Viviendo con propósito – Campamento de Jóvenes +30

07 Jul 2023
en De las comunidades, Jóvenes
Viviendo con propósito – Campamento de Jóvenes +30

El fin de semana del 30 de junio al 2 de julio se llevó a cabo un campamento de y para jóvenes adultos de las comunidades de Almagro (CABA) y Chacabuco (BA). El mismo se realizó en las instalaciones de la Iglesia Metodista de Chacabuco.

La experiencia de buscar propósito en la vida se repite una y otra vez. Especialmente para cada persona que vive desde la fe puesta en Jesús. Lo cierto es que, desde una visión amplia y generosa del querer seguir conociendo más de Jesús, jóvenes de Chacabuco y Almagro, se juntaron para vivenciar, experimentar y madurar la búsqueda en lo individual y con la fuerza de lo colectivo; desde el canto que anima, las palabras que inspiran y las miradas, abrazos y manos tomadas que hacen querer seguir buscando sueños y proyectos hacia delante.


Testimonios


Pastor Carlos Forteza, comunidad de Chacabuco:

“Gracias a Dios que a través de su Espíritu Santo se hizo presente en medio nuestro, desde el momento de poner en el corazón de las personas idóneas para las tareas y planificación, para que todo funcione con un orden, en este campamento, en donde Su Presencia ánimo y sostuvo. Pude ser parte de un tiempo hermoso, donde me abandoné a ser evangelizado, consolado, animado y confrontado en ocasiones. Hubo emociones de todas, y charlas muchas, reflexiones, y pensamientos que quedan cual semilla en cada uno/a de los y las que participamos, fue un soltarse y dejar a Dios en Jesús hacerse presente, cada momento en los devocionales marcando un desafío y una propuesta, Mirar a Jesús y tener un propósito, por mucho tiempo nos quedarán los gestos, las palabras, los diálogos.

Hoy es el después, pero es también el inicio de un camino a seguir andando, con un morral de semillas que deberemos ir sembrando. Una llamita que se encendió a la cual podremos día a día ir agregándole la leñita para que el fueguito nos siga calentando el corazón, alumbrando el camino. Gracias por el campamento, Gracias Dios por tu Espíritu que sigue impulsando.”


Pastor Leonardo Félix, comunidad de Almagro:

“Desde lo pastoral, tuve la clara percepción que un tiempo de renuevo está ahí, golpeando la puerta de este pueblo llamado metodista en distintos lugares, de distintos modos y con diversas señales. Conmoverse hasta el quebranto sanador del Espíritu fue una constante en el tiempo que compartimos; lo que hay hacia delante es solo incertidumbre pero, con la certeza inquebrantable de que lo nuevo que vendrá, será siempre mejor, mayor de lo imaginado, amorosamente tierno y contenedor de muchas y muchos. Hacía allá, hacia ese lugar incierto, como pastor, quiero seguir caminando con ese pueblo que busca señales venturosas de un tiempo mejor.”


Mariana Barrientos, joven de la comunidad de Chacabuco:

“Fue un tiempo en el que nos conmovimos profundamente. Hemos sentido la presencia de Dios en cada detalle. Los temas, las reflexiones y oraciones, las canciones -que calaron hondo- nos ayudaron a pensarnos como parte de una red, de un cuerpo.

Vivenciamos lo más hermoso de la conexionalidad metodista: dos grupos de jóvenes de dos comunidades diferentes, sintiéndose una familia. Nos llevamos desafíos: queremos experimentar el amor de Cristo y la sanación que necesitamos en nuestras comunidades de fe, siendo parte activa de ese “cuerpo de Cristo” (Ro. 12,4-5).

Esto nos acerca al propósito que queremos y anhelamos seguir fortaleciendo: vivir nuestra vida con la mirada puesta en Cristo.”


Alberto Olivero Ham “Pepo”, joven de la comunidad de Almagro:

“En lo personal fue una experiencia de mucha riqueza espiritual, emocional y social. Con el lema de «Viviendo con propósito» charlamos y compartimos cómo estamos hoy y qué palabras usamos o ponemos para esos propósitos, buscando encontrar palabras de vida, palabras que construyan en un mundo que destruye y censura la palabra y el pensamiento. Nuestra palabra basal es la palabra de Dios, como motor para poder llevar libertad a nuestro vivir, para poder palear un poco esos dolores y dificultades que el mundo nos pone delante. Parte del propósito es que tratemos de llevar esas palabras de amor hacia nuestra propia iglesia, comunidad, institución para fortalecerla y amarla más. Tenemos que bancar más nuestras instituciones eclesiales y civiles que bastante lastimadas están.

Cuando armamos el campamento sentimos que tenía que ser con el foco de trabajar en nuestros propósitos pero que debía ser descontracturado en cuanto al cronograma. Buscamos dos espacios de trabajo, uno el sábado y otro el domingo de dos horas aproximadamente y en uno se trabajó de manera grupal (en grupos de 3 o 4 personas) y en el otro de manera individual, haciendo foco en que necesitamos nuestros espacios individuales de reflexión con Dios que nos deben ayudar para fortalecer nuestros vínculos en la iglesia, nuestra comunidad y nuestra sociedad.

El resto del cronograma eran devocionales matutinos y vespertinos y luego mucho tiempo de charlas espontáneas, mates, cantos y trabajo en conjunto para preparar la comida. Realmente había mucha necesidad de diálogo, de tener espacio para eso, hubo lágrimas, risas, juegos de cartas y mímicas hasta la madrugada y caminata.

Fue importante también abrir este espacio a parejas o personas que tuviesen hijos o hijas para que puedan participar trayéndolos, eso enriqueció mucho al grupo y les dio el espacio para que pudiesen participar, de lo contrario no hubiesen podido ir.

Fue interesante ver que hoy la juventud que abunda y que tiene búsquedas en nuestra iglesia es de +30 y creo que es un desafío para nuestras iglesias a nivel local y nacional. Personalmente fue un encuentro sumamente liberador en el que pude vincularme con otras realidades de jóvenes de mi misma edad. Se generó un espacio conexional muy rico. Ojalá que sirva para poder hermanar grupos e incentivar a otros jóvenes.”


Matías Vicente, joven de la comunidad de Chacabuco:

“Qué importante saber que tenemos un propósito, que no somos una mera existencia con la única razón de sobrevivir sino que Dios nos da la posibilidad de tener un sentido, nos da el ejemplo en la vida de Jesús y nos enseña que ese propósito se lleva adelante de manera comunitaria. Este campamento fue, como algunos dijeron, un pedacito de ese Reino de los Cielos en la tierra. Vivimos momentos intensos de todo tipo, desde la alegría de la risa hasta la alegría del llanto. Mucha música, mucho juego, una hermandad que parecía que nos conocíamos de toda la vida. Momentos espontáneos de baile, de siesta, de un dinosaurio que copó el espacio para alegrar al pequeño Fran, de ponernos en ronda y orar por quien teníamos al lado, de abrazarnos, así todo… Para varios y varias fue una primera experiencia de campamento y de conexionalidad donde pudieron ver que las comunidades se pueden apoyar más allá de la cuestión económica.

Por último, animo a que en las diferentes comunidades abran espacios para juventudes adultas. Solos, en pareja, casados, solteros, con hijos, etc… Es un espacio hermoso para un grupo etáreo que empieza a quedarse afuera de muchas instancias que son diseñadas para públicos más jóvenes. En nuestro caso, en Chacabuco, con Mariana lo empezamos en casa y después, por cuestiones de espacio, lo continuamos en el edificio de la iglesia. Reunión a reunión se fueron sumando más y más porque hay pocos lugares donde se puede compartir, en profundidad, la vida. Nosotros apuntamos a poder charlar en confianza, a poder compartir las cosas lindas y las que nos cuestan mucho, también las que nos lastiman y, en ese camino, buscar a Dios y todo lo que tiene para enseñarnos a transitarlo.

¡Que Dios siga mostrando cómo seguir este camino!”


Saúl Ávila, joven de la comunidad de Almagro:

«El día después de dos días en comunidad compartiendo diversidad de vivencias que nos llenan el alma e impulsan a continuar. Sea este día, día de nuevos proyectos que surjan a partir de lo vivido y de la sensibilidad que estas vivencias nos dieron, para poder continuar construyendo lo necesario para que jóvenes, infancias, adultos y mayores dentro y fuera de nuestras comunidades de fe, puedan ser bendecidos. Nacerán hermosos proyectos y estamos todxs para acompañarnos.»


Ornella Benvenuto, joven de la comunidad de Chacabuco:

«En el campamento de jóvenes encontré un espacio de construcción de la Fe en comunidad, con mis pares. Donde hermanas y hermanos de diversos lugares y con diferentes historias nos encontramos, abrimos nuestros corazones, hablamos, escuchamos, aprendimos juntos, juntas, nos abrazamos y experimentamos la palabra de Dios como palabra de vida y de amor.

En este encuentro mi corazón se conmovió. Fueron tres días en los cuales reflexionamos en libertad sobre nuestro propósito, y entre llantos, risas, charlas y música fue sembrada la buena semilla. Fue una experiencia transformadora para todos y todas los que estuvimos allí..»


Mariosca Fabian Nuñez, joven de la comunidad de Almagro:

“Siendo sincera es la primera vez que voy a un campamento y ni en mi más recóndita fantasía podía imaginar el inmenso amor con que el cual nos recibieron en Chacabuco. Por alguna razón la incomodidad no estuvo presente, era como si estuviera con una familia que conocía hacía mucho tiempo, cada uno con sus diferencias podía sentirse cómodo tal cual era. Nuestros encuentros estuvieron rodeados de risa, llanto y música. En nuestras charlas profundas y guitarreras había un tipo de unión indescifrable. Y me atrevo a decir que fue obra de Dios que dejó percibir un pedacito de cielo a través de nuestros hermanos. Sin duda el amor estuvo presente y volví con el corazón lleno y una nueva formar de ver el cristianismo.”


Fotos


Fotos de Saúl Ávila


Compartir