que al preguntar cuál era la autoridad paulina estamos diciendo que había otros esquemas de autoridad. Este párrafo defensivo dejará a la vista no tanto la consecuencia de la prédica del Evangelio en la comunidad sino en el que lo predica. Pablo construirá una serie de oposiciones dentro de su apología que irán delineando dos formas divergentes de entender la misión de predicar el Evangelio:

  1. 16: Oposición entre dos consecuencias para el predicador: gloria o peligro

En este primer par de oposiciones Pablo establece que para unos la prédica del Evangelio es gloria o jactancia, motivo de orgullo, fama. De esta forma, el Evangelio se transforma en un medio de lograr el propio bien. La figura del evangelizador en este caso es reconocida socialmente, esperada y recompensada. Sin duda es una figura a la que no pueden acceder todos. Es un lugar de prestigio al que podrán llegar sólo aquellos que manejen la sabiduría humana, (1 Corintios 1.19.26) Para Pablo el orgullo de sí mismo es un pecado que le saca a Dios lo que es de Dios, la Gloria.

A esto se opone la predicación como “peligro”. Con relación a este término tenemos que notar que anagke es traducido en la Biblia de Jerusalén como un deber ineludible y en Reina–Valera como una necesidad impuesta. Pero hay que remarcar que este término se utiliza con otras acepciones: 1) Referido a las tribulaciones mesiánicas (Lucas 21.23); 2) Las aflicciones sufridas por Pablo en su ministerio (2 Corintios 6.4. y 12.10, 1 Tesalonicenses 3.7) En estas dos acepciones no se hace referencia a un deber que hay que cumplir sino a una situación de dolor que surge a partir de declararse a favor de Jesucristo en este tiempo y en este mundo. Entonces Pablo ya no estaría diciendo que se le ha impuesto una obligación que es predicar el Evangelio sino que, a causa de la predicación, sobre él ha llegado no gloria sino tribulación, no un reconocimiento social sino lo sucedido a los profetas que denunciaban la injusticia: soledad y persecución. Para Pablo, el resultado de la predicación del Evangelio no es gloria sino todo lo contrario (1 Corintios 4.9-13). El Evangelio de Jesucristo revela el misterio de Dios y este misterio es confrontado por los seres humanos. Esta confrontación produce en el predicador dolor y tribulación.

  1. 17. Oposición entre dos voluntades: la propia y la misión de Otro

Para algunos la decisión de comenzar a evangelizar es algo de libre elección y por lo tanto depende de la voluntad humana. Pero Pablo deja en claro que esta voluntad propia busca una recompensa (económica). Si vamos uniendo, tendremos que a la oposición anterior se le agrega ésta: el uso del Evangelio para la propia gloria proviene no de Dios sino de un deseo propio y éste busca en definitiva una recompensa.

En oposición, el Evangelio que Pablo predica le ha sido “confiado” como tarea. Pablo siente en su vida que no ha sido él quien decidió evangelizar, sino que otro le confió la tarea. Esta es la fuerza de su apostolado también: no tiene su origen en una decisión humana sino, muchas veces, en contra de la voluntad del ser humano. En este caso es Dios quien decide extender la buena nueva y confía la tarea al ser humano.

  1. 18. Oposición entre dos móviles: la recompensa y la entrega gratuita

Como resultado final, Pablo argumenta desde la pregunta: Entonces, con todo lo dicho anteriormente ¿Cuál es mi recompensa? Hay que notar que la palabra para recompensa, misthos, es la que se usó anteriormente en el vs 17 y se refiere no a algo espiritual sino material, un salario, un pago por algo hecho. Aquí la recompensa que busca no Pablo sino el que le encomendó la tarea es la gratuidad del Evangelio. Esto requiere en Pablo no hacer uso de la autoridad que le podría dar la predicación. En esta forma de predicar el Evangelio se dan dos cosas: la entrega sin esperar devolución económica y la entrega sin esperar devolución de autoridad.

  1. 19-23. La comunión con el Evangelio

Este párrafo en realidad está compuesto por un nexo con la anterior oposición y un resumen. El nexo son los vs. 19-22. El resumen es el v. 23. En los vs. 19-22 Pablo muestra qué es en la práctica predicar el Evangelio desde el peligro, por voluntad de Dios y sin búsqueda de recompensa. Esta forma de predicar lo ha acercado a los diferentes y los ha encontrado en su diferencia: ser judío, confiar en la Ley, no tener ninguna ley, ser débiles.

Por oposición uno podría suponer que la predicación del Evangelio en busca de salario no encuentra en esta lista un auditorio sino en aquellos que puedan entregar el salario. El Evangelio entonces ya no es la medicina para los que necesitan la salvación sino un medio de ganarse la vida.

Pero tal vez lo más fuerte es la coparticipación de Pablo con los que van a recibir el Evangelio. Esa unión lo hace transformarse de tal forma de estar cerca del que recibirá la salvación. En este sentido el resumen del vs 23 es más que desafiante: ser uno con el Evangelio es llegar a ser uno con los que en este mundo necesitan de la salvación. En este espíritu está Mateo 25.31-46.

En oposición uno podría suponer que el Evangelio entendido como medio de vida no permite una unión con los que necesitan salvación y en consecuencia tampoco permite una unión con el Evangelio.


Posible esquema para la predicación

En este texto uno puede encontrar en primer lugar un buen momento para una autoreflexión, para una evaluación de la coparticipación de uno con el Evangelio y con los que necesitan la salvación.

En segundo lugar es un llamado a revisar la tarea de todos los que de algún modo en una iglesia están llevando el Evangelio. Un esquema para tal evaluación podría ser: - a quiénes está llegando el Evangelio, - cómo es el acercamiento a los que necesitan de la salvación hoy, - el lugar del que divulga el Evangelio como un lugar de no privilegio, - revisar nuestra iglesia desde las oposiciones antes mencionadas.

Pablo Ferrer, biblista metodista argentino en Estudios Exegético-Homiléticos 35, ISEDET, febrero 2003.

 

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