Recursos litúrgicos y pastorales – febrero a abril 2021 – EPIFANÍA, CUARESMA y SEMANA SANTA
Febrero a abril 2021 (Ciclo B)
LA NECESIDAD DEL CULTO
Después haber examinado algunos problemas sobre los principios litúrgicos, nos queda abordar todavía uno: el de la necesidad del culto. Después, solo después, expondremos algunas razones sobre la utilidad del culto. Y finalmente habrá que tocar el punto de la obediencia que pide la iglesia sobre el culto.
Por temor de que el culto se justifique en sí mismo, o por olvido de la doble orientación de la Iglesia –hacia el mundo, en la evangelización y la diaconía; hacia Dios, en la acción de gracias, la adoración y la intercesión– existe una fuerte tendencia en la teología reformada, y ni qué decir en el ámbito “evangélico”, que prefiere no hablar de la necesidad del culto. Se suele admitir como necesario el culto “indirecto”, el servicio al prójimo, y el culto “directo” solo se ve como útil.
A continuación, me refiero a cuatro razones que justifican la necesidad del culto:
El culto es necesario por estar instituido por Cristo, y ordenado por él
Esencialmente, obedecemos a lo que Cristo pronunció en la última cena: “Haced esto en memoria mía…” (1 Cor 11.24-25) y al ministerio de la palabra (cf Mt 28.19; Jn 20.23; Hch 1.8, etc). La presencia necesaria de la palabra en el culto es testimonio de que la Iglesia está todavía en camino de peregrinos, y pobre de ella si lo olvida despreciando la palabra… Siempre van juntos la palabra y el sacramento: hay que tener en cuenta que se falsea el culto y se desobedece si se lo reduce a la una o al otro. Las dos son partes integrantes del culto. Tenemos dos culminaciones del culto: la primera por la predicación, que anuncia y prepara la cena, que es la segunda.[1]
[1]Discrepamos con el autor, que insiste en que “el culto instituido por Cristo no es el homilético, sino el eucarístico… y que la santa cena es ordinariamente el punto culminante del culto cristiano”. Nota del editor de los Recursos.
El culto es necesario por estar suscitado por el Espíritu Santo
El culto nace del fluir del paráclito. La salvación provoca la alabanza (cf Hch 10,46, etc). Negar la necesidad del culto es negar lo propio de la obra del Espíritu Santo, que es dar a los seres humanos las prendas del mundo venidero (2 Cor 1.22; 5.5; cf Rom 8.23), trasplantarlos al reino futuro, que será una inagotable alegría litúrgica. El culto es también el lugar de la acción de gracias de los redimidos. Negar la necesidad del culto es no querer alegrarse con la salvación; es también olvidar la finalidad profundamente litúrgica de la primera creación, restaurada por Cristo.
Esta necesidad del culto, provocada por el don del Espíritu, encuentra quizás su mejor ilustración en la acción de gracias inevitable de las personas que, según los relatos evangélicos, son objeto de un milagro de Jesús: el paralítico curado regresa dando gloria a Dios (Lc 5.25); la mujer enferma que se endereza y comienza a dar gloria a Dios (Lc 13.13); el samaritano de los diez leprosos, que comprendió todo lo que llevaba consigo su curación, regresa “glorificando a Dios” (Lc 18.43). Esta alegría, esta acción de gracias, influye también sobre todos los que comprenden el poder salvífico de Cristo: todo va a comenzar de nuevo porque el perdón y la vida se han presentado ante la soledad y la desesperanza humana para conducirlos a un futuro de esperanza (cf Mat 15.31; Lc 7.16, etc).
Se vuelve a encontrar esta misma consecuencia litúrgica en quienes reconocen a Jesús como el mesías, y esto es también obra del Espíritu Santo, porque nadie puede decir que “Cristo es el Señor” sin su ayuda (1 Cor 12.3); pensemos en los pastores de la navidad (Lc 2.20) o en el centurión que asiste a la muerte del Hijo de Dios (Lc 23.47). El perdón restaura la aptitud litúrgica perdida por el pecado. Cuando se tiene conciencia del carácter escatológico de la obra del Espíritu, no se puede negar la necesidad del culto.
El culto es necesario porque es una de las formas de la realización de la historia de la salvación
Jesucristo murió una vez por todas para salvación del mundo. En él se encuentra el fundamento de esta salvación. Pero no quedan salvados automáticamente el mundo y los seres humanos. Para que esto suceda es necesaria la obra del Espíritu, que hace nacer la fe y mantiene la Iglesia. Ahora bien, este paso de lo virtual a lo ontológicamente personal se hace no de forma exclusiva por el culto, pero también por él, o más bien, se actualiza y realiza por el culto. Este es, pues, un agente de la historia de la salvación. Dios es quien obra en el culto por medio de la palabra, el sacramento y la comunidad creyente[1]. Por eso, cuando se pone en duda la necesidad del culto, también se pone en duda que éste sea una obra de Dios.
Sin embargo, el culto no es necesario sólo para que no se interrumpa la historia de la salvación, y para que la comunidad cristiana la confirme y realice. Es necesario también para que siga siendo eficaz el carácter polémico de dicha historia. Por el culto, el campo quitado por el Espíritu Santo al dominio del mal queda ocupado y protegido; así la Iglesia mantiene abierta, no exclusivamente, pero también por su culto, la herida que la resurrección de Cristo y la efusión del Espíritu Santo han producido en la autojustificación del mundo, y en este sentido prosigue la historia de la salvación. Es lo que antes habíamos comentado al hablar del culto como “fin y futuro del mundo”.
[1]En este resumen y adaptación agregamos esta tercera dimensión, la comunidad creyente.
El culto es necesario porque el reino de Dios no se halla establecido aún con todo su poder
El culto es cuanto tal es necesario porque aún no es culto: estamos en una situación en que ya existe el reino, como la levadura en la masa, pero sin todavía haberse establecido definitivamente. Los que niegan la necesidad del culto o dicen que éste solo consiste en servir y glorificar al Señor en el prójimo, cometen un importante error cronológico: pecan por uno de los dos extremos, actúan como si todo fuera el reino o como si nada lo fuera aún. Desconocen la situación escatológica de la Iglesia en el mundo.
La Iglesia demuestra, por el culto, que nuestro siglo ha sido visitado por el Señor y continúa siéndolo; que no estamos solos y perdidos en este mundo; y que se nos ofrece un lugar donde Dios nos espera para darse a nosotros y para permitir que nos presentemos ante él como éramos antes de la caída y como seremos después de la parusía.
Continuamos el texto del pastor reformado Jean Jacques von Allmen, El culto cristiano, su esencia y su celebración, Sígueme, Salamanca, 1968, pp 113-120. Resumen y adaptación de GBH
En el archivo encontrará
- Orientaciones para la predicación
- Orientaciones para la acción pastoral
- Orientaciones para la liturgia del culto comunitario
Domingos
- Martes 2 de Febrero 2021 – Día de la Presentación del Señor (Verde)
- Domingo 7 de Febrero 2021– Quinto domingo después de Epifanía (Blanco)
- 14 de Febrero 2021– Domingo de la Transfiguración (Verde)
- Miércoles 17 de Febrero 2021 – Miércoles de Ceniza (Morado)
- Domingo 28 de Febrero 2021 – Segundo domingo de Cuaresma (Morado)
- 7 de marzo 2021 – Tercer domingo de Cuaresma (Morado)
- 14 de marzo 2021 – Cuarto domingo de Cuaresma (Morado)
- 21 de marzo 2021 – Quinto domingo de Cuaresma (Morado)
- Jueves 25 de marzo 2021 – Anunciación del Señor (Morado)
- 29 de marzo 2021 – Lunes de Semana Santa (Morado)
- 31 de marzo 2021 – Martes de Semana Santa (Morado)
- 29 de marzo 2021 – Miércoles de Semana Santa (Morado)
- 1 de abril 2021 – Jueves Santo (Morado)
- 2 de abril 2021 – Viernes Santo (Morado)
- 3 de abril 2021 – Sábado Santo (Blanco o Morado)
- 4 de abril 2021 – Domingo de Resurrección – Día de Pascua (Blanco)
Esta ha sido una nueva entrega de recursos litúrgicos y pastorales para los tiempos de Epifanía, Cuaresma y Semana Santa, de marzo a abril 2021 (Ciclo B). Reedición de 2017-2018 con nuevos materiales, incluyendo sugerencias de recursos musicales.
- para hermanos y hermanas encargados del ministerio de la Palabra,
- realizando trabajos pastorales en amplio sentido y con distintos grupos
- y a encargados y encargadas de la liturgia del culto comunitario.
Cotejando el “Leccionario Común Revisado”, con el también editado por la agenda y leccionario de la IEMA y otros de iglesias hermanas. Nos permitimos algunos cambios en la longitud de los textos y proponiendo otras alternativas.
Este material circula en forma gratuita y solamente en ámbitos pastorales, dando crédito a todos los autores hasta donde los conocemos, valorando mucho su disponibilidad.
Agradecemos todos los materiales que hemos usado –ya disponibles en varias redes–, como aportes para estos “recursos”.
Las indicaciones de las fuentes, especialmente las musicales, son:
- CA – Cancionero Abierto, ISEDET.
- CF – Canto y Fe de América Latina, Igl. Evangélica del Río de la Plata.
- HE – Himnario Evangélico – Buenos Aires 1963
- HCN – Himnario Cántico Nuevo, Methopress.
- MV – Mil Voces para Celebrar, himnario de las comunidades metodistas hispanas, USA.
- Red Crearte, https://redcrearte.org.ar/
- Red de Liturgia del CLAI: www.reddeliturgia.org
- Red Selah: www.webselah.com
Fraternalmente, Laura D’Angiola y Guido Bello, desde la congregación metodista de Temperley, Buenos Aires Sur.
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