Tiempo de Oración – Propuesta semanal para el 21 de febrero
Encuentro con Dios
Alabad al Señor
Entre el vaivén de la ciudad, más fuerte aún que su rumor,
En lid de raza o sociedad, tu voz oímos Salvador.
Doquiera impere explotación, falte trabajo, no haya pan,
En los umbrales del terror, oh Cristo, te vemos llorar.
Un vaso de agua puede ser hoy de tu gracia la señal;
Mas ya las gentes quieren ver tu compasiva y santa faz.
Desciende, oh Cristo, con poder a la sufriente humanidad;
Si con amor lo hiciste ayer, camina y vive en mi ciudad.
Hasta que triunfe tu amor y el mundo pueda oír tu voz,
Y de los cielos, oh Señor, descienda la Ciudad de Dios.
Frank Mason North
Lectura del día
Mateo 15; 32 – 39. Reina Valera Contemporánea (RVC)
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Esta gente me parte el corazón. Hace ya tres días que están conmigo, y no tienen qué comer. Y no quisiera enviarlos en ayunas, pues se pueden desmayar en el camino.» Entonces sus discípulos le dijeron: «Y en este lugar tan apartado, ¿de dónde vamos a sacar pan para saciar a una multitud tan grande?» Jesús les preguntó: «¿Cuántos panes tienen ustedes?» Ellos le respondieron: «Siete, y unos cuantos pescaditos.» Entonces mandó que la multitud se recostara en el suelo, luego tomó los siete panes y los pescados, dio gracias, y los partió y dio a sus discípulos, y ellos a la multitud. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y de lo que sobró se recogieron siete canastas llenas. Y los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres y los niños. Luego de despedir a la gente, Jesús entró en la barca y se fue a la región de Magdala.
Los elementos que componen un relato del evangelio son siempre los mismos: Jesús, el monte, el mar, los enfermos, la multitud, los problemas en la vida de la gente, etc… A pesar de conocerlos bien, como el sol de cada día, estos elementos traen siempre un mensaje nuevo.
Al igual que Moisés, Jesús sube al monte y la gente se reúne a su alrededor. Llegan todas y todos con sus problemas: enfermos, rengos, ciegos, mudos, sordos…No solamente gente mayor, adulta, sino que también los más pequeños…Son el comienzo del nuevo pueblo de Dios que se reúne alrededor del nuevo Moisés, donde Jesús sana a todas y todos…
Jesús llama a los discípulos… Es conmovedor como la versión en lenguaje contemporáneo del evangelio traduce “compasión”: Esta gente me parte el corazón…Hace ya tres días que están conmigo, y no tienen qué comer. Y no quisiera enviarlos en ayunas, pues se pueden desmayar en el camino.»
Ahora; según los discípulos, la solución tiene que llegar desde afuera: “¿De dónde sacar pan para tanta gente?” Según Jesús, la solución tiene que venir de la gente o sea desde adentro: ¿Cuántos panes tienen?” –“Siete y unos cuantos pescados”. Con estos pocos panes y pescados, Jesús sacia, el hambre de todas y todos, y… ¡Sobra comida!
No es ninguna novedad y sin exagerar que mucha gente de nuestro país; nuestra gente, está viviendo los peores momentos de su historia… Falta de trabajo, pobreza, hambre… Es decir, un sin fin de calamidades que provocan desánimo, desesperación, falta de esperanza. Como personas creyentes, seguidoras del mensaje de Jesús, ¿qué hacemos? Orar a los gritos, elevando nuestras manos al cielo esperando que caiga el “maná mágico” que alimente al hambriento y ayunamos; ¿nos es demasiado ayuno, por cierto, forzado e involuntario, el que ya sufre mucha gente de toda edad en nuestro pueblo…?
El evangelio, hoy nos dice que no sólo podemos pedir y ver milagros, sino que estamos llamadas y llamados a realizarlos. El milagro se produce cuando sabemos compartir, cuando damos lo que tenemos con generosidad, Pues, sentir “que se nos parte el corazón” por el sufrimiento de nuestro prójimo no consiste en, simplemente, ver las necesidades de otros, y sentir pena por ellos; requiere el uso de los recursos que disponemos – aun cuando esos recursos sean escasos; dice Juan en su primera carta: “Pero ¿cómo puede habitar el amor de Dios en aquel que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano pasar necesidad, y le cierra su corazón? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. (1ª Juan 3:17-18).
Es más, a veces requiere el uso de todos nuestros recursos, como aquí. El Señor no aconsejó guardar un poco de pan para sí mismos, y luego dar el resto a la multitud. No; dio todo a la multitud, confiando que el pan alcanzaría para sus necesidades también. Al final, terminaron con más de lo que tenían al comienzo – sietes canastas llenas de trozos de pan y pescado. ¡Este sí, es un maravilloso milagro…!
Oración de la mañana
Concédenos Señor, que pasemos este día con alegría y paz, sin claudicaciones y sin manchas; a fin que llegando la noche, estemos victoriosos sobre todas las tentaciones y podamos alabarte a ti, Dios eterno, que eres bendito y gobiernas todas las cosas por los siglos de los siglos. Amén.
Liturgia mozárabe (anterior al a. 700)
Oremos por
- Por la unión y solidaridad de todos los pueblos.
- Para que quienes gobiernan lo hagan con justicia, verdad y sensibilidad hacia todos nosotros.
- Por nuestras familias, amigos y comunidades de fe.
- Por el nuevo ciclo lectivo.
- Por nuestras Iglesias.
- Por las congregaciones que están presentando proyectos de misión, para seguir siendo testimonio en sus barrios y que sus edificios puedan ser sostenidos y preservados por sus comunidades.
- Agreguemos más motivos para orar en la semana…
Oración Nocturna
A ti, que conoces nuestros corazones y ves nuestras tentaciones y luchas, te imploramos que tengas piedad de nosotros y que nos libre de los pecados que abaten nuestras vidas. Tú eres todo poderoso y nosotros somos débiles y extraviados. Nuestra confianza está en ti, Dios fiel y siempre bueno. Líbranos de la esclavitud del pecado y has que podamos ser, en adelante tus servidores, dedicados a la libertad que da tu santo amor. Por el mismo amor de Cristo. Amén.
Eugéne Bersier (1831-1889)
Salmo 106: 1-5 (RVC)
¡Aleluya!
¡Alabemos al Señor, porque él es bueno,
porque su misericordia permanece para siempre!
¿Quién podrá contar las grandes obras del Señor?
¿Quién podrá cantar sus alabanzas?
¡Dichosos los que imparten justicia
y siempre practican el derecho!
Señor, acuérdate de mí
cuando tu bondad alcance a tu pueblo;
¡ven a brindarme tu salvación!
Déjame ver tu bondad hacia tus escogidos;
déjame participar de la alegría de tu pueblo,
y alabarte en compañía de los que son tuyos.