Vasijas de barro – 17 de junio
17 Jun 2021
en Espiritualidad y devoción
Paz y bien amada hermandad.
Mi deseo de que en todo estemos siguiendo el camino de la voluntad de Dios y rogando que el mismísimo Señor nos la enseñe:
«Donde hay envidias y rivalidades, hay también desorden y toda clase de maldad.»
Santiago 3:16
Una de las seducciones más peligrosas y sutiles es la de orgullo en el bien. Esta tentación nos llevará a mirarnos satisfechos/as, contentados con nosotros/as mismos/as, prefiriéndonos esta o aquella y corremos el gran riesgo de acreditarnos en secreto los dones de Dios. Malaventura para quien se apoya en su propia justicia confiando en sus propias fuerzas o sabiduría. ¿Pero, puede acaso el barro gloriarse contra quien le dio forma? Nada son quienes mucho hablan y con el mismo ruido de su palabrerío pueden perecer; pero la verdad de Dios permanecerá por y para siempre. La importancia de ser vasijas de barro radica en que esté limpia, vacía y disponible para el servicio del Señor en dependencia y humildad al gran alfarero.
Te invito que con tranquilidad y sin apuros hagas tuya esta oración de Tomas Merthon, que en lo personal me ha inspirado y hecho bien.
«Justifica mi alma, oh Dios, pero llena también mi voluntad con el fuego de tus fuentes.
Brilla en mi mente aunque tu resplandor eclipse mis experiencias, pero ocupa mi corazón con tu inmensa vida.
Que mis ojos no vean en el mundo más que tu gloria. Que mis manos no ocupen nada que no sea para tu servicio.
Que mi lengua no pruebe más pan que aquel que me dé fuerzas para alabar tu misericordia.
Cantando himnos escucharé tu voz y oiré todas las armonías que has creado.
Haz que use todas las cosas con una sola razón: encontrar mi alegría dándote gloria.
Presérvame, sobre todo, del pecado que pone el infierno en mi alma. Líbrame de la lujuria que ciega y envenena mi corazón.
Presérvame, del amor al dinero, fuente del odio, de la avaricia y de la ambición que sofoca mi vida.
Guárdame de las obras muertas de la vanidad y de la labor ingrata que destruye a los artistas que trabajan por orgullo, dinero, fama, y ahoga a los santos (santas) bajo la avalancha de su celo inoportuno.
Restaña en mí la fétida herida de la codicia y de los apetitos que agotan a mi naturaleza desangrándola.
Aniquila la serpiente de la envidia que envenena el amor y mata la alegría.
Desata mis manos y libra mi corazón de la desidia. Libérame de la pereza que se disfraza de actividad cuando no se me pide que sea activo, y de la cobardía que hace lo que no se pide, para evitar el sacrificio.
Dame la fuerza que te sirve en silencio y en paz.
Dame la humildad, pues en ella se alcanza el descanso, y líbrame del orgullo que es la más pesada de las cargas.
Toma posesión de mi corazón y de mi alma entera con la sencillez del amor.
Ocupa toda mi vida con el único pensamiento y el único deseo de amor, para que no ame a causa del mérito, ni de la perfección, ni de la virtud, ni de la santidad, sino solo por Ti Pues solo hay una cosa que puede satisfacer el amor y recompensarlo: Tú mismo.»
Abrazo cálido y sereno en Cristo Jesús.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo