Tiempo de Oración – Propuesta semanal para el 6 de diciembre – 1ra semana de adviento

05 Dic 2017
en Espiritualidad y devoción
Tiempo de Oración – Propuesta semanal para el 6 de diciembre – 1ra semana de adviento

Encuentro con Dios

 

Alabad al Señor

Muchos resplandores, sólo una luz: es la luz de Cristo.
Muchos resplandores, sólo una luz que nos hace uno.

Muchas son las ramas, un árbol hay: y su tronco es Cristo.
Muchos son las ramas, un tronco hay y en él somos uno.

Muchos son los dones, uno el amor: el amor de Cristo.
Muchos son los dones, uno el amor que nos hace uno.

Muchas las tareas, uno el sentir: el sentir de Cristo.
Muchas la tareas, uno el sentir que nos hace uno.

A.Frostenson, O.Widestrand (Suecia)

Lectura del día

Marcos 13: 24 – 26, 36 – 37. Reina Valera Contemporánea (RVC)

En aquellos días, después de esa gran aflicción, sucederá que el sol se oscurecerá y la luna dejará de brillar; las estrellas caerán del cielo y los poderes celestiales se estremecerán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en las nubes con gran poder y gloria, Así que ustedes deben mantenerse despiertos, porque no saben cuándo vendrá el señor de la casa, si al caer la tarde, o a la medianoche, o cuando cante el gallo, o al amanecer…;
no sea que venga cuando menos lo esperen, y los encuentre dormidos. Esto que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!».

Las primeras generaciones cristianas vivieron obsesionadas por la pronta venida de Jesús; lo comparaban con el “gran día de Yahvé” poderoso y terrible; incluso recomendaban no casarse ni procrear hijos; pues el resucitado no podía tardar. Vivían tan atraídos por su regreso que querían encontrarse con Él de nuevo cuanto antes. Los problemas empezaron cuando vieron que el tiempo pasaba y la venida del Señor se demoraba.

Pronto se dieron cuenta de que esta tardanza encerraba un peligro mortal. Se podía apagar el primer ardor. Con el tiempo, aquellas pequeñas comunidades podían caer poco a poco en la indiferencia y el olvido. Les preocupaba una cosa: «Que, al llegar Cristo, los encuentre durmiendo ».

La vigilancia se convirtió en la palabra clave. Los evangelios la repiten constantemente: «vigilen», «estén alerta», «vivan despiertos». Según Marcos, la orden de Jesús no es solo para los discípulos que le están escuchando: «Esto que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!» No es una llamada más. La orden es para todas y todos sus seguidores “de todos los tiempos y lugares”.

Han pasado veinte siglos de cristianismo. ¿Qué ha sido de esta orden de Jesús? ¿Cómo vivimos las personas cristianas de hoy? ¿Seguimos despiertos? ¿Se mantiene viva nuestra fe o se ha ido apagando en la indiferencia y la mediocridad?

Ahora bien… El Tiempo de Adviento no es solo el principio del año litúrgico, o el comienzo de abrir cajas, con alegría; dado que, es hora de empezar a decorar nuestro hogar con adornos de colores, el arbolito y el pesebre, esperando la Navidad.

Este Tiempo de Adviento no rompe con hechos anteriores sino que los continúa: las mismas imágenes, las mismas parábolas, textos semejantes, casi idéntico mensaje. No hay un final ni un principio, porque todo es «venida del Señor»; todo es lleno con el presente eterno de Dios. Todos los tiempos son los últimos tiempos, porque constantemente viene el Señor.

¿No vemos que la Iglesia necesita un corazón nuevo? ¿No sentimos la necesidad de sacudirnos la apatía y el auto-engaño? ¿No vamos a despertar lo mejor que hay en nuestra Iglesia o Comunidad de Fe. Parafraseando, modestamente, a Nietzsche: “No digamos porqué ―estar despiertos―, sino para qué, debemos estar despiertos…”

Entonces… El estar despiertos es para anunciar a viva voz que el Reino de Dios ha llegado…
El estar despierto es para proclamar, que el amor y la justicia son para todas las personas…
El estar despierto es para que nuestra voz sea clara, no solo anunciando que el ser humano nuevo es posible sino también denunciando todo tipo de opresiones, injusticia y no-vida…

Muchas veces nos sentimos desanimadas-desanimados al vernos tan lejos del Reino, tan necesitados de despertar, de responder a la Palabra; y no tenemos la fuerza suficiente… Necesitamos avivar nuestra confianza, sentir la presencia de Dios que siempre nos alienta; de manera que, apropiémonos del consejo del Apóstol: «Despiértate, tú que duermes.Levántate de entre los muertos,y te alumbrará Cristo.» Efesios 5:14.

¡Qué, verdaderamente, así así…!

 

Oración de la mañana

¡Oh alto y glorioso Dios…! Que en el transcurso de este día puedas iluminar las tinieblas de mi corazón, me puedas dar fe perfecta, esperanza cierta, amor perfecto; sentido y conocimiento de ti, Señor; de manera que pueda cumplir tu veraz mandamiento. Amén.

Francisco de Asis (1181-1226)

Oremos por

  • Que este tiempo de Adviento sea de bendición para que en esta Navidad renazca la esperanza en Cristo.
  • Nuestro testimonio del amor de Dios en Cristo
  • Estar más atentos a las necesidades y carencias de quienes nos rodean.
  • Quienes son víctimas de toda clase de violencia.
  • La justicia, que sea real y esté presente en todo momento de nuestras vidas.
  • Nuestros seres queridos
  • La sanidad de nuestros enfermos.
  • Las congregaciones que están planificando su vida y misión.
  • Agreguemos más motivos para orar en la semana…

 

Oración Nocturna

Al retirarnos a descansar, ven Señor… Protégenos con tu fuerza de todos los peligros que nos acechan, perdónanos de todo los pecados cometidos contra sí mismos y contra nuestro prójimo. Danos un descanso reparador, para que al levantarnos, nuevamente, te sirvamos con alegría. Amén. 

 

Salmo 80: 1-7, 17-19 RVC

Pastor de Israel, ¡escucha!
Tú, que guías a José como a una oveja,
y que estás entre los querubines, ¡manifiéstate!
En presencia de Efraín, de Benjamín y de Manasés,
¡manifiesta tu poder y ven a salvarnos!

¡Restáuranos, Dios nuestro!
¡Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvados!
Señor, Dios de los ejércitos,
¿Hasta cuándo te mostrarás indignado
contra la oración de tu pueblo?

Nos has dado a comer lágrimas en vez de pan;
nos has hecho beber lágrimas en abundancia.
Nos has puesto en ridículo ante nuestros vecinos;
nuestros enemigos se burlan de nosotros.
¡Restáuranos, Dios de los ejércitos!

¡Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvados!
Pero posa tu mano sobre tu hombre elegido,
sobre el hombre al que has dado tu poder.
Así no nos apartaremos de ti.
Tú nos darás vida, y nosotros invocaremos tu nombre.

Señor, Dios de los ejércitos, ¡restáuranos!
¡Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvados!

 


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