Sarah Crosby, primera predicadora

02 Jun 2021
en Artículos CMEW, Mujeres
Sarah Crosby, primera predicadora

Desde el principio (la primera Sociedad de Mujeres se organizó en 1739), las hermanas metodistas realizaron una incansable obra misionera y se ganaron el respeto y admiración de mucha gente. Ellas eran sirvientas, gobernantas, mucamas, amas de casa, tanto de las regiones urbanas como rurales, que sirvieron como pioneras, evangelistas, mantenedoras de la Misión. Su campo de acción era en medio de las personas necesitadas, empobrecidas, hambrientas, abandonadas, y su mensaje era de urgencia, renovación y amor. Entre los diferentes grupos de mujeres metodistas que servían en la época, estaban las predicadoras.

No les fue nada fácil ejercer sus dones como predicadoras, hubo mucha resistencia y poca aceptación entre el liderazgo masculino del movimiento. A pesar de todas las contras ellas se destacaron y dejaron sus marcas, convirtiendo a mucha gente y dando a conocer el metodismo.

Fueron muchas y vivieron con dedicación, recogieron frutos e hicieron sacrificios. Su comunicación con las personas durante la predicación era muy buena (extraordinaria) pues se expresaban con libertad y naturalidad, siendo así verdaderas voceras del Señor.

Sarah Crosby fue una de las primeras predicadoras del movimiento metodista naciente. Viajaba por los campos y valles de Yorkshire, reuniendo personas y celebrando encuentros en las tardes y las noches.

A los 21 años (1750) Sarah escuchó las prédicas de Whitefield y Wesley y se convirtió a ser una cristiana activa y participante. Dos años después, Sarah ya era una de las líderes de clase en las Sociedades Metodistas.

En esa época ella se estableció en Chistopher´s Alley, Moorfields, no muy lejos de la Fundición (corazón del movimiento en Londres). Allí vivió con Sarah Ryan, Mary Clark y Mary Bonsaquet, sirviendo entre las personas empobrecidas e indigentes.

En 1761 ella se mudó a Derby donde empezó una clase en la Sociedad Metodista de allí. Esta clase creció mucho llegando a tener doscientas personas en cada reunión. Por supuesto, como consecuencia se transformó en una predicadora.

El 8 de febrero de 1761 Sara escribió en su Diario lo siguiente:


… ¡Hoy me sentí en armonía con Dios! Al atardecer esperaba que vinieran unas 30 personas a la clase; pero, me sorprendí cuando llegaron casi doscientas. Sentí muy fuerte la presencia de Dios, y mucho amor por quienes allí estaban. Estaba emocionada de cuerpo y alma. No estaba segura si debía predicar y exhortar a ese grupo. Me di cuenta, también, que era imposible reunirlas a todas juntas para una conversación individual con cada una. Por lo tanto, cantamos un himno, oramos y les conté parte de lo que Dios ha hecho en mi vida….


Por supuesto que la acción de Sarah iba contra las reglas del Movimiento (las mujeres no podían predicar), así que ella le escribió a Juan Wesley y le relató los hechos.

Wesley le contestó inmediatamente dejándole claro que “los metodistas no permitían mujeres predicadoras” (los Quakeros sí) pero que ella no había roto ninguna norma. “Pienso que no fuiste demasiado lejos, tenías que hacerlo… sigue adelante con calma y firmeza. Separa tiempo para leerles (al grupo) las anotaciones de alguno de los capítulos bíblicos o sermones que algunas mujeres predicaron… antes de expresar tus propias palabras (predicar).

Se podría decir que Sarah Crosby fue la primera mujer que recibió, aunque informalmente, autorización de Wesley para predicar. De esta forma el camino para otras mujeres predicadoras se fue abriendo.

Esta predicadora fue incansable durante cuarenta años, dirigió reuniones metodistas a las cinco de la mañana, a la tarde y a la noche. Como ella misma relata: …tuvimos una excelente reunión de oración a las cinco, una buena reunión de la sociedad a las diez y a las dos; a las cinco caminamos con la Sra. C.… hasta Beeston; a las siete la casa estaba llena de gente y me sentí con mucha libertad para hablar… y el Señor se manifestó ricamente.

Hubo muchas más mujeres que vencieron la oposición y fueron por los campos y ciudades llevando el anuncio de la Buena Noticia del Evangelio por medio de la predicación.


Pastora Inés Simeone para CMEW



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