La Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA): Movimiento cristiano, laico y ecuménico

22 Jun 2023
en Artículos CMEW
La Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA): Movimiento cristiano, laico y ecuménico

Con motivo de sus próximos 180 años, comenzamos la publicación de una serie de artículos sobre el origen de la ACJ, su desarrollo en los EEUU y sus inicios en Argentina.


La Asociación Cristiana de Jóvenes (Young Men’s Christian Association-YMCA) se fundó el 6 de junio de 1844 en Londres, Inglaterra, como una respuesta a las condiciones sociales surgidas en las grandes ciudades al final de la Revolución Industrial.


El desarrollo y la centralización de la industria y el comercio, así como el crecimiento de los ferrocarriles motivaron que muchos jóvenes se trasladaran desde el campo hacia las ciudades en busca de trabajo y mejores oportunidades. Lejos de sus familias, trabajaban entre 10 y 12 horas diarias seis días a la semana, y muchos vivían en sus lugares de trabajo, hacinados en habitaciones compartidas.

Tal fue el caso de George Williams, el iniciador del movimiento de la YMCA.

Nacido en 1821 en una granja del sur de Inglaterra, llegó a Londres en 1841 y consiguió empleo en la tienda de telas “Hitchcock & Rogers” en St. Paul’s Churchyard.

Londres era una ciudad peligrosa en esa época, y Williams -viendo las condiciones en las que vivían los empleados y para que no pasaran tanto tiempo en las calles durante sus horas libres- organizó en su habitación un grupo de oración y estudio bíblico, al que invitó a participar a sus compañeros de trabajo.  El grupo se propuso como objetivo «el mejoramiento de la condición espiritual de los jóvenes que trabajan en casas de negocios, mediante la formación de clases bíblicas, reuniones de oración familiar y social, sociedades de mejoramiento mutuo o cualquier otra agencia espiritual».

La idea de la YMCA fue inusual porque cruzó las líneas rígidas que separaban a las diferentes iglesias y clases sociales en la Inglaterra victoriana.

Los objetivos de predicar el Evangelio y a la vez satisfacer las necesidades sociales de los jóvenes y de la comunidad fueron claros desde el principio, y la apertura ecuménica y de integración fue un rasgo distintivo del movimiento que, si bien comenzó entre jóvenes varones, llevaría con el tiempo a incluir a hombres adultos, mujeres y niños, independientemente de su raza, religión o nacionalidad.

El grupo creció y la idea se extendió a otros comercios de Londres y a otras ciudades: para 1851 había 24 asociaciones en Gran Bretaña, con 2.700 miembros.

Ese mismo año se celebró en Londres la Great Exhibition of the Works of Industry of all Nations”, primera exposición mundial de la historia, organizada para mostrar los inventos y avances de la industria.

George Williams y sus amigos decidieron participar de la Exposición, instalando un stand para distribuir folletos y promocionar a la YMCA entre los visitantes. Esa idea resultó exitosa: varios miles de personas visitaron el stand y conversaron con Williams y sus amigos, y algunos llevaron la inquietud de establecer la YMCA en sus países, como sucedió en Canadá y Estados Unidos, donde a fines de 1851 se crearon asociaciones en Montreal y en Boston.

En ambos países la YMCA se propagó rápidamente, llegando a muchas ciudades.


LA CREACIÓN DE LA ALIANZA MUNDIAL

Cuando ya existían 397 asociaciones con un total de 30.369 miembros, se pensó en reunirlas en un movimiento global con una sede internacional.

La idea fue promovida por Henry Dunant, Secretario de la YMCA de Ginebra, quien luego fundaría la Cruz Roja y ganaría el primer Premio Nobel de la Paz.

Así fue que en 1855 se celebró en París la primera Conferencia Mundial, que reunió a 99 jóvenes delegados de 9 países (Gran Bretaña, Canadá, Estados Unidos, Australia, Suiza, Bélgica, Alemania, Países Bajos y Francia).

La Conferencia adoptó la “Base de París” –documento que afirma la misión y el propósito de la YMCA, redactada por Henry Dunant y aceptada por unanimidad por los 99 delegados- y creó el Comité Internacional Central, que funcionó sin una sede hasta 1878, cuando se estableció en Ginebra, Suiza, con una estructura que ahora se conoce como Alianza Mundial de Asociaciones Cristianas de Jóvenes o World YMCA.


LA BASE DE PARÍS

El fundamento de la labor y testimonio de la Asociación Cristiana de Jóvenes está expresado en la Base de París (aprobada en 1855 en la 1° Conferencia Mundial de París y ratificada por el 6° Consejo Mundial en Kampala, Uganda, en 1973) que dice:


“Las Asociaciones Cristianas de Jóvenes buscan unir a aquellos jóvenes que, considerando a Jesucristo como su Salvador y su Dios, según las Sagradas Escrituras, desean, en su fe y en su vida, ser discípulos de Él y trabajar juntos para extender entre los jóvenes el Reino de su Maestro. Las divergencias de opinión sobre otros asuntos, por importantes que sean, no interferirán en las relaciones armónicas de los miembros y asociados que integran la Alianza Mundial.”


Actualmente el Movimiento YMCA nuclea a más de 10.000 asociaciones de 120 países y a más de 65 millones de personas, brindando a los jóvenes espacios seguros y oportunidades para desempeñar un papel activo en la transformación de sus comunidades.

George Williams -considerado como uno de los grandes reformadores sociales de esa época- fue nombrado Caballero en 1894 en gratitud por sus contribuciones a la nación, y a su fallecimiento en 1905 recibió sepultura en la Catedral de St. Paul, entre los héroes y estadistas de Gran Bretaña. En la Abadía de Westminster un vitral dedicado en 1921 homenajea a Williams y también a la tarea que realizó la YMCA durante la Primera Guerra Mundial atendiendo a soldados, refugiados y prisioneros.


EL EMBLEMA DE LA YMCA

El emblema mundial de la YMCA, adoptado en 1881, consiste en dos círculos concéntricos que representan al mundo. Entre los mismos se encuentran los nombres de los continentes, y en el centro –por ser Cristo el centro del Movimiento- el crismón (X y P, las primeras letras de la palabra Cristo en griego) y una Biblia abierta en el Evangelio de Juan 17:21: “Para que todos sean uno; como tú; oh Padre en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.” Con el tiempo, el lema de la YMCA se sintetizó en “Para que todos sean uno”.


LA DECLARACIÓN DE KAMPALA

A fines de la década de 1960 algunas asociaciones argumentaron que ya no se comprendía el significado de la Base de París, por las palabras utilizadas, que podrían considerarse antiguas. Después de un extenso análisis y debate que se realizó en todos los países, el 6° Consejo Mundial, reunido en 1973 en Kampala, Uganda, reafirmó la Base de París y adoptó la siguiente declaración de principios como complemento:


“La Base de París expresa que Cristo es el centro del Movimiento, y éste es concebido como una hermandad mundial que une a los cristianos de todas las confesiones. Es consecuente con una política de asociación abierta, que incluye personas sin hacer cuestión de su fe, edad, sexo, raza y condición social. La Base no se formula para que se use como condición de afiliación individual a la YMCA, lo cual se deja deliberadamente a discreción de los Movimientos que constituyen la Alianza Mundial. La Base establece claramente que los Movimientos constituyentes de la Alianza Mundial tienen plena libertad para expresar sus propósitos en otros términos, si corresponden más directamente a las necesidades y aspiraciones de aquéllos a quienes busca servir, siempre que la Alianza Mundial los considere de acuerdo con la Base de París. Reconociendo el carácter de la YMCA en el mundo de hoy, este acto de aceptación de la Base de París compromete a las Asociaciones y sus miembros como colaboradores de Dios, a los siguientes imperativos:

  1. Trabajar para que todos tengan iguales oportunidades y exista justicia para todos.
  2. Trabajar para lograr y mantener un medio ambiente en el que las relaciones humanas se caractericen por el amor y la comprensión.
  3. Trabajar para lograr y mantener dentro de la YMCA y en la sociedad, con sus organizaciones e instituciones, condiciones que hagan posible la honestidad, la profundidad y la creación.
  4. Desarrollar y mantener normas de liderato y programa que sean ejemplo de la variedad y profundidad de la experiencia cristiana.
  5. Trabajar por el desarrollo integral del ser humano.”

DESAFÍO 21

Antes de comenzar un nuevo milenio, la YMCA revisó la Declaración de Kampala y emitió un documento titulado “Desafío 21”. En “Desafío 21” -adoptado en 1998 en el 14º Consejo Mundial en Frechen, Alemania- se declara que:


“Afirmando la Base de París adoptada en 1855 como la declaración fundamental actual de la misión de la YMCA, en el umbral del tercer milenio declaramos que la YMCA es un movimiento mundial cristiano, ecuménico, voluntario para mujeres y hombres con especial énfasis en los jóvenes y en su participación genuina, y su propósito es compartir el ideal cristiano del desarrollo de una comunidad humana de justicia con amor, paz y reconciliación para la plenitud de vida de toda la creación.”

Por lo tanto, se espera de cada miembro de la YMCA que se concentre en ciertos desafíos, en el orden de prioridad que corresponde a su propio contexto. Estos desafíos, que son una evolución de los Principios de Kampala, son los siguientes:

  • Dar a conocer las buenas nuevas de Jesucristo y luchar por el bienestar espiritual, intelectual y físico de las personas y por la integridad de las comunidades.
  • Empoderar a todas las personas, en especial a jóvenes y mujeres, para que adopten mayores responsabilidades y asuman el liderazgo en todos los niveles, y trabajar hacia una sociedad equitativa.
  • Defender y promover los derechos de las mujeres y abogar por los derechos de los niños.
  • Promover el diálogo entre personas de diferentes credos e ideologías, reconocer las identidades culturales de las personas y promover la renovación cultural.
  • Comprometerse a trabajar en solidaridad con las personas pobres, desposeídas y desarraigadas, y con las minorías raciales, religiosas y étnicas.
  • Tratar de ser mediadores y reconciliadores en situaciones de conflicto y trabajar por una participación significativa y el avance de las personas para su autodeterminación.
  • Defender la creación de Dios en contra de todo lo que la destruya, y preservar y proteger los recursos de la tierra para las generaciones venideras. Para hacer frente a estos desafíos, la YMCA desarrollará modelos de cooperación a todos los niveles que permitan la autosuficiencia y la autodeterminación.”

Daniel La Moglie para CMEW


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