15 – ¿Juzgamos? ¿Nos juzgan?

11 Mar 2019
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15 – ¿Juzgamos? ¿Nos juzgan?

Guías Metodológicas


Esta jornada no cuenta con Libro de Actividades


Mateo 7:1-5

(Auxiliar: 1ª Pedro 3:10-12)

Tanto Mateo como Lucas utilizan la palabra griega “krino” que se traduce por “juzgar” (en la voz media quiere decir “comparecer, pleitear en juicio); condenar; decidir, pensar, preferir.”
Debemos entender primeramente que Jesús se está refiriendo al juicio de las actitudes de los demás. Nuestro Señor acababa de enseñar que no debemos preocuparnos por el día de mañana.
Pero, por ejemplo, si alguien realmente no se preocupa, inmediatamente podríamos pensar que es un vago, que no quiere asumir ninguna responsabilidad o que no es una persona en la cual podemos confiar. En este caso, sin conocer sus verdaderas motivaciones o actitudes, sin saber lo que está pasando en su interior y que lucha tuvo que enfrentar para tomar esa decisión, ya lo juzgamos como un vago.
O por el contrario, si alguien se preocupa por el alimento de sus hijos, podemos acusarlo simplemente de no tener fe.

Entonces Jesús nos cuestiona y nos invita a cambiar, con una actitud sincera, porque si juzgamos livianamente a los demás, también a nosotros nos juzgarán de la misma manera. Al decir “con la misma medida con que ustedes den a otros” emplea la palabra “metreite” que significa “metro, medida”, nos está avisando que cada vez que juzgamos a alguien, seremos juzgados por Dios de la misma manera.

La vida cristiana está llena de cosas prácticas que podemos hacer, pero siempre debemos actuar sinceramente, no engañándonos a nosotros mismos ni buscando pretextos para acusar a los demás. Antes de mirar la astilla en el ojo de nuestro hermano, debemos atender el tronco que tenemos en nuestro propio ojo, y no nos deja ver nada.
Los niños de su clase, como tantos otros, saben y practican la crítica destructiva que hace tanto daño a las personas. Por tanto, será una bendición muy grande aprender en esta clase que Dios es el único Juez justo, el único perfecto. Entender esta verdad les ayudará a mantenerse atentos para no destruir por medio de la crítica a los amigos, hermanos y ni siquiera a nuestros enemigos. Los niños se comprometerán durante la semana a no hacer nada que haga tropezar a su hermano.

En este encuentro seguimos enseñando valores y actitudes fundamentales que Jesús nos dejó en forma muy clara desde La Biblia.

No juzgar a otros, no es un tema fácil para tratar en los grupos, sobre todo entre niños y adolescentes, que siempre parecen tener a flor de labios decirle a los compañeros o amigos lo que sienten que son, a veces con palabras agresivas: sos re-tonto; son un loco; sos una cualquiera; y así de esta manera los están juzgando.
Uno puede decir, “es una moda”, “las dicen por un tiempo”, pero si se usan diariamente, se quedan para siempre a formar parte de nuestro vocabulario y de nuestra vida.

Es bueno para nuestra vida que sepamos como cristianos que Jesús dice que “Dios nos juzgará de la misma manera en que juzguemos a otros”.
Los mayores por lo general somos duros en juzgar a los otros, y contagiamos también a los más chicos con comentarios hirientes, descalificadores, humillantes.

Es bueno que antes de este encuentro podamos pedir perdón a Dios por nuestra forma de juzgar a los demás. Que este texto vibre en nosotros antes de entregárselo a los demás. Dios las y los bendiga.

Juzgamos la “astilla” en el ojo de los demás y olvidamos el “tronco” que tapa nuestros propios ojos y que tapa totalmente nuestra mirada.

 


¿Qué queremos lograr?


  • Que chicos y grandes puedan modificar la manera de mirar y acusar a los demás, en el nombre del Señor..


Índice



./ niñas/os no lectores y lectores menores

Para trabajar este tema podemos ver la película SHREK.

El argumento de la historia es muy claro: un ogro verde, gordo, sucio, gruñón y maleducado que vive en una ciénaga maloliente conocido por el nombre de Shrek (pronúnciese simulando un eructo), ve como su amada soledad se rompe por la invasión de una infinidad de personajes de cuentos.

Son todos refugiados, víctimas de un destierro decretado por Lord Farquaad quien pretende hacer una limpieza de intrusos en su reino.

En uno de los diálogos escuchamos lo siguiente:

ASNO: ¿Cuál es tu problema?
SHREK: Yo no tengo ningún problema. Es el mundo el que parece tener un problema conmigo. Toda la gente cuando me ve grita: “¡Ah, socorro, corred, mirad ese ogro feo y tontorrón!”. No me conocen y se atreven a juzgarme. Por eso, estoy mejor solo.
ASNO: ¿Sabes qué? Yo no pensé que fueras feo y tontorrón.

Conversar a partir de lo que ven en la peli sobre cómo es el ogro en apariencia y cómo es su comportamiento.

Si nosotros nos encontramos con un ogro, ¿lo invitaríamos a jugar? ¿Por qué? ¿Qué le pasaba al ogro? ¿Lo querían? ¿Por qué?

Comentar que, según nos cuenta la Biblia, Jesús le dijo a la gente que no debemos juzgar a los demás por su apariencia, que debemos fijarnos en el corazón, en cómo son esas personas.

En la historia de hoy, Jesús enseña que debemos amar a otras personas aunque sean muy distintas a nosotros.

Jesús nos ama y quiere que nos llevemos bien con todos. Dios no quiere que juzguemos a nadie. Dios nos dice que veamos en primer lugar lo malo que hay en nosotros. A veces acusamos a alguien porque nos está haciendo algo malo, pero nosotros le hacemos lo mismo. Algunas veces no queremos ser amigos de un nene o una nena porque nos estuvo peleando, pero nosotros también peleamos a otros chicos, o simplemente nos molesta porque es diferente a nosotros. Entonces primero tenemos que dejar de hacer cosas malas. Jesús dice que no debemos juzgar a otros.

 

ORAR.- Pidamos a Dios que nos ayude a ser buenos amigos y a ayudar a otros.

 

./ niñas/os lectores mayores

Contar la siguiente historia:
–¿Qué te pasa?- dijo la mamá.
–Mamá, tengo que hacer una tarea con Tomás , el chico nuevo… ¡Si lo vieras!, usa los pantalones por los tobillos, las medias de cualquier color y está todo despeinado!
–¿Y por eso creés que no va a ser bueno hacer la tarea con él?
–Ay, mami, si lo conocieras…
En ese momento se escuchó un fuerte ruido en la cocina; corrieron y encontraron a la hermanita de dos años, en el piso, rodeada de latas que se habían caído del estante y muchas sin sus etiquetas.
–Por favor, ayudame a juntar las latas y ponerles sus etiquetas.
–Pero mami, –dijo Tomás–¸ ¿cómo voy a saber qué etiqueta va, si no sé que hay adentro de la lata?
–Bueno, hijo, creo que deberías pensar otra vez en tu compañero, ya que lo juzgaste sólo por la manera en que se viste. ¿No es eso ponerle una etiqueta sin saber lo que tiene en su interior?
–Es verdad, necesitaría conocerlo mejor.

Del “Libro de las virtudes para niños”, de Sociedades Bíblicas Unidas.


Hay un dicho que dice que cuando apuntamos un dedo para acusar a alguien hay tres dedos apuntando a nosotros, acusándonos a nosotros.
¿Qué significa eso?

Jesús les había dicho a los discípulos que necesitaban amar a sus enemigos y ser benignos con ellos. Ahora les dice que no deben juzgar a otros.
¿Qué significa juzgar a otros?

Leer la historia bíblica.

Comentar que cuando juzgamos a otra persona y nos creemos mejor que esa persona, entonces estamos juzgando. Jesús les recuerda a los discípulos que ellos tienen fallas. Les dice que tienen que arreglar los problemas de ellos antes de decir nada de problemas de los demás. ¡Jesús lo compara a fijarse en una astilla que está en el ojo de una persona cuando nosotros tenemos una viga en nuestro propio ojo!

Jesús dice que debemos ver nuestras faltas antes de ver las faltas de los demás.

¿Es más fácil ver nuestras propias faltas o las faltas de los demás?

Comentar que muchas veces degradamos a personas criticándolas por cosas que nosotros también hacemos. No vemos esas cosas malas en nosotros mismos, pero las vemos claramente en otros.
Es más fácil criticar a otros que tratar de cambiar nosotros mismos.

Jesús nos dice que no debemos ser así.
Él sabe que todos tenemos cosas en nuestras vidas que necesitan mejorar.
Tenemos que concentrarnos en cambiar lo que hay malo en nosotros antes de ver las debilidades de otros. Te preguntaste alguna vez qué piensa de vos ese compañero que no te trata bien? ¿No será que hacés lo mismo, tratándolo mal a él?
Dios nos puede ayudar a no hacer cosas malas. En lugar de acusar a otros debemos orar por ellos y decirles que Dios les ama. Solo Dios puede cambiar el corazón de una persona. Nosotros no somos Dios, por lo tanto, no debemos juzgar a otros. Sólo Dios puede juzgar porque sólo Dios es perfecto. Sólo Dios no tiene pecado.
Jesús tenía una palabra para describir a las personas que juzgan a otros: “hipócritas”. Un hipócrita es una persona que dice una cosa pero hace otra. Si decimos que amamos a Dios y a otras personas pero degradamos a otros (hablamos mal de otros), entonces somos hipócritas.

Dios sabe lo que está en nuestro corazón. Dios sabe lo que queremos cambiar. Él espera que pidamos su ayuda. Dios no nos puede ayudar a cambiar nuestro propio pecado si sólo vemos las debilidades de otros y no las nuestras.

Pensar y escribir en un afiche o pizarrón.

En un cuadro de dos columnas: en la primera, las etiquetas con que nos juzgan y juzgamos, y en la segunda, una actitud diferente que nos ayude a cambiar nuestra relación. Por ejemplo: Torpe, “pata-dura”, “sabelotodo”, “chupamedias” (las formas dependen mucho de modismos locales)… Y en la otra columna: ¿Querés que te ayude a hacerlo? Me explicás esa tarea y yo te ayudo a… No le cuentes a la maestra, busquemos la solución entre nosotros.

Reforzar la idea de que se trata de desconcertar al otro al no reproducir “más de lo mismo” y así reconstruir la amistad. Puede ocurrir que no se nos ocurran salidas. En ese caso proponer que se elija callarse y orar a Jesús pidiendo que nos ayude a actuar como él quiere.

ORAR.- Señor te pedimos que nos enseñes a no juzgar a otros por las apariencias.

 

./ adolescentes

Leer: Mateo 7. 1-5; 1era. Pedro 3. 10-12.

Contar la siguiente historia:
Vida interior
Un empleado de la Municipalidad de la ciudad, se paró frente de un árbol de la plaza y comenzó a mirarlo. Miraba cada centímetro del tronco y se rascaba la cabeza pensando qué debía hacer.
¿Podría hacerlo? ¡Qué difícil decisión!
Los vecinos comenzaron a acercarse y en voz alta daban su opinión.
Todos decían de una u otra manera que el árbol tenía que ser cortado; por los niños, porque se podía caer una rama sobre la vereda, por algún jubilado que se sentara en el banco debajo del árbol.
Hasta un niño que pasaba por allí dijo: “arránquelo y plante uno nuevo”.
Cada vez más vecinos se acercaban y opinaban. El empleado escuchaba a todos pacientemente, mientras seguía revisando el árbol palmo a palmo.
Este árbol está vivo – dijo – dentro de él corre savia, con el suficiente vigor, como para hacerlo renacer en primavera. Tengan paciencia, parece muerto, pero no lo está. Voy a podar alguna de sus ramas y nada más.
Esa misma tarde algunos vecinos mandaron sus quejas a la Municipalidad porque el empleado no había actuado como correspondía.
Sin embargo, su jefe que le tenía mucha confianza hizo oídos sordos a los reclamos.
Pasaron los meses y llegaron los primeros calorcitos de la primavera.
Cierta mañana algunos adultos descubrieron los primeros brotes. Los que decían que el árbol estaba muerto, se asombraron muchísimo y los que recordaban la convicción del empleado municipal en no cortarlo, se admiraron. Pequeñas hojitas verdes aparecieron por todo el árbol que hasta hace poco parecía caerse, ofrecía un espectáculo maravilloso.
Era la fiesta de la vida.
El árbol había renacido con todas sus fuerzas y ese verano, su sombra fue el lugar preferido de grandes y chicos.


¿Somos de los que juzgan por las apariencias sin preocuparnos por saber lo que realmente ocurre? ¿Intentamos conocer el interior de la otra persona o nos quedamos sólo con lo que se muestra exteriormente? ¿Estuvo bien el Jefe de la Municipalidad? ¿Por qué?

Jugar al teléfono descompuesto:

Los jugadores se hallan sentados en círculo. El director del juego susurra muy rápidamente una frase cualquiera al oído de su vecino de la izquierda. Este repite a su vez a su vecino de la izquierda la frase que cree haber captado y, así sucesivamente hasta el último jugador. El último jugador dirá en voz alta la frase que cree haber oído, y que se presupone debería ser la que el director del juego dijo. La sorpresa puede ser mayúscula, cuando se oiga el resultado.

Nos preguntamos si a veces nos pasa que escuchamos algo de alguien y aunque no sabemos muy bien qué pasó, cómo fue, repetimos lo que otros dicen y al final “metimos la pata”. Nuestros juicios no pueden ser un teléfono descompuesto.

Leer: Mateo 7. 1–5, sobre todo el versículo 2.

¿Qué es lo que más nos cuesta? ¿No juzgar a los otros o aguantar cuando los otros nos juzgan mal? ¿Tratamos de aclarar las situaciones donde nos juzgan sin habernos preguntado por qué lo hicimos o por qué lo dijimos? ¿Nos hemos sentido juzgados injustamente?¿Cómo podemos actuar para que no nos “etiqueten” negativamente? ¿Cómo podemos evitar hacerlo nosotros con otros?

Dar espacio para que el grupo haga comentarios y/o podamos aclarar situaciones que les preocupan.

ORAR.- para que cada uno pueda cambiar en la manera de juzgar a los otros.

 

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