Carta Pastoral de Pentecostés
“Estaban todos tan admirados que se decían unos a otros: pero estos que están hablando, ¿acaso no son de la región de Galilea? ¿Cómo es que los oímos hablar en nuestro propio idioma? ” Hechos 2: 7-8
A las congregaciones metodistas y unidas:
Saludamos a todas nuestras comunidades de fe en nombre de la experiencia del Dios Trino, que se manifiesta como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Cada fiesta de Pentecostés implica volver a traer a la memoria la manifestación del Espíritu de Dios, que animó a los discípulos y discípulas a la misión en el mundo. Y de la misma manera que recordamos la experiencia de ellos y ellas, Pentecostés nos anima a nosotros mismos a liberarnos del temor para salir al encuentro de los que están afuera de nuestro círculo.
Celebrar Pentecostés nos convoca a encender la chispa de la misión en un mundo lleno de necesidades e injusticias que degradan la vida humana y la creación entera: el dolor y la angustia de los desocupados e inundados en nuestro país debe ser sentido como un dolor propio que motive nuestra oración y acción concreta. La unanimidad, como capacidad de estar viviendo en un solo ánimo, tal como lo enseña la experiencia de Pentecostés, nos llama a dolernos con quienes sufren el hambre, la angustia ante la pérdida del trabajo y la desesperación por ver cómo el agua -en catástrofes que poco tienen de naturales y mucho de la mano codiciosa del hombre que incumple el llamado del Señor de ser mayordomos de su creación- se lleva sus hogares.
El Espíritu Santo provoca unidad para proclamar las grandezas y maravillas de Dios obrando en nuestra historia personal y social. Un tiempo para buscar lo que nos une y no lo que nos divide, en un solo ánimo.
Dirijo al Señor mi oración para que esta fiesta de Pentecostés conmueva a cada una de nuestras congregaciones en la tarea misionera de compartir las Buenas Nuevas de Salvación.
Fraternalmente en Cristo,
Pastor Frank de Nully Brown
Obispo
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