Tiempo de ayuno y oración – Propuesta semanal para el 16 de enero
Encuentro con Dios
Salmo
SALMO 147: 1-7. RVC
Yo amo al Señor porque él me escucha,
porque oye mi voz cargada de súplicas.
El Señor se digna escucharme;
por eso lo invocaré mientras viva.
Los lazos de la muerte me envolvieron,
y me angustié al verme tan cerca del sepulcro;
mi vida era de angustia y de aflicción constante.
Pero en el nombre del Señor clamé:
«Señor, ¡te ruego que me salves la vida!»
El Señor es justo y compasivo;
nuestro Dios es todo bondad.
El Señor protege a la gente sencilla.
Yo estuve muy enfermo, y él me levantó.
¡Alma mía, ya puedes estar tranquila,
porque el Señor me ha tratado con bondad.
Tú, Señor, me libraste de la muerte,
enjugaste mis lágrimas y no me dejaste caer.
Por eso, Señor, mientras tenga vida,
viviré según tu voluntad.
Yo tenía fe, aun cuando dije:2 Co 4.13.
« ¡Es muy grande mi aflicción!»
Era tal mi desesperación, que exclamé:
« ¡No hay nadie digno de confianza!»
¿Con qué voy a pagarle al Señor
tantas bendiciones que de él he recibido?
Alabad al Señor
Renacer para una esperanza viva,
como rama florecida sobre el tronco, renacer.
Renacer a una tierra prometida,
una herencia compartida: ¡Palabra de Dios!
Si la fe se derrumba con las pruebas,
como piedra que se estrella
contra lo que no se ve.
Si el dolor le hace trampa a la alegría,
Dios se arrima a nuestra vida,
nos anima con su amor.
Si caemos vencidos por la fuerza
que arrebata nuestros sueños,
nos encierra en soledad;
si arrastramos la angustia cada día,
Dios nos da vuelta la vida,
nos contagia su poder.
Lectura del Día
Lucas 1: 67-79 RVC
Lleno del Espíritu Santo, Zacarías, su padre, profetizó:
»Nadie esconde la luz que se enciende, ni la pone debajo de un cajón, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz. La lámpara del cuerpo es el ojo. Cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es malo, también tu cuerpo estará a oscuras. Ten cuidado, no sea que la luz que hay en ti resulte ser oscuridad. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, y no participa de la oscuridad, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.»
¿Nuestra conciencia se nos puede endurecer? Veámoslo de esta manera… Es cierto que, cuando tenemos que hacer algo con las manos a lo que no estamos acostumbrados, se nos irrita la piel, y nos produce dolor; pero, si lo hacemos con cierta frecuencia, se nos endurece la piel y podemos hacer sin problemas lo que nos hacía daño; lo mismo sucede con la conciencia. La primera vez que hacemos lo que no debemos sentimos temor, vergüenza y hasta dolor o pesadumbre. Cada vez que lo repetimos sentimos menos temor, hasta que por último no nos produce ni la más mínima inquietud. Es así, como el pecado – porque aunque no lo nombremos existe en múltiples manifestaciones, tiene un gran poder para endurecer la conciencia humana.
No hay nadie que haya dado el primer paso hacia el pecado no haya sentido una advertencia en lo más íntimo de su ser; pero si comete ese pecado repetidas veces, llegará un momento cuando lo haga como si tal cosa. Lo que antes nos daba miedo o reparo, luego se convierte en un hábito. A nadie le podemos echar la culpa nada más que a nosotros mismos por haber llegado a ese estado.
Sí, la conciencia se puede insensibilizar. Es trágico cómo podemos acostumbramos a aceptar las cosas. Al principio sentimos dolor en nuestros corazones al contemplar el sufrimiento y el dolor de nuestro prójimo; pero muchos acaban por acostumbrarse y aceptarlo sin sentirlo ni lo más mínimo. Está demostrado que muchas personas sienten más intensamente las cosas cuando son jóvenes que más adelante en la vida. Eso es especialmente cierto, en relación con el mensaje de Jesucristo. Así es como deberíamos sentir todas y todos; pero… lo hemos oído tantas veces al mensaje de Cristo; en culto, en las reuniones de oración, en la conversación con una hermana o hermano de la comunidad de fe que ya, no nos hace ninguna impresión; incluso ya no nos conmueve el mensaje ni ver tanto dolor y sufrimiento que hay a nuestro alrededor. Que el amoroso Dios Padre y Madre nos guarde de tener una conciencia que ha perdido el poder de sentir la vitalidad del mensaje de la cruz y el desafío y compromiso que ello implica.
La conciencia se nos puede volver rebelde. Una persona puede llegar a saber lo que debe hacer, y hacer lo contrario; sentir la mano de Dios Padre y Madre sobre su hombro, y encogerlo y retirarlo, y seguir el camino que conduce al país lejano donde no se puede cantar, sabiendo que Dios la está llamando para que vuelva a casa. ¡Que Dios nos libre de tener una conciencia insensible; qué Dios nos permita abrazar el Evangelio de la segunda oportunidad! Amén.
Oración
Al acercarme a Vos te doy gracias, por las veces que he empezado, de nuevo, mi carrera hacia el reino prometido. Sabés que como humano me seguiré equivocando; de manera que,te ruego que el Espíritu Santo esté siempre presente y me ayude a tomar decisiones que solo traigan honor y gloria a tu bendito Nombre. Por Jesús tu Hijo y hermano mío. Amén.
Oramos por…
- Todas las familias que han quedado sin trabajo. Por quienes han sido despedidos en tantas fábricas, empresas, negocios…
- Para podamos defender como cristianos/as, los derechos humanos y en ellos, no aceptar el desenfreno económico, de justicia, político que estamos sufriendo.
- Por las familias de nuestras congregaciones .
- Por los campamentos que se están realizando y se realizarán en este período de verano.
- Por los, las líderes que dan su amor, dones, trabajo y tiempo para hacer posible las actividades de verano en las congregaciones.
- Por la salud de cada uno/a de nosotros/as.
- Tengamos en nuestras oraciones, en nuestro corazón, cada una de las personas, con su nombre, que necesitan de nuestro acompañamiento.
…¡Oremos sin cesar!
Recomendación y Bendición Apostólica
« Por tanto, amados míos, ya que siempre han obedecido, no sólo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocúpense en su salvación con temor y temblor, porque Dios es el que produce en ustedes lo mismo el querer como el hacer, por su buena voluntad » « Háganlo todo sin murmuraciones ni peleas, para que sean irreprensibles y sencillos, e intachables hijos de Dios en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo, aferrados a la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido ni trabajado en vano » « Y aunque mi vida sea derramada en libación sobre el sacrificio y servicio de la fe de ustedes, me gozo y regocijo con todos ustedes » « Y asimismo, también ustedes gócense y regocíjense conmigo »La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes. Amén.