26 – Yo soy el camino

12 Mar 2019
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26 – Yo soy el camino

Guías Metodológicas


Libro de actividades 26


Juan 14:6


Tomás dice: «Señor no sabemos a dónde vas ¿Cómo vamos conocer el camino? Jesús responde: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Tres palabras importantes. Sin camino no se anda. Sin verdad no hay fidelidad. Sin vida, sólo hay muerte.

Jesús es la vida porque él es el único que la tiene en plenitud –vida en abundancia– y que puede darnos esa vida plena, completa y definitiva; él es el camino, porque nos iremos haciendo uno con Jesús, caminando como Jesús caminó, iremos creciendo en su vida y en su verdad; él es la verdad, porque mirándolo a él, estamos viendo la imagen del Padre, una imagen de confianza y fidelidad. «Si ustedes me conocen, conocerán también al Padre».


¿Qué queremos lograr?


  • Confiar –chicos y grandes– en que Jesús nos da una nueva vida.
  • Confrontar nuestras vidas con la experiencia de Jesús como el camino a seguir en la vida.
  • Valorar la verdad del evangelio como permanencia en el seguimiento de Jesús.


Índice



./ niñas/os no lectores

Conversar acerca del camino que recorren para llegar a la iglesia, sus características.

Marcar en el piso un camino para que lo recorran teniendo que hacerlo saltando.

Contar el pasaje bíblico resaltando que Jesús se compara con un camino porque nos muestra por dónde debemos ir, cómo tenemos que hacer.

Explicar que cuando hacemos algo bueno a otra persona, sentimos que encontramos un camino que estábamos buscando.

Dibujar un camino en tela dónde ellos puedan dibujar todo lo lindo que Dios nos da para caminar todos los días: familia, amiguitos, alimentos, la iglesia, alguna persona que ellos quieran mucho, la naturaleza, su mascota…

ORAR.-

 

./ niñas/os lectores menores

¿Cómo llegamos hasta la Iglesia? ¿Por dónde andan los autos? ¿Cómo nos guiamos en la ruta? (por carteles y por cómo va la ruta, curvas, etc) ¿Alguno se perdió una vez? ¿Cómo sabemos que llegamos a destino?


Contar el siguiente cuento:

El verdadero camino

Había una vez un grupo de chicos que iban a la escuela dominical, un grupo parecido al de ustedes. Los chicos más grandecitos de la Escuela Dominical habían estado hablando de todas las cosas hermosas que nos regala Dios todos los días. Y, para que los niños pudieran darse cuenta del gran amor de nuestro Señor al mirar todo lo que nos rodea, a Ana María, que todos los domingos les enseñaba las historias de la Biblia, se le ocurrió organizar una salida en bicicleta hasta el arroyo que cruza muy cerquita del pueblo. La alegría de los niños fue mucha. Y algunos chicos y algunas chicas lo primero que pensaron fue en las cañas mojarreras (esas cañas chiquitas que sirven para pescar mojarritas, un pescadito chico)

Ana María les contó lo hermoso que era el lugar donde pasarían el día: un lugar con pasto verde cortito como para sentarse al borde del arroyo y donde podrían jugar.

Todo estaba listo: el día, la hora de salida desde la Iglesia, las cosas que llevarían para pasar una tarde todos juntos, las bicis que los trasladarían y principalmente el entusiasmo de los chicos y chicas.

El viaje comenzó un poco desordenado hasta que se pusieron de acuerdo quiénes irían primero, quiénes irían detrás, quién acompañaría a quién para que no fuera solo, pero todos juntos pronto se pusieron en marcha.

Llegaron a un puente que cruza el arroyo y allí todos tuvieron que dejar sus bicicletas para caminar un trecho hasta el lugar que Ana María había fijado.

Bueno, el camino que deberían recorrer no era como esos senderitos que se forman de tanto pasar los animales o los vehículos. No. Había algunos troncos que las tormentas habían quebrado de los árboles, algunos pastos un poco altos que tenían que esquivar, y, por allí también, algunas bostas de caballos que seguramente habían estado comiendo el verde pasto y habían tomado agua del arroyo.

Y, como siempre, fue Federico el primero que se quejó de tener que andar por un camino así. Pero no solo Federico rezongó, también a Pamela y Ana Laura no les gustaba mucho andar por allí.

Entonces, Ana María aprovechó para recordarles que, así como el camino que ellos estaban recorriendo no estaba en las mejores condiciones que uno hubiese querido, ahora ellos deberían ver cómo podían caminarlo dejando de lado algunas cosas, desviándose de otras y saltando algunas más para poder llegar a ese lugar tan esperado para poder disfrutar la tarde. Así también es el camino de nuestras vidas: encontramos situaciones que no nos hacen felices, como peleas entre la familia, discriminación a los niños que son más pobres, falta de respeto a las personas mayores. También podemos tener problemas como falta de trabajo de los papis, como inundaciones que hacen perder todo, amigos que no quieren que juguemos con ellos, el robo de cosas.

Pero, si pasamos por alguna de estas situaciones y nos ponemos en las manos de Jesús, pidiéndole en oración que Él nos ayude a resolver o sobrellevar, seguro que nos va a ayudar a solucionarlas y poder verlas de otra manera.

Debemos recordar que Jesús es el mejor camino que podemos transitar. Es un camino angosto, es un camino largo, donde tal vez vamos a encontrar dificultades, pero al final del mismo, encontraremos la Paz y el Amor que solo Él nos puede dar, y veremos nuestros problemas de otra manera.

Es un camino donde podremos encontrar la verdad acerca de la mejor manera en la que debemos actuar. Y es un camino que nos da vida plena para vivir”.

¡Vaya, cuántas cosas hermosas les pudo decir Ana María! Ahora ese caminito que estaban recorriendo les pareció mucho más sencillo de transitar y ¿saben? entre ellos se fueron ayudando a aplastar los pastos altos para que pudieran cruzar y no se lastimaran, algunas niñas juntaban aquellos palos más grandes que encontraban para que todo el grupo siguiera el camino y, así, llegaron hasta el hermoso lugar que había encontrado Ana María para disfrutar.

Y, cuando algún problema surgía, o alguna dificultad se les presentaba, lo resolvían entre todos. Y si alguno de ellos tenía una preocupación en especial, lo pudieron poner en las manos de Jesús para que fuera él quién les ayudara a superar las dificultades.


Preguntar cómo era el camino que hicieron los chicos.

Hablar sobre los caminos nos llevan a distintos lugares y que por eso hay que saber elegir el camino que más nos conviene (porque es más corto, porque es más entretenido, por…)

 

Leer la historia bíblica.

Si seguimos el camino de Jesús ¿Qué tenemos qué hacer? ¿Qué puede pasarnos que nos haga perdernos del camino de Dios?

Explicar que: Jesús nos propone un camino lleno de amor, con mucho cariño, Él nos lleva de la mano por ese camino. No caminamos solos, vamos con todas y todos las personas que quieran llegar a El.

Jesús es el único camino que nos lleva hasta Dios. Él es el camino que nos lleva a la amistad con Dios.

Dibujar un camino en tela dónde ellos puedan dibujar todo lo lindo que Dios nos da para caminar todos los días: familia, amiguitos, alimentos, la iglesia, alguna persona que ellos quieran mucho, la naturaleza, su mascota…

 

ORAR.- dando gracias porque conocemos qué camino tenemos que andar porque Jesús es el camino.

 

./ niñas/os lectores mayores

¿Qué cosas ven en los caminos por los que andan (cuando van a hacer los mandados, cuando van a la escuela, cuando vienen a la Iglesia)?

Hablar con ellos sobre los caminos que nos llevan a distintos lugares y que por eso hay que saber elegir el camino que más nos conviene (porque es más corto, porque es más entretenido, por…).Hay caminos que tienen muchas luces y/o que vienen muchos autos y las luces nos encandilan, y no podemos ver bien. Hay otros caminos que están rotos, o tienen pozos y es mucho más difícil caminar.

 

Leer el texto bíblico.

¿Qué dice Jesús? ¿Por qué piensan ustedes qué Jesús dice eso? ¿Qué quiere decir andar por el camino de Dios? ¿Qué cosas tenemos que hacer? ¿Qué cosas tenemos que dejar de hacer? ¿Qué cuidados debemos tener para no perdernos por otro camino?

Explicar que: Jesús nos invita a vivir su vida como el camino que nos lleva a la vida verdadera. Jesús nos propone un camino lleno de amor, con mucho cariño. Él nos lleva de la mano por ese camino.

Y los que hace mucho que caminan al lado de Jesús son los que nos acompañan a caminar en ese camino. Y en ese camino encontramos que para poder caminar por él, tenemos que hacer con los demás lo que Él hace con nosotros: Amarnos – perdonarnos –poniendo personas a nuestro alrededor que nos ayudan a caminar (¿A quiénes podemos nombrar?)

 

Buscar en diarios y revistas palabras, imágenes que nos conducen por el camino de Dios y otras que no.

Hacer dos caminos, uno con salida hacia Dios y otro sin salida. Ubicar las imágenes según corresponda. Colocar este trabajo en el salón donde se reúnen o mostrárselo a toda la comunidad en el culto.

 

./ adolescentes

Entregar el siguiente cuento.

  Imprimir 1: Cuento (Libro de Actividades)

Dar un tiempo para una lectura individual y luego leerlo para todos.


Alumbrando a otros

Hace cientos de años, había un hombre en una ciudad de Oriente. Un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.

En determinado momento, se encuentra con un amigo. EI amigo lo mira y de pronto lo reconoce Se da cuenta que es Guido, el ciego del pueblo. Entonces, le dice: ¿Qué haces Guido, tú, ciego, con una lámpara en la mano? Si no ves…

Entonces, el ciego le responde: -Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí. No sólo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

¿No sabes que alumbrando a otros, también me beneficio yo?, pues evito que me lastimen otros que no podrán verme en la oscuridad.


Este relato es excelente para dramatizar. Se puede preparar para presentar en algún encuentro comunitario. Los actores pueden hablar o no. Si no se atrevieran a hacerlo, un relator irá leyendo el cuento mientras lo representan. Es importante pensar un buen remate con una pancarta y/o dicho a viva voz, con el texto bíblico.

 

MORALEJA: Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil. Muchas veces, en vez de alumbrar, oscurecemos mucho más el camino de los demás. A través del desaliento, la crítica mal intencionada, el egoísmo el desamor, el odio, el resentimiento… ¡Qué hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás, sin fijarnos si lo necesitan o no!. Llevar luz y no oscuridad.

Si toda la gente encendiera una luz, el mundo entero estaría iluminado y brillaría día a día con mayor intensidad.

Todos pasamos por situaciones difíciles a veces, todos sentimos el peso del dolor en determinados momentos de nuestras vidas, todos sufrimos en algunos momentos y lloramos en otros. Y podemos proyectar nuestra luz cuando alguien busca ayuda en nosotros. No debemos exclamar, como hacen muchos: «La vida es así» y proyectamos rencor, odio o indiferencia. Al contrario, ayudemos a los demás sembrando esperanza en los corazones heridos.

Luz, demos luz. Tenemos en el alma el motor que enciende cualquier lámpara, la energía que permite iluminar en vez de oscurecer. Está en nosotros saber usarla. Está en nosotros ser Luz y nunca permitir que se apague nuestra luz.

 

Qué ven en los caminos por los que andan (cuando van a la casa de sus amigos, cuando van a la escuela, cuando vienen a la Iglesia.

Hablar con ellos de que los caminos nos llevan a distintos lados.

Por eso hay que saber elegir el camino que más nos conviene (porque es más corto, porque es más entretenido, por…) Hay caminos que tienen muchas luces y/o que vienen muchos autos y las luces nos encandilan, y no podemos ver bien. Hay otros caminos que están rotos, o tienen pozos y es mucho más difícil caminar.

Jesús nos invita a vivir su vida como el camino que nos lleva a la vida verdadera.

 

Leer el texto bíblico.

¿Es Jesús el único camino para crecer? ¿Es el único camino para ir seguro? ¿Cuáles consideran ustedes que son caminos que no deben recorrer? ¿Por qué? ¿Cuál es el camino que sí consideran qué deben recorrer? ¿Por qué?

Jesús nos propone un camino lleno de amor, con mucho cariño y nos lleva de la mano por ese camino. No caminamos solos, vamos con todas y todos quienes quieran caminar con él. Y los que hace mucho que caminan al lado de Jesús son los que nos acompañan en ese camino. Y en ese camino encontramos que para poder caminar por él, tenemos que hacer con los demás lo que él hace con nosotros.

Preguntar qué es lo que hace amarnos, perdonarnos, sacándonos las piedras del camino. ¿Cuáles son las piedras? y ¿cuáles son las personas que pone a nuestro alrededor para que nos ayuden a caminar? (¿a quienes podemos nombrar?)

Si los chicos reconocen algunos mayores que los acompañan en este camino, sería bueno que hicieran una carta, dándoles las gracias.

 

ORAR.-

 

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