Pandemia Coronavirus (COVID-19) – Pronunciamiento de CIEMAL

22 Mar 2020
en En contexto, Vínculo con otras Iglesias
Pandemia Coronavirus (COVID-19) – Pronunciamiento de CIEMAL

Para las Iglesias Metodista de América Latina y el Caribe, Obispos y Obispas, Presidentes, Pastores, Pastoras, Pastores laicos y laicas.

¡Gracia y Paz!

 

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. Eclesiastés 3:1 …
“tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar”.
Eclesiastés 3:5

 

COVID-19 está causando trastorno a donde llega: muertes, prejuicios económicos, paralización de la industria y del comercio, interrupción de los medios de transportes, aislamiento de personas en sus casas, cancelación de reuniones y servicios religiosos, entre otros. No podemos ignorar tal realidad, pues nos afecta directa e indirectamente a todos.

En cuanto a la iglesia que somos, no podemos evitar nuestra responsabilidad espiritual y social hacia las personas que nos rodean, tanto a nuestra familia de la fe como la familia humana. Lo que necesitamos en estos momentos es unirnos en oración a Dios, pidiendo auxilio divino y buscando medios para ayudar a las personas en la preservación de la vida y la salud de todos y todas.

El metodismo en América Latina y el Caribe se manifiesta en este tiempo con responsabilidad y temor a Dios, para reforzar las orientaciones básicas contra la expansión del virus a todas las iglesias locales en nuestros países, como siguen a continuación:

  1. Respetando las autoridades locales, sugerimos suspender los cultos en las iglesias locales, distritales, regionales y nacionales, así como toda actividad establecida en agenda que implica reuniones de grupos por los próximos dos meses hasta recibir una nueva directriz.

  2. Orientar a nuestro pueblo a respetar las recomendaciones de las autoridades locales y nacionales de sus respectivos países, especialmente las relacionadas con la salud pública, así como las orientaciones dadas por el liderazgo nacional de las iglesias metodistas en cada nación.

  3. Con respecto a la celebración de cultos y servicios religiosos, escuelas dominicales y demás reuniones de la Iglesia, todos deben seguir las directrices de los gobiernos de cada ciudad, estado o nación. La Iglesia primitiva se reunía en las casas. No había templos. Valoramos nuestros templos, pero nuestra fe está en Dios y la verdadera Iglesia somos nosotros mismos, en Cristo Jesús. Como nunca antes, cada discípulo experimentará lo importante que es ser un templo del Espíritu Santo y sentirá el poder de la Iglesia que está conectada con Dios a través de la fe, la oración, la adoración en espíritu y en verdad (muchas veces unos con otros a través de las redes sociales). “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Mateo 18:20. Necesitamos pensar en lo mejor para nosotros y nuestros semejantes. Estamos a tiempo de contenernos, precisamente porque amamos a nuestro prójimo. Nunca hemos sentido tanta responsabilidad por no abrazarnos como ahora, en esta realidad temporal en la que estamos viviendo.

  4. Todos los líderes pastorales deben trabajar un pastoreo diferente en este momento, utilizando adecuadamente las redes sociales para estar conectados con sus ovejas. Las ovejas necesitan continuar escuchando la voz de su líder espiritual, de lo contrario serán pastoreadas por otros líderes religiosos. Ellas necesitan ser alimentadas de la palabra viva que genera fe, esperanza y solidaridad los unos para con otros, dentro y fuera de nuestro campo metodista.

  5. La población debe buscar atención médica en sus ciudades solamente después de verificar los signos claros de esta enfermedad. De lo contrario, provocaremos un caos en el sistema de salud, pues la mayoría de las ciudades no admiten cientos de personas al mismo tiempo en los servicios locales. Como iglesia de fe y razón, tenemos el deber de colaborar de forma racionalmente con nuestro frágil sistema de salud pública.

  6. Nuestra juventud necesita disponerse para ayudar a los ancianos, pues ellos están considerados dentro del grupo de riesgo, más que los niños y la juventud. Busquen caminos para asistir a los más débiles y frágiles en este momento, asistiendo al mercado o las farmacias, pagando algunas cuentas, haciendo otras atenciones de apoyo y compañerismo junto a ellos.

  7. Creemos que es necesario reforzar el lavado de manos s con agua y jabón varias veces al día. Use alcohol gel, no salga de casa, no abrace, no bese, etc.

  8. Estar en casa nos ofrece la oportunidad de aprovechar al máximo para desarrollar relaciones más profundas con nuestros familiares con diálogos más sinceros. También es importante tener una alimentación equilibrada con más legumbres, verduras, pues eso ayudará a la inmunización, así como también hacer algunas actividades físicas dentro de sus casas (en el internet pueden encontrar diversos videos que pueden ayudar). Es un excelente momento para releer las Sagrada Biblia u otros buenos libros, desarrollar dinámicas, juegos saludables junto con sus familiares. Todo esto nos fortalece espiritual y físicamente.

No sabemos cuánto tiempo durará esta situación, pero sabemos en quien estamos creyendo y confiando en estos tiempos de aflicción, angustia y pérdida. ¡No estamos solos! El Dios todopoderoso está con nosotros, habita en nosotros por medio de su Espíritu Santo. Estamos rodeados de personas que nos aman y se preocupan por nosotros, incluso sin poder tocarnos. En lo que a nosotros respecta, debemos comprometernos y asumir la responsabilidad de ayudar a las personas en este momento. Siguiendo las orientaciones, no violar las recomendaciones, no querer tentar a Dios, no querer ser héroe, ser humilde, ser sirvientes, orar en fe por las autoridades, conectarse con sus pastores y pastoras, todos ayudan mucho para hacer frente a COVID-19.

Contamos con la movilización de todos los líderes nacionales y locales para pastorear el rebaño y las ciudades en nombre de Dios.

En Cristo,

Directiva de CIEMAL
Obispo Adonias Pereira do Lago, Obispo Felipe Ruiz Aguilar
Pra. Lizzette Gabriel Montalvo, Pr. Luciano Pereira da Silva

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