Discerniendo los signos del Reino: Mortimer Arias

18 Nov 2020
en Artículos CMEW, Hombres
Discerniendo los signos del Reino: Mortimer Arias

Durante estas semanas hemos compartido muy breves pinceladas de vidas con sentido del pensamiento teológico y pastoral del metodismo latinoamericano.


Mortimer Arias

Durazno,1924 – C. Valdense 2016, Uruguay


“Allí donde se busca un orden social más justo; allí donde se respeta y fomenta la vida humana más plena; allí donde los hombres y mujeres viven una vida comunitaria más solidaria; allí donde las estructuras de la sociedad buscan favorecer al “pobre, al huérfano y a la viuda”; allí donde el ser humano tiene la libertad y la oportunidad para llegar a ser lo que Dios en su propósito quiere que sea; allí está actuando el Reino de Dios.” M. Arias, Venga tu Reino. (La memoria subversiva de Jesús). México, Casa Unida de Publicaciones, 1980, p. 163.

Nacido el 7 de enero de 1924 en la localidad de Durazno, Uruguay, fue un líder metodista de destacada trayectoria. Mortimer Arias uno de los grandes renovadores de la fe y la teología cristiana en América Latina, fue un protagonista directo de los grandes conflictos eclesiales e ideológicos acaecidos entre las décadas de los 60 y los 80 del siglo pasado.

Integrante, por un lado, de la generación de pensadores nacidos en los años 20 (Federico Pagura, José Míguez Bonino, Sergio Arce, Emilio Castro) y, por la otra, de la representación protestante uruguaya que tantos elementos agregó en su momento (Hiber Conteris, Julio de Santa Ana, Julio Barreiro, Julia Campos, Óscar Bolioli), estuvo en el centro de la vida ecuménica sin olvidar nunca uno de los acentos fundamentales de la fe y el testimonio evangélico: la evangelización como acto y como praxis.

Ordenado al ministerio en 1947, entre 1947 y 1961 se desempeñó como líder ejecutivo de la Iglesia Metodista de su país y posteriormente se radicó en Bolivia. Allí fue pastor, superintendente y secretario ejecutivo nacional la iglesia boliviana, cuando aún seguía perteneciendo a la Conferencia del Río de la Plata junto con las iglesias de Argentina y Uruguay. Más tarde, ya como obispo, inauguró el período de autonomía de la Iglesia Evangélica Metodista en Bolivia.

Compositor connotado de himnos “En medio de la vida”, particularmente conocido, maestro y director de centros teológicos, defensor de los derechos humanos y practicante continuo de una teología sumamente contextual y provocadora, nunca abandonó sus raíces evangélicas, las cuales no le impidieron estar a la vanguardia de la teología que emergió precisamente en los años de su madurez.

Teólogo de la liberación a carta cabal, defendió como pocos su origen evangélico e insistió en otorgarle a dicha tendencia el sabor preciso de esta manera de ser cristianos, ciertamente de origen misionero, pero que arraigó profunda y conscientemente en su pensamiento y en su trabajo. Presente en casi todos los congresos de su denominación y en las reuniones continentales y mundiales de la época, sus aportaciones creativas y organizativas resultaron cruciales para conformar el nuevo rostro de los movimientos evangélicos (ecuménicos o no) de aquellos años tan complicados.

El clamor de mi pueblo, auténtico manifiesto teológico, fue visto como el equivalente cristiano de Las venas abiertas de América Latina, del también uruguayo Eduardo Galeano, debido a su profunda perspectiva crítica. Venga tu Reino, a su vez, fue una de las primeras cristologías protestantes con un nuevo enfoque, más allá de la repetición de las fórmulas doctrinales repetidas durante décadas, fruto del contacto directo con la realidad latinoamericana.

El nombre de Mortimer Arias seguirá siendo una importante referencia para las iglesias latinoamericanas en su camino de búsqueda hacia la coherencia entre doctrina y práctica, entre fe y testimonio crítico, y entre un sano concepto de evangelización-misión y una activa participación profética en la sociedad.

Mortimer Arias consideraba que la predicación del Reino de Dios es la clave teológica para la evangelización. Creía que allí donde los hombres y mujeres viven una vida comunitaria más solidaria, allí está actuando el Reino de Dios. Consideró como uno de los acentos fundamentales de la fe y el testimonio, la evangelización como acto y como praxis.


Extractado Ed. Clie para CMEW


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