Wesley era arminiano: ¿Qué significa para nosotros hoy?
“Si alguien dice “Ese hombre es arminiano” el efecto que producen estas palabras en quienes lo escuchan es el mismo que si les hubiera dicho “Ese perro está rabioso”. Sienten pánico y huyen de él a toda velocidad y no se detendrán a menos que sea para arrojarle piedras al temible y peligroso animal.”
De esta manera comienza Wesley su breve tratado: “La pregunta ¿Qué es un arminiano? contestada por un amante de la gracia”.
Poco se ha hecho en el metodismo latinoamericano, proveniente de las misiones de los Estados Unidos, por dilucidar la pregunta que Wesley plantea en su tratado, ni tampoco por descubrir y profundizar sobre la filiación arminiana de Wesley, sin duda, el lazo teológico más determinante para comprender su doctrina de la salvación, el rol de la gracia liberadora y su visión de la razón humana como instrumento renovado habilitado por la gracia para ser usada en beneficio del desarrollo humano. ¿Por qué Arminio cautivó a Wesley?
En tiempos de Wesley, el anglicanismo aún cobijaba en su interior una disputa teológica que venía del siglo precedente. Se trataba de la teología calvinista que pregonaban los puritanos y que en el siglo 18 la expresaba una buena parte de los ministros anglicanos, entre ellos Jorge Whitefield colega y amigo de Wesley. Los principios básicos de la “teología de la soberanía de Dios”, (tal era su marca más distintiva) afirmaba que, dado a la irrecuperable profundidad de la caída del ser humano, este se encontraba incapacitado para decidir, por lo tanto, es Dios quien elige incondicionalmente a algunos para ser salvos. Esto lleva a que la expiación de Cristo no fuera para todos/as, sino solo para los elegidos. Había otros dos puntos que se derivaban de esta interpretación. Si el ser humano es incapaz de decidir, tampoco puede rechazar la elección, por lo tanto, la Gracia de Dios no puede ser rechazada. Por lo que, los elegidos no pueden alejarse, por más que quieran, del camino de salvación. Una vez salvos, siempre salvos. Era la afirmación calvinista.
Contra esta visión marcadamente pesimista del ser humano y sus capacidades, Jacobo Arminio, (el nombre latinizado de Jakob Hermanszoon), luchó desde su cátedra en la Universidad de Leiden.
Arminio había nacido en Holanda en 1560 y comenzó a enseñar teología en Leiden en 1603, desde donde refutó los puntos de la teología calvinista que, en su conjunto, configuraban la conocida doctrina de la predestinación.
Frente al énfasis calvinista de una soberanía de Dios que anula al ser humano, Arminio remarcó la Gracia de Dios, que hace al ser humano libre y responsable de sus decisiones. Afirmó que, si bien el pecado provocó la caída del ser humano, su capacidad de decisión no está anulada sino solo desfigurada y que mediante la gracia preparatoria que Dios da, este puede usar su voluntad liberada para aceptar o rechazar la salvación que Dios ofrece.
Dejemos que sea Wesley el que explique:
“Los calvinistas sostienen que ciertas personas se salvarían y otras no, y que Cristo solo murió por las elegidas. Los arminianos sostienen que Dios decretó que el que crea será salvo y el que no crea será condenado. Por lo tanto Cristo murió por todos y no solo por los elegidos… En segundo lugar, los calvinistas sostienen que la gracia de Dios que obra para salvación es absolutamente irresistible; que ninguna persona puede resistirla así como no se puede resistir la descarga de un rayo. Los arminianos sostienen que si bien hay momentos en que la gracia de Dios actúa de manera irresistible; sin embargo, en general cualquier persona puede oponer resistencia a la gracia mediante la cual Dios deseaba otorgarle la salvación. En tercer lugar, los calvinistas sostienen que un verdadero creyente en Cristo no puede apartarse de la gracia. Los arminianos, en cambio, sostienen que un verdadero creyente puede naufragar en cuanto a la fe y a la buena conciencia.”
De esta manera, el centro de la teología de Arminio y en consecuencia en la de Wesley es la gracia que restituye la libertad en el ser humano para tomar decisiones, malas o buenas. Así, de un Dios soberano que anula toda capacidad humana, Arminio pasa a un Dios que busca con su gracia al ser humano y espera su decisión. Esa visión es la que cautivó a Wesley.
Juan Wesley fundó el Arminian Magazine en 1778 relativamente tarde en su carrera, en respuesta directa a la creciente tensión que existía dentro del reavivamiento evangélico del siglo 18 sobre el tema de la predestinación. Contrariamente a ciertos retratos históricos, el reavivamiento evangélico en Inglaterra tuvo diversos orígenes y diversos énfasis teológicos.
El tema de la predestinación fue una divisoria de aguas que distanció teológicamente a Wesley de su amigo Whitefield y de la mayoría de los grupos que conformaron el reavivamiento. Así se puede entender por qué la palabra “arminiano” era usada como descalificadora en su tiempo tal como lo expresa Wesley en su introducción al tratado, y también se puede entender por qué el metodismo norteamericano, que envió las misiones a Sudamérica no estuviera muy interesado en la filiación arminiana de Wesley. La mayor parte del reavivamiento evangélico en los Estados Unidos estuvo fuertemente atravesado por la teología calvinista no arminiana. Afortunadamente esto cambió hace ya varias décadas, de esta manera estamos en condiciones de descubrir en Wesley todas las facetas que hacen rico y novedoso su pensamiento para nuestro contexto.
Daniel Bruno para CMEW