Paz y bien amada hermandad.
Espero que en todo vuestros ministerios se encuentren animados y fortalecidos por el mismo Espíritu de Jesús.
Relataba el gran Eduardo Galeano, narrador de tantas y profundas historias que:
“En Ifé, la ciudad sagrada del reino de los yorubas, estaba agonizando un anciano.
El moribundo entregó una moneda a cada uno de sus tres hijos, y anunció:
-Todo lo que tengo será de quien pueda llenar mi dormitorio.
Y bajo el portal esperó, en la estera donde yacía.
Con su moneda, el hijo mayor compró paja, y la paja llenó el dormitorio hasta la mitad.
Con su moneda, el hijo segundo compró arena, pero la arena no llegó hasta el techo.
Con su moneda, el tercer hijo compró una vela, y la encendió.”
Para seguir a Dios y vivir el Evangelio, alcanza con poner nuestra debilidad, nuestro frágil barro en sus manos, para ser fortalecidos y fortalecidas. Alcanza con dejar que su luz visite nuestras sombras iluminando nuestra fragilidad a fin de que brille en el mundo la esperanza.
“Ustedes son la luz del mundo… Así brille vuestra luz delante de los hombres y mujeres.”
Evangelio de Mateo 5: 14-16
Amada hermandad, seamos luz en medio de la vida con una profunda disposición amorosa y un seguimiento fiel y gozoso de nuestro Señor. Una luz que ilumine toda oscuridad, llegando hasta el último rincón de la vida de nuestras gentes.
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo