Paz y bien amada hermandad.
Siempre en oración por sus ministerio pastorales y las comunidades de fe.
Salmo 1
“Dichosa la mujer, dichoso el hombre, que se complace en la ley de Yahvé, es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto, y jamás se amustia su follaje; todo lo que hace le sale bien.”
La imagen del árbol expresa una espiritualidad que se extiende hacia lo alto partiendo de un contexto terrenal, en comunión con la tierra. Una espiritualidad de este modo confía en las fuerzas de crecimiento latentes en nosotros y nosotras. Promueve la vida. Confía en esas energías que nos habitan y que quieren hacer de nosotros lo que debemos ser, son más fuertes que las tendencias destructivas que también existen en nuestra vida.
Espiritualidad que une la tierra y el cielo, que aprecia y aprovecha tanto el agua y los nutrientes del suelo, así como el aire y la bendición de lo alto.
Esta espiritualidad sabe que no puede vivir sin tierra, sin la fuerza y energía que vienen de abajo. Pero que al mismo tiempo necesita también la fuerza y de la bendición de lo alto para desplegarse por completo, y así contribuir a nuestro desarrollo pleno, abundante y fructífero.
Bregamos por una Espiritualidad que valore nuestro cuerpo y todas sus necesidades aceptando y dando cauce a las fuerzas y a la sabia vital que nos recorre, que Dios nos ha regalado abundantemente.
Sí, seremos como hombres y mujeres junto a corrientes de agua…
Que la comunión sincera del Espíritu Santo nos una y reúna en la vida de la Tierra y en la eternidad del Cielo.
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo