El devocional del Obispo
El llamado hecho por Dios a su Iglesia a través de la historia es el manifestar el Reino de Dios y su justicia.
La ESPIRITUALIDAD es una dimensión del ser humano tan necesaria para su supervivencia como los latidos del corazón, sin ella, el ser humano estaría incompleto.
Desde la perspectiva cristiana y evangélica metodista, la espiritualidad es la conciencia de la comunión con Cristo Jesús a través del Espíritu Santo. La espiritualidad se profundiza en tanto vamos recorriendo el camino de la Santificación, buscando llegar a una profunda relación con Jesucristo. Ése es el camino, dejarse inspirar a través de las guías para ser transformados personal y comunitariamente por el Espíritu de Jesús.
El llamado hecho por Dios a su Iglesia a través de la historia es el manifestar el Reino de Dios y su justicia.
Salgamos al mundo a desparramar semillas; semillas que lleven en su interior sueños de alegría, amor, amistad, que destilen ternura para hacer de la vida un lugar que invite a un tiempo nuevo, con abrazos y risas, con espacios de encuentro y libertad.
Somos desafiados y desafiadas a extender continuamente las mesas a las que nos sentamos, para oír los sueños y los deseos de los demás.
La Pastoral de la Ternura prioriza la dimensión afectiva, sensible, solidaria, empática y espiritual. En ella, la poesía, la pintura, la literatura, el juego y otras expresiones humanas son formas para relacionarnos en amor y aprender unas personas de otras.
Que seamos, Señor, manos unidas en oración y en el don. Unidas a tus Manos en las del Padre.
Todo acaba menos el amor. Creo en la resurrección del cuerpo. Un cuerpo que juega merecer vivir eternamente.
Cuántas veces queremos que los demás hagan los cambios de aquello que no nos gusta o no nos conviene; y hasta los amenazamos con que vamos a tener problemas con ellos, sin pensar que tal vez los cambios deben ser nuestros, que debemos cambiar nosotros.
Por más oscura que nos parezca la situación, por más débil que se nos presente la luz para avanzar, para salir del problema, para levantarnos en la vida, elijamos ese pequeño destello, pidámosle a Dios en oración su luz, porque allí el Padre nos va a iluminar todo el camino.
La oración es un don y como tal, es para ser usado. Un don del Creador a su criatura. Usando una imagen más que elocuente en nuestro tiempo, ¡la capacidad de orar es como el “celular” de Dios!
Sea el soplo tibio y tierno del Espíritu del Dios de la vida sobre sus vidas y sus ricos y diversos ministerios en estos fríos días.