Se cerraron las puertas abriéndose otras ventanas
Qué contarles de las ventanas que Dios abrió en este tiempo y que, por más que lo intentemos, ya no volverán a cerrarse. Porque si para algo nos cambió esta Pandemia es para sentirnos y sabernos más cercanos en todos los momentos, en todas las circunstancias.
Escuela William C. Morris y Escuela Juana Manso
La Boca, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
No vamos a compartir lo que ya sabemos sobre las grandes y profundas dificultades de la pandemia en nuestras instituciones…
Puertas que están cerradas, vidas que ya no están, familias quebradas…Y dos Instituciones (como el resto) abriendo diversidades de ventanas que no solo fueron virtuales:
Ventanas de sostén y esperanzas…
Ventanas de alimentos y productos de higiene y limpieza…
Ventanas de re adecuación de herramientas para la mejor educación…
Ventanas de la Comunidad de la iglesia abierta en oración…
Pero no hablaremos nosotras de estas ventanas, sí queremos ser altavoces para el testimonio de dos experiencias (entre tantas) de nuestros alumnos y alumnas en medio de la más sensible vulnerabilidad… nos imaginamos escuchándoles desde las ventanas de sus vidas:
Desde la Morris escuchamos las voces de Micaela Natalia y Felipe dedicadas a toda la escuela:
“Es que aprender a respetarnos, aceptarnos y ser solidarios con los otros, es la mejor receta para disfrutar la escuela…, el curso… y la vida.
Esto es justamente lo que encontrás cuando transitás las aulas del William Morris. Un conjunto de personas, que nos enseñan que el camino muchas veces puede ser duro pero que se puede seguir adelante.
Porque en el William aprendés muy bien sobre diferentes materias… Pero especialmente aprendés valores que funcionan como herramientas para dentro y fuera del colegio… que nos enseñan a ser críticos.
Con el paso del tiempo hicieron que nos encariñemos con la escuela a tal punto que, para nosotros, no solo es un lugar de educación, sino que es una familia elegida, que jamás te suelta la mano y que siempre estará a tu lado.”
Desde la Juana Manso, en el marco de los encuentros de ALAIME en pandemia, surgió una comunicación espontánea con el colegio María Alvarado de Lima, Perú.
Escuchamos la voz de Sofía compartiendo su experiencia:
“La verdad fue increíble intercambiar pensamientos, ideas y comentarios sobre diferentes temas. Tuvimos varios encuentros sobre arte, historia, charlas muy interesantes y enriquecedoras. Fue increíble ser partícipes de todo eso. La emoción de poder compartir una conexión tan linda y desde ya muy lejos, fue muy divertida y emocionante poder interactuar con nuestros hermanos de Perú. La amabilidad, el cariño, el respeto que tuvimos fue mutua.”
Qué contarles de las ventanas de profes, docentes, que compartieron, de su tiempo, de su cuerpo y de su esfuerzo para que los alumnos y alumnas tuvieran algún tipo de conexión y no perdieran el aprendizaje ni su calidad en ella.
Qué contarles de las ventanas de varios miembros de la iglesia, parte del equipo directivo, de los cuerpos auxiliares, de profes y docentes que colaboraron sosteniendo económica y presencialmente para que las familias más afectadas de la pandemia puedan acceder a una caja de mercadería sumándose a las que recibimos de la Iglesia Metodista Evangélica Nacional.
Qué contarles de las ventanas que Dios abrió en este tiempo y que por más que lo intentemos ya no volverán a cerrarse. Porque si para algo nos cambió esta pandemia es para sentirnos y sabernos más cercanos en todos los momentos, en todas las circunstancias.
Nuestras escuelas, Faros de Luz y Amor se multiplicaron en nuestros barrios, nuestras escuelas que Construyen Esperanzas cada día, se hicieron casa y hogar…
Frente a las puertas de muerte, éstas se hicieron ventanas de vida.
Pastoras Jennifer Stauffer y Mariel Pons
Escuelas Evangélicas Metodistas de La Boca
William C. Morris y Juana Manso