Paz y bien amada hermandad.
Que tengan una semana clara e inspirada por la Palabra y la Ruaj divina del Dios de la vida plena, en el ejercicio pastoral de apacentar a las comunidades en discernimiento personal y pastoral.
“Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo.” Jn 14: 27
Jesús se despide deseándoles la paz, asegurándoles que será presencia, y no ausencia. Y ésta realidad debe darles serenidad, seguridad y liberarles de todo temor.
Les comparto ésta oración profunda, esperando que se nos haga propia.
«¡Dios mío, tómame de la mano! Te seguiré de manera resuelta, sin mucha resistencia.
No me sustraeré a ninguna de las tormentas que caigan sobre mí en esta vida (…). Pero dame de vez en cuando un breve instante de paz. No me creeré, en mi inocencia, que la paz que descenderá sobre mí será eterna. Aceptaré la inquietud y el combate que vendrán después.
Me gusta mantenerme en el calor y la seguridad, pero no me rebelaré cuando haya que afrontar el frio, con tal que tú me lleves de la mano. Yo te seguiré por todas partes e intentaré no tener miedo.
Esté donde esté, intentaré irradiar un poco de amor, del verdadero amor al prójimo que hay en mí».
Etty Hillesum.
Amada hermandad, que el Dios de Jesús sea nuestra fuerza interior y comunitaria, que nos estimule a encontrar, aún entre las cenizas la esperanza, la que ha de alimentar las acciones concretas en favor de la vida.
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo