Del desamparo a la alegría del encuentro con el resucitado
¡Que el Espíritu derrame su ánimo entre nosotros y nosotras! ¡Que el Espíritu Santo siga animando la iglesia de Cristo!

Comunidades que viven el evangelio con entusiasmo y se expresan también, desde sus escritos, con forma y contenidos claros y concretos. Para compartir y reflexionar.
¡Que el Espíritu derrame su ánimo entre nosotros y nosotras! ¡Que el Espíritu Santo siga animando la iglesia de Cristo!

Que en esta nueva conmemoración del 24 de marzo, resuene una vez más el clamor en favor de la memoria, la verdad y la justicia.

No hay democracia sin justicia. No hay paz sin dignidad. Como cristianos y cristianas, reafirmamos nuestro compromiso con un mundo más justo, donde la vida sea valorada y respetada.

Afirmamos, como iglesia, que tan solo la justicia es fundamento de una paz verdadera y duradera, que nos abre a la bendición del Dios de la vida buena y plena.

Jesucristo, Señor del tiempo, de la vida y de la historia, acudimos a ti desde el clamor y sufrimiento de nuestros pueblos, buscando Tu protección contra los incendios en Rio Negro, Chubut, Neuquén y Corrientes.

Levantemos y reconstruyamos la esperanza donde se esté fragmentando, buscando la unidad en vez de la atomización, buscando la dignidad de todos en vez de la burla, y el amor en vez del desprecio.

Pasada la alegría de la Navidad y el regalo de Emmanuel, Dios con la comunidad, nos da la confianza para esperar el futuro con esperanza en el año que comienza.

Una luz multicolor resplandece en medio de nuestra historia y nuestro mundo.

Este 10 de diciembre se conmemora en todo el mundo el 76 aniversario de la adopción, por parte de Naciones Unidas, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La Palabra nos lleva a Cristo, y Cristo nos envía al mundo en servicio de su reino. Ahí es donde tenemos que demostrar nuestra fidelidad a la Palabra y al Nombre que es sobre todo nombre.
