Vasijas de barro – 16 de febrero

16 Feb 2021
en Espiritualidad y devoción
Vasijas de barro – 16 de febrero

Paz y bien amada hermandad. Un breve texto que espero sea de edificación e inspiración para nuestra vida y ministerios.


«Insensato aquel (aquella) que espera en los hombres o en cualquier otra criatura. No te avergüences de servir a los demás y parecer pobre ante el mundo por amor de Cristo. No te apoyes en ti mismo (en ti misma) y confía solamente en Dios. Obra lo mejor que puedas y Dios te favorecerá tu buena voluntad. No confíes en tu ciencia ni en la habilidad o astucia de los hombres (mujeres); fía en la gracia de Dios, que ayuda a los humildes y humilla a los presuntuosos. No te glorifique en la riqueza, si las tienes, ni en tus amigos porque sean poderosos, sino solamente en Dios que todo lo da y que, por encima de todo, desea darse a sí mismo. No te envanezcas por el vigor o la belleza de tu cuerpo, pues una ligera enfermedad lo abate y marchita. No muestres complacencia de ti mismo a causa de tu ingenio o de tu habilidad, por miedo a desagradar a Dios, de quien vienen todos los dones que hayas recibido de la naturaleza. No te consideres mejor que otros (u otras) por miedo a ser, acaso, pero a los ojos de Dios. Él sabe qué hay dentro de los hombres (mujeres). No sientas orgullo por tus buenas obras, pues lo juicios de Dios no son los mismo que los juicios de los hombres y el que agrada a los hombres (mujeres, a menudo no satisface a Dios… El hombre (mujer humilde) goza de paz inalterable; la cólera y la envidia turban el corazón del soberbio (soberbia)»

T. de Kempis

El orgullo nos aparta de la sabiduría y nos motiva a querer hacer el bien por uno mismo o una misma, creyéndonos Dios y su misma bondad. Es bueno recordad el fariseo del Evangelio, su falsa piedad, envanecido en sí mismo, que le hizo tener una actitud de desprecio ante el publicano. Señor ten piedad de mi afirmemos al igual que el publicano quien confiesa su debilidad, fragilidad y miseria. O como Pedro ante el encuentro con Jesús, quien afirma no me toques Señor que soy hombre pecador.

Fuerte abrazo cálido y sereno.

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